AKANE FUCHIDA. Mujer de 32 años. Nació en Chikura (Japón), en una
casa frente al mar. Es una mujer menuda, con una larga cabellera negra que
enmarca un rostro de piel muy blanca. Posee un carácter jovial y alegre a pesar
de haber sufrido una infancia difícil ya que su madre de suicidó cuando era muy
pequeña y su padre cayó en un alcoholismo que le convirtió en un ser ausente. Fuma en pipa. Escribe cuentos cortos que hay
que leer frente a un espejo y en ellos esconde mensajes secretos.
LIAM WALLS. Hombre de 35 años. De origen escocés. Alto, rubio con
barba. Ama los coches, la velocidad y la ginebra —a pesar de ser escocés—. Hijo
de una familia con un largo linaje en la abogacía, se resistió a seguir los
pasos de su padre. De éste heredó cierta arrogancia y una tendencia enfermiza a
ocultar sus sentimientos. Escribe historias fantásticas sobre magos y
castillos. Jamás come verduras y prefiere la soledad.
VICTORIA ROBLES. Mujer de 42 años. Quizás la habitante más bella de
la mansión, con una frondosa cabellera cobriza y ligeras pecas en el rostro. Ha
estado a punto de casarse en cuatro ocasiones, y a pesar de haber anulado los
enlaces, conserva todos los trajes de novia que debería haber usado. Escribe
cuentos que no tienen final y es tremendamente ingeniosa. Adora la lluvia.
Tiene un gato.
HÉCTOR LATORRE. Hombre de 47 años. Heredero de una caudelosa familia
criolla en Perú, dejó atrás sus propiedades y su renombre para entregarse a la
escritura después de la muerte de la única mujer a la que había amado. Le gusta
cocinar y nunca añade azúcar al café negro que toma en ingentes cantidades. Colecciona
pequeñas botellas de cristal en las que inserta poemas escritos sobre papiros.
LOUISE SVENSSON. Mujer de 53 años. Desde muy joven trabajó como
enfermera en conflictos bélicos, donde estuvo expuesta al dolor y la pérdida.
Se enamoró de un teniente del ejército ruso con el que tuvo una hija. Los
perdió a ambos. Escribe poemas cargados de dolor y furia. Le gusta cuidar las
plantas del jardín, a las cuales les dedica todo el mimo y el cariño que niega
al resto del mundo.
BENJAMIN COOPER. Hombre de 58 años. Sus abuelos fueron esclavos en
una plantación de algodón en Virginia (Estados Unidos). Ha desarrollado
numerosas ocupaciones a lo largo de su vida: marino, chofer, cocinero, pero su
auténtica pasión es la trompeta y el jazz. Frecuentó los mejores locales de
jazz de Nueva York hasta que un accidente de dejó postrado en una silla de
ruedas. Escribe diarios y le gusta contar historias frente a la chimenea.
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