Atrapada en un lugar del espacio-tiempo indeterminado, la mansión —cuyos habitantes no pueden abandonarla pues han sido seducidos por ella —, puede despertar en cualquier lugar o época de un modo imprecedible. Eso lo decide la pluma del escritor o escritora que se aloje en Mhanseon. Pero… ¿quién vive en la mansión? Pasa y lo comprobarás.

6 de febrero de 2012

El comienzo



El tren anunciaba por megafonía la próxima parada, en la cual yo debía bajarme. Había sido un viaje largo pero no me importaba.  Siempre me han gustado los viajes en tren. Normalmente dedico esas horas a jugar, inventándome la historia de cada uno de los viajeros que me acompañan en el vagón,  Observo sus rostros con detenimiento,  y en función de sus miradas me imagino su pasado, los motivos por los que están haciendo ese viaje, a dónde van, quién les espera en el lugar de destino…

En esta ocasión también me sentía muy ilusionada por el plan que de improviso se me había presentado para los próximos doce meses, así como las circunstancias en las que había conocido a Keridil Torn. Fue durante una fiesta en la casa de unos amigos comunes. Había mucha gente, todos parecían estar divirtiéndose a lo grande,  bailando frenéticamente una música espantosa; un ambiente en el que me iba encontrando cada vez más aturdida  y que me provocaba un deseo incontenible de huir. De repente vi en un rincón de aquel gran salón a un joven, muy atractivo. Por su forma de vestir, se adivinaba que era un hombre adinerado. Estaba sentado, solo y con la mirada ausente. Tenía una copa de whiskey en una mano y un cigarrillo en la otra, que se llevaba a la boca compulsivamente, como en un intento de llenar ese tiempo hueco y perdido con lo que tuviera más a mano. Me acerqué a él llevada por mi curiosidad, pues no entendía cómo un hombre tan  joven y elegante pudiera preferir estar aislado en lugar de lucir su encanto entre las guapas jóvenes allí presentes.

Me senté a su lado y pareció alegrarse de ello, mirándome como se podría mirar a un salvavidas en mitad del océano. La empatía fue inmediata, la conversación fluida e interesante. Estuvimos hablando de muchas cosas, y entre ellas me contó que había heredado recientemente una mansión, en una lugar perdido del norte y tenía el proyecto de destinarla a residencia para escritores. Había decidido llamarla Mhanseon.  Captó poderosamente mi atención la descripción que hizo de aquel lugar. Parecía idílico e inmediatamente le manifesté mi interés en conocerlo. Le conté que estaba iniciándome en la escritura y le manifesté mi gran interés en  pasar allí una temporada, rodeada de escritores. Me pidió mi dirección y me dijo que en los próximos meses recibiría una invitación para visitar la mansión, e incluso instalarme en ella si así lo deseaba.  Nos despedimos y no volví a saber nada de él.

Pasó el tiempo y ya casi me había olvidado de aquel encuentro, cuando recibí una carta en la que decía:

”En Mhanseon hay una habitación especialmente reservada par ti.
Sin embargo, no deberás revelar que nos conocemos a ningún otro huésped de la mansión.
Es la única condición."


No lograba entender el por qué de ese gran misterio. Pero no dudé en guardar ese gran secreto.

El tren iba finalmente aminorando la marcha según se acercaba a la estación.  Ésta era pequeña y bonita. Al fin paró, y ya en el andén me encaminé a la parada de taxis. Cogí el único que había y le dije al conductor:

—Lléveme a Mhanseon, por favor ¿sabe usted llegar?

—Por supuesto, me contestó. Podría conducir ya con los ojos cerrados a Mhanseon. No sé muy bien lo que sucede allí, señora, pero el hecho cierto es que desde hace dos meses no para de llegar gente.

Mi curiosidad aumentaba con las palabras del taxista. Tras algunos kilómetros por un camino que se adentraba por un paraje cada vez más solitario llegamos por fin a una verja que se abrió misteriosamente en cuanto el taxi se paró frente a ella.
Una vez dentro, un camino bordeado de cipreses trazaba una perfecta línea recta que permitía ver al final una gran mansión, con un diseño extraño, diferente a cuantas había visto nunca.Me abrió la puerta un mayordomo de aspecto sobrio y distinguido. No hizo falta presentarme. Para mi asombro, me dijo:

—Bienvenida a Mhanseon, señorita Yoya, la esperábamos. Mi nombre es Arthur —
mientras me hablaba, mis ojos quedaron atrapados inmediatamente por la majestuosidad de aquel recinto.

—Encantada Arthur. El taxista que me ha traído hasta aquí me ha dicho que han venido muchos huéspedes últimamente. ¿Es cierto?

—Sí, señorita, bastantes. Ahora mismo están la mayoría de ellos tomando el té en el salón.

Inmediatamente apareció una mujer de rostro atractivo y amable.

—Buenas tardes, mi nombre es Marion, soy el ama de llaves. Si me permite le indicaré cuál es su habitación.

La seguí por la gran escalera, que conectaba con un ancho corredor lleno de habitaciones a derecha e izquierda. De sus paredes colgaban unos cuadros de personajes de aspecto sumamente misterioso y que me llamaron poderosamente la atención. Pero no tenía prisa por saber quiénes eran, disponía de mucho tiempo para averiguarlo.

La habitación era preciosa, decorada con un gusto exquisito, y tenía un gran ventanal desde donde se divisaba un inmenso y cuidado jardín y en un extremo del mismo, lo que parecía ser un invernadero. En la habitación de al lado, alguien andaba con tacones haciendo un ruido enorme sobre la tarima y escuchando rock a todo volumen.

Bajé apresurada al salón de té, impaciente por conocer al resto de los habitantes de la mansión. Había unas veinte personas, todas ellas de aspecto sumamente cordial y rostro afable que me miraron sonrientes en cuanto aparecí por la puerta.

Tras los saludos y presentaciones, me atreví a preguntar:

—¿Alguno de vosotros conoce al dueño de la mansión?

Todos dijeron un "¡no!" de una manera tan precipitada y vacilante que al instante adiviné que todos habían recibido la misma nota que yo:

“En Mhanseon hay una habitación especialmente reservada par ti.
Sin embargo, no deberás revelar que nos conocemos a ningún otro huésped de la mansión.
Es la única condición."

Yoya (Lola Luengo)

2 comentarios:

  1. Un texto de alto voltaje literario, de gran belleza y tersura, enhorabuena a la escritora, sin duda una avezada maestra de la pluma.

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  2. Espero la continuación... qué intriga...

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Al escrit@r que escribió este cuento le encantaría conocer tu opinión y aprovecha para darte las gracias por visitar Mhanseon.

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