tag:blogger.com,1999:blog-28445884305260511142024-03-19T11:42:48.992+00:00MhanseonAtrapada en un lugar del espacio-tiempo indeterminado, la mansión —cuyos habitantes no pueden abandonarla pues han sido seducidos por ella —, puede despertar en cualquier lugar o época de un modo imprecedible. Eso lo decide la pluma del escritor o escritora que se aloje en Mhanseon. Pero… ¿quién vive en la mansión? Pasa y lo comprobarás.Marion&Arthurhttp://www.blogger.com/profile/04314983130523184030noreply@blogger.comBlogger73125tag:blogger.com,1999:blog-2844588430526051114.post-60328882781249066062012-06-18T08:00:00.000+01:002012-06-18T08:00:01.055+01:00Atrapados en cristal por Laura Frost<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi8WGefvNnC5SBRdrtKk1IsiDSz2_c6ilfaizC2U5UoOaysQs4neu3PBvi2CKB_A62RhUeEYtNic89EXw3sGCNOPFjIAw-4ZkezahU0Y4wB3TXfcm3pUB5k2UzrMJ1XVqNZAUipW5IBpcw/s1600/botellas+de+cristal+colores+johnny+miller+photographer+5.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="258" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi8WGefvNnC5SBRdrtKk1IsiDSz2_c6ilfaizC2U5UoOaysQs4neu3PBvi2CKB_A62RhUeEYtNic89EXw3sGCNOPFjIAw-4ZkezahU0Y4wB3TXfcm3pUB5k2UzrMJ1XVqNZAUipW5IBpcw/s400/botellas+de+cristal+colores+johnny+miller+photographer+5.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Botellas de cristal fotografía de Jonny Miller</td></tr>
</tbody></table>
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Cuando Héctor Latorre abandonó el Perú desde el puerto de Matarani en Arequipa portaba un equipaje impropio para alguien que había formado parte de la alta sociedad peruana desde su cuna: una maleta con algo de ropa, una bolsa de viaje con un par de libros y el sombrero panameño que había sido de su padre. Regresar a Perú había sido un acontecimiento extraño y desconcertante, después de tantos años viviendo en Nueva York, pero como nada quedaba allí para él, pensó que en sus raíces encontraría algo de sosiego. Se equivocaba, desde luego. Tampoco había nada allí para él, por eso también se marchó. Quiso dejar a tras sus recuerdos, por aquello de soportar una existencia algo más placentera, pero tampoco le fue posible, así que asumió que debía viajar con ellos.</div>
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Una de las ventajas de viajar en barco es que se dispone de mucho tiempo para observar a los demás, y Héctor Latorre siempre había sido una persona muy observadora. Todas las mañanas, a eso de las doce, una señora casi anciana se sentaba en una de las hamacas de la cubierta superior de proa. No hablaba con nadie, ni leía, solo cerraba los ojos y se dejaba bañar por los rayos de sol mientras saboreaba un gin-tonic que ella misma se preparaba haciendo uso de una pequeña botella de cristal. Luego dejaba la botella junto a la hamaca y se marchaba, para repetir el mismo ritual al día siguiente.</div>
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<br /></div>
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Posiblemente, a su alrededor y en aquel viaje, estaban sucediendo muchas cosas, pero a Héctor nada le resultaba más curioso que el comportamiento de aquella extraña mujer. Y así, como quien espera detrás de la puerta en silencio, Héctor comenzó a recopilar una tras una aquellas pequeñas botellas, que comenzaron a tintinear en una maltrecha caja de cartón en su camarote, sin saber muy bien qué hacer con ellas.</div>
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<br />
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— Puede usted congelar sus recuerdos— Héctor se alteró por el aquel susurro que apareció tras de sí.</div>
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<br /></div>
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— Perdón, creo que no la entiendo, señora.</div>
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<br /></div>
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— Digo, que puede usted congelar sus recuerdos, así dejaría de sangrar —la anciana se había sentado junto a Héctor y sacaba de nuevo una botellita de ginebra, en esta ocasión un pequeño ejemplar de The Botanist.</div>
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<br /></div>
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— ¿Y no ha pensado usted que eso es lo que yo necesito? —se defendió él esforzándose para no descomponer la expresión de su rostro.</div>
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<br /></div>
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<br /></div>
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— Nadie necesita eso, querido.</div>
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<br /></div>
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<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Héctor se dedicó unos segundos a reflexionar sobre las palabras de la anciana de penetrantes ojos verdes, quizás porque la soledad ya le pesaba o quizás porque llorar amargamente la muerte de la única mujer que había amado tampoco estaba resultando un consuelo, suspiró con resignación y preguntó:</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
— ¿Y cómo se le ocurre a usted que se pueden congelar los recuerdos?</div>
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<br /></div>
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— Atrápelos entre cristal —sonrió la mujer —, es el único modo de que dejen de hacerse daño entre ellos.</div>
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<br /></div>
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— Pero…¿cómo?</div>
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<br /></div>
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— Use su imaginación, querido.</div>
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<br /></div>
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<br /></div>
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<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>La anciana se levantó y con un caminar absolutamente genuino se fue alejando por la terraza sin volver la vista a tras. Allí dejó a Héctor entre cavilaciones, el cual, repuesto ya de su sorpresa le lanzó una última pregunta.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
— Perdone, señora, no se vaya aún. ¿Podría decirme su nombre?</div>
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<br /></div>
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— Morrigan, me llamo Morrigan — y después desapareció. Héctor comprobó que junto a la hamaca había dejado la pequeña botella de cristal.</div>
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<br /></div>
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<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Aquella noche arreció un temporal de tal modo que los objetos comenzaron a bailar en el interior de los camarotes como si de cientos de niños en una pista de patinaje se tratara. La caja de botellas salió disparada y todas comenzaron a rodar por el suelo mientras Héctor, inútilmente, hacia un esfuerzo por devolverlas sanas y salvas al interior de su habitáculo. Entonces fue cuando sucedió, de repente, uno de los listones de madera bajo el ojo de buey se soltó y de su interior se escaparon unos rollos de un papel tan fino que Héctor rápidamente identificó como papiro. Se trató de una epifanía, un instante en el que en su interior se dieron respuesta sus preguntas y las piezas del puzzle de su desconsuelo rotaron para encajar a la perfección.</div>
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<br /></div>
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<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Cuando las olas se apaciguaron y las gotas de agua dejaron de irrumpir frenéticas sobre el cristal, Héctor, habiendo ordenado la estancia como pudo dada las circunstancias, tomó una pluma y rompió un trozo de papiro para escribir después:</div>
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<br /></div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">A menudo me provoca la idea de soñarte.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><i>Soñar que dibujas mi cuerpo entre pliegues de sábanas,</i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><i>que moldeas mi cuerpo con tus besos ágiles,</i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><i>que vacías mi alma de malos recuerdos.</i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><i><br /></i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><i>Y volver a soñarte.</i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><i>Buscando las palabras que querías decirme,</i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><i>mirándome a los ojos para decir –te quiero-,</i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><i>temblando por el miedo a mi ego implacable.</i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><i><br /></i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><i>Y, de repente, prefiero escribirte,</i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><i>escribirme tu nombre sin miedo en los labios</i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><i>y gritarles a todos el amor con tu nombre,</i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><i>recitarte en poemas</i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><i>y he querido buscar en mi alma desnuda</i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><i>ese pequeño lugar donde te quedes siempre.</i></span></div>
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<br /></div>
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<br /></div>
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<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Enroscó el papiro y lo guardó con cuidado en el interior de una de las botellas que colocó bajo la almohada, después decidió que había llegado el momento de dormir. Y por primera vez en muchos meses, consiguió que sus ojos se cerraran en seco para esperar el sueño.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>A las doce de la mañana del día siguiente la extraña anciana no apareció para ocupar su lugar en cubierta, ni tampoco al día siguiente, ni al otro. Héctor ya no la volvió a ver y un anhelo se le instaló en el pecho, hasta que el viaje terminó.</div>
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<br /></div>
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<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>El enorme transatlántico caló en el puerto de Dover con las primeras brisas otoñales, que son muy diferentes en Inglaterra, y para aquel entonces Héctor ya tenía una curiosa colección de recuerdos en cristal que había guardado con mimo en el interior de su maleta.</div>
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<br /></div>
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<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Al tomar tierra, mientras los viajeros se apeaban entre el jolgorio y la alegría, Héctor comprobó, no sin sorpresa, como un apuesto y bien trajeado mayordomo se paraba junto a un flamante Jaguar negro y portaba un letrero en el que rezaba: Mr. Latorre. </div>
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<br /></div>
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—Buenos días, Mr. Latorre, me llamo Arthur Tidesson y he venido a recogerle.</div>
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<br /></div>
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— ¿A mí? — Héctor se caló el sombrero panameño mientras depositaba una mirada de asombro sobre el mayordomo —. Pero, ¿por qué?</div>
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<br /></div>
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— He de llevarle a su nueva residencia.</div>
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<br /></div>
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— Creo que se equivoca, señor. A mi no me espera nadie, soy nuevo en este lugar. </div>
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<br /></div>
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— ¿Es usted Héctor Latorre?</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
— Si, efectivamente.</div>
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<br /></div>
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— Entonces no me equivoco — el mayordomo tomó el equipaje con elegancia y se dispuso a colocarlo cuidadosamente en el maletero del coche —. Vamos, suba, de lo contrario llegaremos tarde para el vermut.</div>
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<br /></div>
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— ¿Y a quién le debo esta hospitalidad, si se puede saber?</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
— Digamos que pronto lo descubrirá. Por el momento, nos espera un largo trayecto. Suba.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Algo en el interior de Héctor se iluminó como la esfera de una vidente y se sintió embargado por un sentimiento de comprensión poco común. Sabía que debía subir a ese coche y también sabía que no debía hacer más preguntas. Por incierto que fuera el futuro que le esperaba al final de ese camino, intuía que no iba a ser peor que el calvario que soportaba en su actual no vida. Así que tomó asiento en la parte trasera del vehículo para solo realizar una pregunta más:</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
— ¿Hacia dónde nos dirigimos, señor Tidesson?</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
— A Mhanseon, señor.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
¡Plis,plas!</div>
<div style="text-align: justify;">
<b><i>Laura Frost</i></b></div>
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<br /></div>Marion&Arthurhttp://www.blogger.com/profile/04314983130523184030noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2844588430526051114.post-49362417644273458982012-06-15T23:32:00.000+01:002012-06-15T23:32:00.297+01:00El peso de la memoria por NClarín<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhjoSUvErtJXxMoRlIo8Xx7TtuAzrxqXCAlyTImk0ei1yUhU8gB03CX9QOWgzBv7d3lcQChHKCw-SxKtG3tVfYYxrxQ-XI0U7jrOFr6-gz1VT47RHUEbySVCObrSWJlIiFVKynqhxuF2LY/s1600/NClarin.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhjoSUvErtJXxMoRlIo8Xx7TtuAzrxqXCAlyTImk0ei1yUhU8gB03CX9QOWgzBv7d3lcQChHKCw-SxKtG3tVfYYxrxQ-XI0U7jrOFr6-gz1VT47RHUEbySVCObrSWJlIiFVKynqhxuF2LY/s320/NClarin.jpg" width="320" /></a></div>
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Hoy hace un día de perros en Mansheon, se ha levantado un viento desapacible en extremo, hace un frío que cala los huesos y no ha parado de llover desde ayer. Casi todos nos hemos refugiado en la sala de música y ahora mismo estamos escuchando el Concierto para violín en re mayor, Op. 35, de Tchaikovski. Su música es un compendio de los secretos que encierra Mansheon, pues en ella están presentes el amor, la muerte, el destino, la belleza, la desesperación…</div>
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Tchaikovski era homosexual, esto no constituye ningún secreto para nadie, mucho menos para los amantes de su música, lo cual marcó su vida y está en la base de sus fracasos afectivos y emocionales. A pesar de serlo se casó con Antonina Miliukova, una discípula suya, para acallar las malas lenguas y salir de dudas, algo fácil de entender si tenemos en cuenta que en aquella época era un grave pecado. Pero su matrimonio fue un rotundo fracaso que lo sumió en una profunda depresión que lo apartó de Antonina y lo llevó a un intento de suicidio. Fue precisamente en esta tesitura vital en la que compuso el concierto que ahora escuchamos. </div>
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<br /></div>
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Mientras su música nos envuelve, al influjo de la condición del autor y su atormentada vida, recuerdo el caso de un amigo que, de forma inexplicable, se quitó la vida colgándose de un madero en su propia casa. Cincuenta y tres años tenía, los mismos que el compositor ruso cuando murió. </div>
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</div>
<a name='more'></a><br /><br />
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Se llamaba Luis y era el dueño de uno de los dos bares del pueblo, la persona más correcta y atenta que yo he tratado en mi vida. Es verdad que algo debía agitarse en su interior porque a veces tenía reacciones agrias, incomprensibles para mí, pero fuera de esos excesos verbales, que obedecían a una lógica aplastante cuando supe de su secreto, nada hacía suponer en él ningún desajuste anímico ni emocional. </div>
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<br /></div>
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Recuerdo el día en que su hermano menor se lo encontró colgado de una viga del techo de su propia habitación. Su muerte supuso un impacto psicológico tremendo para todo el pueblo, nadie podía explicarse qué motivos podría tener Luis para quitarse la vida. Tal cosa era impensable, inimaginable en una persona como él. Si un suicidio siempre sobrecoge y nos transmite aflicción el suyo, por lo cercano y por lo incomprensible, causó auténtico pasmo, dolor y desconcierto. Nadie supo o quiso encontrar una causa que explicara las obscuras y penosas razones que lo habían llevado a tomar tan fatal decisión. La opinión unánime, aparentemente, pues en los pueblos cada cual tiene su propia opinión, pero no la dice, es que algo muy grave o muy triste debió llevarlo al desconsuelo y no vio otra salida a su desolación que sacrificar su vida. Pero nadie aventuró un motivo. En los pueblos el silencio forma parte de su propia cultura y el suicidio de Luis no iba a ser una excepción, su arrebato fue uno de esos misterios que la muerte se lleva a la tumba y que solo el tiempo, y no siempre, desvela. Porque ¿qué podía angustiar a una persona como él que jamás había protagonizado ningún escándalo ni se había desviado de su conducta modélica, que se llevaba bien con todos, era querido, tenía amigos, carecía de enemigos y nunca hizo o dijo o se le detectó nada que pudiera abonar la sospecha de que lo atormentaba algo tan comprometido como para llevarlo a desear la muerte? Luis era una persona entregada a su trabajo y, en su tiempo libre, a los amigos. Vivía solo, pues sus padres murieron hacía ya tiempo y sus hermanos habían emigrado. Estaba soltero y no se le conocía relación con ninguna mujer. Pero incluso estos elementos, que podrían constituir factores a considerar, se ignoraron, nadie los tuvo en cuenta, pues solteros cómo él abundan en los pueblos y en asunto de mujeres cada cual se las apaña como puede, pues la pacata y reprimida sociedad rural sabe guardar muy bien las apariencias. Su soltería por sí misma no era en absoluto una razón de peso que pudiera explicar su muerte, en cuanto a la soledad, es asidua compañera de los pueblos olvidados a la que están abonados muchos de sus habitantes. Su muerte, pues, a la luz de estos datos, no podía esclarecerse. Aunque no cabe duda de que eran indicios que nadie supo o no quiso valorar, y si alguien lo hizo alimentó al silencio. </div>
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Tuvo que ser alguien de fuera, una mujer, alguien para quien una mirada, un gesto, un guiño tienen significados muy concretos, sin otros elementos de juicio que sus propias observaciones, quien más tarde, cuando la conmoción sufrida por su muerte se fue desvaneciendo, la que me aclaró, en un susurro, el misterio de la causa que llevo a Luis al suicidio: “Era homosexual”. Si hubiera sido del pueblo me habría dicho “era maricón”. Entonces lo comprendí todo. </div>
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<br /></div>
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Homosexual, palabra terrible, innombrable tabú, concepto maldito capaz por sí mismo de arrojar a los infiernos dantescos a la infeliz criatura sobre la que recayera la más leve sospecha de verosimilitud. En los pueblos sólo tiene carta de naturaleza lo apolíneo, ámbito en el que se niega toda posibilidad a tamaña desviación antinatura. “¿Aquí maricones? Aquí todos somos como Dios manda”. No es posible, no, que entre quienes viven de la naturaleza y están en permanente contacto con ella existan individuos que la contradigan. Por tanto, pareja eventualidad es un absurdo, una entelequia. De ahí que nadie hable ni nadie plantee un problema que no existe. No había que descartar que se diera algún caso aislado que rompiera la armonía, nadie ni nada es perfecto, pero eso estaba por saber, y si se sospechaba de alguien en particular se comentaba en circuito cerrado con el asombro de lo inaudito, para que no se entere nadie, no vaya a ser que se cumpla el refrán de to se pega menos la hermosura. Y se calla y se disimula, cualquier cosa antes de enfrentarse al horror de saber que semejante vicio repugnante está entre ellos, eso no se podía admitir, allí sólo había hombres íntegros y mujeres de verdad, puede que hubiera alguna “machorra” como las había en todas partes, una desgracia como otra cualquiera, pero de ahí a admitir que hubiera algún maricón, ¡ni pensarlo! Mucho menos una tortillera. Esa clase de depravaciones pertenecen a otras latitudes, a otros lugares, a las capitales donde todo es libertinaje y perdición, en los pueblos no existen esas cosas gracias a Dios, todo el mundo es como hay que ser y la Santa Madre Iglesia ordena, faltaría más. Además, las habladurías de este jaez hay que ponerlas en cuarentena, ya que pudiera darse el caso de que hubiera gato encerrado, pues en los pueblos circulan ríos subterráneos de odios y envidias que lo enrarecen todo, estas cosas son muy delicás como para darles pábilo alegremente. </div>
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Cuán desdichado o desdichada, empero, quien viviera bajo el estigma de su torcida inclinación. El sólo temor a que la especie pudiera afectarle taja una brecha, excava una sima insondable entre el desventurado y su entorno que lo separa del contacto social fructífero, obligándolo a un vivir sin horizontes y entregándolo a una vida arrendada. A partir de ese momento su espacio vital se cerrará y se abrirá para él la agonía del fingimiento, que se instalará en su mente como penitencia por ser distinto, condenado a avergonzarse de sí mismo por su inconfesable tara. Su única defensa, denegada la de oficio, la encuentra en la suspicacia, la desconfianza, el recelo y la tensión permanentes, sus valedores más fiables y cercanos, para librarlo de las garras del verdugo. Sus alegaciones, desconcertantes e inexplicables –máxime si goza de una reputación general-, se manifiestan en forma de tormentas afectivas que reproducen agrias recriminaciones, cuando no insultos, como respuesta a algún comentario o broma de cuya verdadera intencionalidad albergue alguna duda, que no persiguen otra cosa que desviar la atención del jurado y desconcertar al testigo para desprestigiarlo ante el tribunal que lo juzga. De paso, darse un respiro, reconfortarse a sí mismo, desahogarse, rebajar la presión de su cerebro por la vía de descalificar y ridiculizar a quien, con toda seguridad, lo crucificaría si supiera que no es lo que se ve obligado a aparentar. Pero nadie, absolutamente nadie, puede llegar a sospechar la verdadera naturaleza de sus inexplicables reacciones. Las consecuencias son terribles. Esa constante rigidez de su sinvivir diario soportando la estela del temor a verse sometido a juicio público, a que su nombre circule de boca en boca, a que lo miren de reojo, a que cuchicheen a su paso, a verse estigmatizado por todos, hasta por sus mejores amigos, incluso por su propia familia... Sobre estas y parecidas premisas tienen lugar en los pueblos suicidios inexplicables que sumen a todos en el dolor y en el desconcierto. Detrás late siempre la tristeza insondable de un ser que vive en un mundo que no tolera lo que la naturaleza ha hecho si lo hecho no es natural, como si lo natural fuese lo que el hombre decide que sea en su pretensión estúpida y suicida de corregir a la naturaleza, negando el derecho a vivir como cualquier otro ser humano a quien no ha puesto ni quitado nada para ser como es. Si al menos hubiera en su vida o tuviera la esperanza de encontrar un alma gemela que lo distrajera de su desdicha, pero ¿dónde encontrarla y cómo si sus tribulaciones han de ser las mismas? Y si por ventura la encontrase, ¿qué? ¿Cómo vivir con el permanente temor a ser descubierto, a ser delatado? ¿Cómo borrar en la mirada de los demás el brillo de la sospecha? ¿Cómo deshacerse de la endémica inquietud a ser sorprendido in fraganti, a que un gesto, una mirada, un guiño lo denunciasen, a que el secreto de su infamante condición ya se supiera y todos callaran por pudor o esperaran el momento oportuno para revelarlo o ya lo supiera uno que a su vez lo comentaría con otro y éste con otros hasta que todos acabaran por saberlo y estuvieran al acecho de observar en él cualquier detalle que los confirme en sus recelos? Sospechas, sólo sospechas, su vida es pura sospecha, sospecha hacia todos porque todos sospechan de él. Aun así se agarra desesperado a la esperanza de que mañana será otro día, de que tal vez mañana... Y pasa mañana y pasado mañana y muchos mañanas y lo que aflora es la idea del sacrificio, la convicción de que ya nada vale la pena, de que esta vida es una farsa y la suya, de puro fingir, una tragicomedia, un pleonasmo, una tediosa reiteración mecánica de gestos, hechos y palabras falsas que han hastiado su espíritu y han desfigurado su alma. Ya no puede reconocerse, su yo auténtico no cuenta ni para él ni para nadie, no existe, es un fantasma. La idea de ofrendarse no lo consuela porque, ¿de qué va a servir? Si alguien está en su secreto y es medianamente honesto tal vez lo comprenda y lo compadezca en silencio de forma hipócrita, nada más; y si no lo está ni sabe nada se preguntará por qué sin intención de averiguar la causa, sin preguntarse siquiera si él tuvo algo que ver en su fatal decisión. Su gesto le vale a él solo, comienza y acaba en él, puede que alguien sienta dolor sincero, incluso lo recuerde con afecto, pero nadie sabrá de su supremo gesto de protesta ni de su silenciosa rebeldía, nadie sabrá de su ofrecimiento ni defenderá su causa, sólo hay vacío a su alrededor, nada ni nadie a quién asirse, nada ni nadie por quien luchar, sólo está él ante su absurda vida, ante un ser que se ignora a sí mismo. Su doloroso reproche es el único consuelo que siente antes de entregar su espíritu a su sino con una decepción y amargura infinitas. </div>
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No pude reprimir unas lágrimas con su recuerdo al influjo de las melancólicas notas de la música del maestro ruso cuya muerte también está rodeada de misterio, pues se sospecha con fundamento que se suicidó. </div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Mis compañeros, que observaron mi llanto, dieron por hecho que lo hacía influenciado por la música, y acertaron, pues fue ella la que me transportó a un tiempo en el que la esencia del ser era la apariencia, el disimulo y la mentira que llevaron a muchos a la más angustiosa de las muertes. Hoy también están vigentes esos tres pecados, lo estarán siempre, hoy y mañana también hay muertes amargas, pero mi amigo Luis, de haber vivido hoy, tal vez habría podido darle a su vida el rumbo que él quería y que no pudo darle, sólo pudo hacer uso de la única libertad que le quedaba: disponer de su vida, a pesar de que su vida ya no era vida, y si estaba ya muerto lo único que hizo fue hacer su muerte oficial. No fue, por tanto, un suicidio, ¿cómo iba a serlo si ya estaba muerto? Fue una protesta, no, un reproche al mundo de la única forma en que él podía hacerlo, pues mi amigo era incapaz de protestar. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Acabó el concierto, todos quedamos momentáneamente absortos, abducidos por las vibrantes notas finales del violín, magistrales, imposibles, emocionantes, y como a un impulso todos nos pusimos de pie y aplaudimos, como si tuviéramos a la orquesta ante nosotros. Fue un momento especial. Luego, cada cual se retiró a su habitación a meditar. Yo me dirigí a la cocina, tenía que ver al mayordomo, teníamos pendiente una conversación sobre Morrigan… </div>
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<b><i>NClarín</i></b><br />Marion&Arthurhttp://www.blogger.com/profile/04314983130523184030noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2844588430526051114.post-90701757478096817422012-06-13T23:28:00.000+01:002012-06-13T23:28:00.112+01:00Recuerdos por Mara Nefill<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgCOZimWh-5PC2aKWePY8oxOpMxUbGwhveK3hj6rKEqqGVOMs4WRGEYQAs07fgZauVcr4P7tKbKuANyY-PxzdYLYc7ZTcWmAz3PwnKDrmuuh2OaYYjMfov2-U26EjpURgKSzwinHXAGmpM/s1600/recuerdos+mara+nefill.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgCOZimWh-5PC2aKWePY8oxOpMxUbGwhveK3hj6rKEqqGVOMs4WRGEYQAs07fgZauVcr4P7tKbKuANyY-PxzdYLYc7ZTcWmAz3PwnKDrmuuh2OaYYjMfov2-U26EjpURgKSzwinHXAGmpM/s320/recuerdos+mara+nefill.jpg" width="320" /></a></div>
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<b>Mhanseon-sala de música- 22/12/1880</b><br />
<br />
Victoria despertó a la casa con una canción que Wagner había compuesto para su mujer como regalo de aniversario. Ella la tocaba el día de su cumpleaños, celebraba así su nacimiento y el recuerdo de quien le había enseñado a tocarla.<br />
Hacía tiempo que nadie tocaba el piano de media cola que mi abuela había mandado traer de Viena. Sus dedos se movían ágiles por las teclas, despertando en ellas la añoranza de otros dedos, más jóvenes y más torpes, que reposaban ahora sobre un vestido de tafetán negro en el cuadro que presidía la sala de música.<br />
Yo bajé corriendo de mi guarida en la buhardilla al oírla tocar. Llegué para ver las caras de asombro y felicidad con que se miraban Mr. Tydesson y Mrs. Albrich, agradeciendo la música que inundaba la casa.<br />
Aplaudimos cuando terminó la pieza. Mrs. Albrich lloraba.<br />
—Oh, señora, ¡cuánto tiempo hacía que no se tocaba el piano de Lady Torn ¡¡Cuánto tiempo! —le dijo.<br />
—¿Le molesta que lo haya hecho?— Victoria miraba alternativamente a Arthur y a Marion, buscando en ellos algún gesto de reprobación.<br />
—Si me permite señora Robles, es delicioso el que lo haya hecho—contestó Arthur — Mrs Albrich y yo le damos las gracias por su música.<br />
—Bien entonces—dijo Victoria levantándose resuelta del taburete—. Abramos la ventana y dejemos que el bosque entre en esta sala ¿les parece?<br />
Marion se adelantó a ella y, descorriendo las pesadas cortinas de terciopelo rojo, abrió la ventana a la luz de un día que intentaba vencer a la tormenta del norte. Un viento frío entró en la habitación, levantando la bata de algodón de seda blanca que cubría el camisón de Victoria. Aún no se había vestido.<br />
Arthur se la quedó mirando, admirando el pelo rojizo que le llegaba a la cintura y que se movía al compás de su bata con la melodía de las nubes rotas por el aguacero matutino.<br />
No oyó mi “feliz cumpleaños”, salió corriendo hacía el jardín a bañarse bajo la lluvia.<br />
<br />
<a name='more'></a><br /><br />
<b>Mhanseon –jardín- 0 7/08/2015</b><br />
<br />
—¡Héctor, Héctor! Ven aquí, corre, corre.<br />
Akane estaba en el jardín, trataba de atrapar a un gato que jugaba con unas cornejas. Corría detrás de él, saltando también, tratando de burlar las artimañas de los pájaros.<br />
Héctor llegó con la blackberry pegada a la oreja, se despedía de alguien al otro lado de la línea. Al verla así, no pudo menos que ponerse a fotografiarla.<br />
—¿Has visto qué gatito? ¿No es precioso?—le dijo haciéndole gestos de que dejara de fotografiarla— No te acerques tanto, que se me ven las arrugas. ¡Por favor, Héctor, sabes que no me gusta!<br />
Héctor se rió, le hacía gracia la coquetería de Akane. A él no le importaban las arrugas que aparecían en sus ojos cuando se reía. Trataba de convencerla de que eso la hacía más hermosa, pero sospechaba que nunca estaría del todo tranquila por su diferencia de edad. Había costumbres que no desaparecían ni con los terremotos.<br />
El gato le rodeó las piernas, saludándolo con cola erguida.<br />
—Nos conocemos ya ¿sabes? Me lo encontré en el piso de arriba. Somos ya viejos amigos. Vete con Akane—le dijo al gato— os voy a hacer una foto juntos.<br />
—No me lo dijiste. Que lo habías encontrado. Bueno, tampoco es que me contaras mucho de la buhardilla.<br />
—Estabas en uno de los “días después del encierro” y es mejor dejarte a tu aire. Ya me gritaste lo suficiente al principio, aprendo rápido—Héctor se fue acercando a ella y la abrazó por la cintura—, ves. Dame un beso, anda.<br />
Akane frunció la frente y, con un mohín, le dio un beso en las mejillas.<br />
—Así no, ese no me gusta—Héctor le hablaba mimoso—.Uno de verdad.<br />
El gato les miró fijamente mientras se perdían en el beso. Cuando recuperaron el aliento Akane lo levantó del suelo y le besó a él también — ¿Y cómo se llama?—le preguntó a Héctor acariciando las orejas del gato que ronroneaba de placer.<br />
—No sé. Bueno, la verdad es que quería dártelo como sorpresa de aniversario ¿o crees que me he olvidado?— Héctor la abrazó por la espalda.<br />
—No. Nunca te olvidas—se volvió a él con una sonrisa rota—. Nunca te olvidas— le besó con ternura—.Por eso te amo. Pese a todo, pese a todo…<br />
Héctor le cortó la frase con un beso. —¿Quieres ponerle nombre ahora?<br />
El suspiro de Akane asustó al felino acurrucado en sus brazos. Ella le miró a los ojos y le preguntó —¿Cómo te llamas?— él le contestó con un sonoro “miu”.<br />
—Pues… ¿Qué te parece, Akane, le llamamos Miu?—dijo Héctor.<br />
—No parece muy original pero si él dice llamarse así, que así sea.<br />
—Bueno, no sé qué decirte, desde luego es el nombre heredado de la lengua egipcia…— Héctor agachó la cabeza. Siempre lo hacía cuando decía algo que suponía que los demás no sabían.<br />
—¿Cómo lo sabes?— Akane miraba fijamente al gato que ahora volvía a jugar escondiéndose entre una mata de margaritas.<br />
—Lo leí en uno de los diarios de Cooper. Ellos… bueno, mi tío, encontró uno igual aquí, este debe de ser uno de sus descendientes, es de raza egipcia ¿sabes?, por eso le puso el nombre en esta lengua. Mi tío sabía leer los jeroglíficos.<br />
—Vaya, qué interesante. No me habías contado… ¿Leíste mucho?<br />
—Mucho no. Apenas he empezado el mes de diciembre.<br />
—Ya. Estás dibujando. Me alegro, de verdad, que te hayas puesto a trabajar—Akane suspiró y se dejó caer en el suelo—. Se está tan bien aquí, ¿verdad?<br />
—Sí—contestó Héctor tendiéndose a su lado—. Tengo la cabeza llena de una de mis historias ¿sabes?, me nació en la buhardilla y… esa es la razón por la que se me han quitado las prisas. Tú también estás metida con tus…<br />
—Aja… He terminado uno —Akane se dio media vuelta y se acomodó en el pecho de Héctor—, y hay otro de camino, lo siento en el estómago.<br />
—¿Se ha mirado al espejo?— preguntó Héctor con los ojos cerrados.<br />
—No. Necesita al que viene en camino para completarse.<br />
El corazón de Héctor dio un vuelco que sintió la mano de Akane. — No sé porqué es así, amor, no sé porqué si pongo los relatos delante de un espejo las palabras revelan su oculto—Héctor trató de detenerla, pero ella no lo consintió, con una mano le cerró los ojos y con la otra la boca—. Asusta a veces, noto tu miedo, lo sé, yo también me asusté al principio, no entendía cómo podían hacerlo, de dónde salían… Pero ya ves, ellas me han salvado más de una vez.<br />
Héctor no quería seguir hablando de eso, le intranquilizaba la idea de que las historias de Akane escondieran unos mensajes secretos, que las palabras pudieran cambiar delante de un espejo, darse la vuelta, como las cartas en una mesa de juego. Él creaba mundos de la nada, los hacía crecer desde el principio, controlando cada elemento, cada ser, animado o no. Sus criaturas vivían porque él así lo decidía. Las palabras de Akane tenían vida propia y eso no lo entendía.<br />
Los ojos cerrados de Héctor no pudieron ver el arcoíris que rodeaba la casa. Miu sí lo vio; dejó de saltar entre las flores y fue a acurrucarse encima de su pecho.<br />
—¿Te acuerdas de la historia que me contaba Juanita?—A Héctor le llegaron de nuevo sus palabras—Me acordé de ella en la buhardilla. Tienes que subir. Es preciosa.<br />
—Lo haré—dijo Akane—, pero ahora leeré algo del diario de Cooper ¿ y tú?<br />
—Creo que voy a preparar un suculento almuerzo para celebrar el día en que llegaste a mi vida.<br />
—El día en que desapareció mi país…<br />
—El día en que naciste de nuevo, piénsalo de esa manera. Hay que celebrar la vida. La Tierra se transforma, nosotros con ella.<br />
—Esas fueron las palabras que me dijiste en el autobús que me llevaba al refugio — Akane le apretó la mano—. Bajé como un zombi del avión. Tú estabas entre el grupo de voluntarios, con un chaleco azul de la ONU y una placa con tu nombre. Me quitaste la mochila de la espalda y me cogiste la mano. Soy Héctor Latorre, dijiste muy seguro de ti mismo.<br />
Héctor la besó con ternura. —Veo que te acuerdas—le susurró en la mejilla—. No te olvides nunca de que fue la Tierra misma la que nos juntó.<br />
—No me olvidaré nunca. Ni en la muerte me olvidaré de tus palabras.<br />
—Se acabó—Héctor dio un salto asustando a Akane y a Miu que se quedaron mirándolo con los ojos muy abiertos—. Me voy a la cocina a celebrar la vida.<br />
<br />
<b><i>Diario de Cooper. 16/12/1955</i></b><br />
<br />
El día aún no quiere irse, el sol de invierno inunda mi habitación, parece provenir de lo más profundo del bosque. Los pájaros no paran de llamar al ocaso, pero hoy no quiere venir, no quiere que olvide esta fecha, pero ¿cómo hacerlo? , ¿cómo olvidar los ojos cerrados de tu hijo muerto? Aún hoy recuerdo su cuerpo caliente en mis brazos, su respiración cada vez más lenta, su rostro cada vez más frío. Mis manos no pudieron retener su vida y se fue sin que pudiera oír su nombre. Me dejó la música. Vino para regalarme ese don, desde entonces escucho las notas que nacen más allá del cielo y que paren las palabras que conforman las canciones, tristes, solitarias, oscuras, que hablan de ese amor que nunca verá la luz. Mi corazón llamó a mi hijo Blueray. A veces sueño que está vivo y que conmigo cultiva campos de trigo y canta los domingos en la iglesia alabanzas a un dios que le da fuerza. Me lo imagino de la mano de una mujer con vestido de lunares naranjas y sombrero de paja que guarda en su interior el hijo que le ha hecho. En ese sueño hace calor y yo sólo toco la trompeta en el baile de los sábados. Cuando él y su madre se fueron con su dios yo vagué mi desesperación de un lado a otro de una tierra seca que no me quería. Pensaba que era un castigo por haber nacido negro, engendrando hijos negros nacidos para el hambre y el barro sucio, sólo apoyar los labios en la trompeta me daba el valor necesario para seguir caminando. En Nueva Orleans entendí que nada de lo sucedido era castigo; allí una mulata que hablaba con los espíritus me dijo que él no había nacido para vivir, que sólo era un mensajero de los dioses que vino para darme un regalo, una misión, yo tenía que seguir tocando la música que ellos me mandaban, sólo tenía que escuchar. Lloré mucho ese día, tanto que subió la marea e inundó el paseo del muelle, y todo ese llanto lo toqué, entre whisky y whisky, a los borrachos que llenaron el bar. Entendí mi dolor, pero no me libré de él, cada 16 de diciembre viene a recordarme que tengo que permanecer atento al silencio para que los mensajeros no mueran en vano.<br />
Hoy me quedé todo el día en mi habitación, escuchando, con un lápiz en la mano y la trompeta sobre mis rodillas. Héctor me trajo una bandeja con sopa de castañas y un pan que había hecho él mismo. No me preguntó nada, ya sabía que hoy era un día especial para mí, me puso una mano en el hombro y me dijo: “si quieres hablar, ya sabes dónde encontrarme”, y se fue sin más. Héctor es una de las mejores personas que he encontrado en mi vida. Hay cosas que aún no ha contado y, pienso que son, como las mías, dolorosas.<br />
A través del ventanal vi a Louise, se pasó toda la mañana removiendo la tierra en uno de los parterres más alejados, casi la borde del camino que rodea el bosque. Creo que lo hizo a propósito, que sabía que estaba detrás de los cristales, escuchando el silencio y revolcándome en mis nostalgias. Al volver a casa pasó por delante de mí, se quitó un guante sucio de tierra mojada y abrió su mano blanca en un saludo. Nos miramos a los ojos y me dedicó una sonrisa triste y cómplice. Volvió a la hora del té y golpeó con los nudillos los cristales, yo estaba enfrascado en una composición y creí que esos golpes eran unas notas que se habían perdido, me sorprendió verla allí, su pelo brillaba al contraluz y su rostro moreno de aire libre parecía iluminado, me costó salir del asombro y corrí a abrirle, entró una brisa fresca pero ella se quedó en la puerta, “no te quiero molestar”, me dijo, “ya sabes que no hablo mucho… que me cuesta hacerlo, pero quiero que sepas…”. No terminó la frase, me tendió un sobre blanco y grueso y se fue rodeando la casa, supongo que hacia el invernadero. Aún no lo he abierto. Espero el momento en que las manos dejen de temblar.<br />
<br />
<b>Mhanseon 22/12/1880</b><br />
<br />
El comedor olía al chocolate caliente que Mrs Albrich le había preparado a Victoria, ella también quería homenajearla en su cumpleaños con un desayuno especial. El aroma de la canela con la que lo había especiado se fundía con el azúcar glass de los picatostes recién fritos. Era, lo que desde entonces se denominaría en Mhanseon un “desayuno español” y que a mí, adicta al sobrio té negro, me transportaba a los países exóticos que sólo conocía por los diarios que Sir Richard Burton escribía para la Royal Geographical Society y que recibíamos puntualmente cada trimestre.<br />
Victoria disfrutaba despacio de su desayuno, la veía contenta, saboreando cada olor, cada textura. Marion la miraba complacida.<br />
—Me alego de que le guste el desayuno, señora, Arthur y yo misma se lo hemos preparado con la intención de que en un día como hoy se encuentre más cerca de su casa.<br />
—Señora Albrich, es uno de los mejores regalos que han podido hacerme. El chocolate, y el africano en particular, es una de mis debilidades. Le estoy muy agradecida, hágaselo saber al sr. Tyldeman.<br />
—Así lo haré señora. Muchas gracias por su amabilidad.<br />
—Sabe. Hace unos años tuve a oportunidad de visitar una plantación en África —Victoria, con las dos manos en la taza humeante, cerró los ojos y aspiró el olor—.Recuerdo un bosque inmenso y una tierra húmeda. Sabe, las semillas son muy grandes—miró a la chocolatera de cobre—, algunas más que esta chocolatera, y amargo… amargo… Es una tierra muy hermosa… el verde es rico, jugoso… las piñas ¿las ha comido alguna vez? , son dulces como el sol. Es una tierra fértil.<br />
A Marion le gustaban las historias de los viajes de Victoria, yo sabía que hablarían durante un buen rato, así que salí discretamente en busca de su regalo de cumpleaños.<br />
Cuando volví, Mrs Albrich había roto el protocolo y se sentaba cerca del aparador escuchando la descripción de las costumbres de los nativos que trabajaban en una explotación de caucho. Estaban tan concentradas que no me vieron cuando puse encima de la mesa una sombrerera verde cerrada con un enorme lazo morado que empezó a dar saltos en cuanto se sintió segura.<br />
—¡Oh, dios mío! ¿Qué es?— Victoria se dio prisa en levantarla de la mesa, rápidamente se deshizo del lazo y abrió la caja para encontrarse con dos enormes ojos verdes y unas grandes orejas escrutadoras —¡Dios mío! Es un gatito, un hermoso gatito—Victoria lo sacó de la caja y lo observó detenidamente—¡Es precioso! Parece un pequeño leopardo ¿verdad? Pero quién… quién… Muchísimas gracias, es… ¡Cómo sabían que me encantan los gatos?<br />
Estaba realmente encantada con mi regalo y a él se le veía muy a gusto en su compañía. Decidí que serían grandes amigos. Compartían el color de los ojos y un lejano origen.<br />
—Hay una tarjeta dentro de la caja, señora—le dijo Marion.<br />
—¿Qué pone? Léamela, por favor— Victoria no quería dejar de mimar a su regalo.<br />
—Es del conde: “Dicen de los gatos egipcios que transportan el alma de sus dueños hasta el paraíso de la felicidad eterna, y que sea eterna en felicidad es nuestro deseo en el nuevo año que hoy celebra con nosotros”—la voz se le quebró un instante, buscando fuerza para continuar— la firma Sir Richard Archibald Torn y Morrigan Torn.<br />
Marion no pudo contener las lágrimas. Siempre se emocionaba con los regalos. Victoria recibió nuestra felicitación agradecida y preguntó:<br />
—De acuerdo. ¿Qué nombre te ponemos?... ¿Qué decís? ¿Cuál le iría bien? Sabéis, hace tiempo tuve… bueno, no era mío realmente, pertenecía a… — Victoria no sabía si contárnoslo o no—Bueno… no tiene importancia. ¿Qué nombre te ponemos amigo? — se quedó pensando un rato como valorando distintas opciones. A Marion no se le ocurría nada más que Albert, pero no se atrevía a decirlo y yo no quería que nadie supiera que sabía el nombre que el gato se daba a sí mismo— ¿Qué os parece si le llamamos Orejas Blancas?<br />
A Orejas no parecía gustarle mucho ese nombre, ya que ni se inmutó cuando lo nombraron, por el contrario, respondió con un sonoro “miu” cuando Victoria le volvió a preguntar el nombre.<br />
—¿Bast?—dijo Victoria mirándole a los ojos—¿Te parece bien Bast?<br />
Pero él insistía en el suyo propio. Así que, decididamente, Miu se impuso sobre cualquier otro. Evidentemente era un gato con personalidad propia que había encontrado en Victoria su alma humana.<br />
<br />
<b>Mhanseon-habitación de Liam- 16/12/55</b><br />
<br />
Liam no había parado de trabajar en todo el día, apenas un descanso para unos sandwiches a medio día y estirar un poco las piernas. Estaba en racha. Dentro de su cabeza todos los datos que había recopilado durante años sobre Camelot, Merlín y su linaje empezaban a encajar y sus dedos los traspasaban sin apenas pasar por su cabeza. Había llegado al punto en que, por primera vez, en los textos se menciona a la princesa Morgana, Liam se emocionaba y, en voz alta, decía lo que escribía:<br />
—Me llamó la atención las contradicciones existentes entre Lord A.B.Newton y Henry Perceval en el tratamiento dado a Morgana. Siguiendo la pista de este último me llegué a la Abadía de Lourdcastle en Eaton y en su biblioteca encontré un manuscrito datado en el año 1000 en el que describe el matrimonio entre Morgana, princesa de Cornwall con Merlín de Canterbury…<br />
Liam levantó los ojos del papel— Morgana— repitió el nombre, casi rezándolo, y se dirigió a la ventana. Tuvo que limpiar los cristales de vaho para ver cómo caía la nieve sobre el crepúsculo —¡Nieva! ¡Nieva! — empezó a reírse como un chiquillo. Se tiró en la cama de un salto y cerró los ojos jugando a ser un ángel sobre los edredones blancos, como aquél día, sobre un lecho de musgo en un claro del bosque de Mhanseon. La nieve siempre le recordaba la piel de la mujer que le selló el destino: blanca y fría; y los copos cayendo parecían susurrar su nombre. Empezaba a caer de nuevo bajo su influjo, sabía que si seguía rememorando ese momento acabaría como era habitual, perdido durante días en ese recuerdo, reviviéndolo una y otra vez.<br />
—La nieve—dijo en voz alta rompiendo el hechizo—. La nieve. Vayamos a jugar al jardín. ¡Vámonos a la nieve!—saltó de la cama llamando a Héctor antes incluso de salir de su habitación.<br />
<br />
<b>Mhanseon 22/12/1880</b><br />
<br />
Poco después del almuerzo llegó un primo de mi padre, Bartolomew Torn-Hedding, barón de Argyle; vino cargado con dos enormes maletas llenas de etiquetas. Yo estaba jugando con mi karrigan a atrapar los minúsculos copos de nieve que empezaban a pintar de blanco el césped y no me dio tiempo a llegar a la puerta antes que él. Me hubiera gustado abrazarlo antes de que Arthur le abriera la puerta, pero llegue a tiempo de escuchar cómo Victoria se presentaba. Mi primo se quedó prendado de ella en cuanto la vio.<br />
Bartolomew es encantador, el más encantador de mis primos. Debe rondar la cuarentena y aún permanece soltero, aunque parece que sus encantos de caballero escocés acaban de conquistar a una damita que probablemente le haga pensar en cambiar de estado. Viene de París, donde dejó a mi padre, trayéndonos sus noticias y su regalo: una caja enorme con unas grandes letras rojas advirtiéndonos de su fragilidad que llevaron, por indicación del barón, con mucho cuidado, a la sala de música. Me puse nerviosa al intentar abrirla y Arthur tuvo que quitarme de las manos un cincel con el que pretendía deshacerme de los clavos. Entre sus risas y mi nerviosismo abrieron la caja y entre los dos sacaron el aparato más extraño que había visto en mi vida. Victoria empezó a aplaudir excitada “¿Es un fonógrafo, verdad?!”, Bartolomew asintió complacido “Veo que conoce los últimos avances de la civilización”, yo les miraba a ambos tratando de obtener más información, para complacerme mi primo empezó a manipular la manivela que lo cruzaba con un ritmo constante, entonces en la sala de música se coló la melodía de una pieza de piano que no pude reconocer, pero que me fascinó, acto seguido la voz de mi padre retumbó por toda la sala:<br />
—“Mi amada Morrigan, canta conmigo, esta es mi voz, únete a ella —y empezó a cantar mi canción—: Había una vez un bosque de niebla/ con dos cuervos blancos y una pluma negra/ Había una vez un arca de piedra/ en el que la muerte no era tristeza”.<br />
Era la canción con la que crecí, acunada en la cueva oscura, por las voces sin cuerpo que me enseñaron a caminar sobre las aguas del lago.<br />
—“Había una vez un nombre encantado/ cuando se pronuncia el nombre sagrado/ las tormentas vienen a sellar su pacto”.<br />
No vi a Victoria salir de la habitación abrazando a su pequeño gato, ni al barón disculparse alegando cansancio del viaje, me quedé extasiada, dándole vueltas una y otra vez a la manivela, cantando con mi padre nuestra canción:<br />
—“Morrigan, Morrigan, Morrigan /cantan las montañas/ susurran las aguas/ y aquel que lo sueña/ Morrigan la maga/ lo encanta cantando/ en su cueva blanca”.<br />
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<b>Diario de Cooper 16/12/1955</b><br />
<br />
Ha empezado a nevar. Los copos llegaron, silenciosos, con la oscuridad y la tenue luz del farol que ilumina mi puerta al jardín les confiere un halo de misteriosa paz dorada. Quizá mañana, cuando nos levantemos, todo esté cubierto de nieve. Escuché exclamaciones de alegría por la casa, hasta Liam dejó de teclear para bajar con Héctor a disfrutar de la nieve. Svensson parece que declinó la oferta con un escueto “la nieve no me gusta”. Yo, aunque tentado a salir, preferí continuar con mi encierro y me decidí a abrir el sobre de Louise. Es un poema. Se me ha quedado dentro, pegado a la piel, como la carta que lo acompaña, escueta:<br />
“Sé de tu dolor, mi carne puede compartirlo con la tuya, como mi alma. Quizá algún día logre decir con palabras lo que sólo puedo escribir. Si hablo, si lo cuento, será más real aun de lo que es y todavía sueño que es eso, un sueño del que despertaré. Tal vez por eso hablo poco. O quizá es que tengo que aprender a hacerlo. Tienes mi afecto Benjamin.”<br />
Esas cuatro líneas me contaron más de ella que todas las conversaciones que tuvimos desde que llegué a esta casa. También me han abierto la puerta a una esperanza, no sé cuál es; su poema me hiela, como la nieve que empieza a cubrir el bosque, y al mismo tiempo me calma, silencia mi dolor, lo amortigua, lo comprende, lo sana. Estoy seguro de que para ella ha sido un paso importante, decisivo, ha compartido conmigo algo más que palabras, mucho más que dolor o que recuerdos, se ha compartido a sí misma. Iré despacio, mi dolor carece ya de culpa o de miedo, pero el suyo está lleno de ambos.<br />
Mi hijo hoy me hizo dos regalos: una nueva canción y el afecto de Louise. Mucho más de lo que podía desear.<br />
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<b>Mhanseon – sala de música- 07/08/2015</b><br />
<br />
—¿Qué te pasa?, dime, por favor, dime algo ¿Qué tienes?<br />
Héctor entraba sobresaltado en la sala de música. Hacía tan solo una hora había dejado a Akane escuchando unos discos de jazz –fussion que habían encontrado en uno de los armarios. La casa tenía una colección que podría calificarse de importante y que empezaba con un ejemplar de uno de los primeros fonógrafos. Hasta el año 2012 estaban representados todos los géneros y todos los soportes. Los que habían vivido allí a buen seguro que amaban la música.<br />
—Por favor, Akane, ¡mírame! ¡mírame!— la zarandeaba intentando rescatarla del llanto que la ahogaba. Apenas podía respirar. La abrazó fuertemente, acariciándole la espalda — Venga… dime…ya… Akane… qué sucede… Me estás asustando. Por favor.<br />
Akane no podía hablar. Héctor le secaba las lágrimas y sus caricias la tranquilizaban pero aún no tenía palabras, le dio el Diario de Cooper abierto por la página que estaba leyendo, Héctor lo cogió, entendía que eso era lo que le había provocado el ataque de angustia. Leyó todo lo rápido que pudo.<br />
—Bien, se le murió un hijo... su muerte le regaló la música … ¿Por eso lloras? — No podía creer que esa fuera la causa, era triste sí, pero por lo poco que la conocía no era algo que la afectara, no conocía a nadie más habituado a la muerte que ella.<br />
Akane empezaba a tranquilizarse. Le tendió temblorosa una hoja un tanto amarillenta que parecía haber estado doblada durante mucho tiempo. La leyó en voz alta:<br />
“El deber de todo prisionero es escapar. / Lo repetí tres veces, despacio/ y lo escribí en las paredes./Mi piel lo lleva tatuado, /por dentro/pegadas a los pulmones/ las palabras negras:/ el deber de todo prisionero es escapar./ La tinta, negra/tiñe el corazón y el estómago/busca el alma/ prisionera en algún lugar/ aquí dentro / para recordarle…/ Para recordarle su deber/ el deber de todo prisionero/el deber de escaparse”.<br />
En la sala una voz blanca cantaba sobre las notas de un arpa “deep as the ocean blue I want to be”. Héctor apagó el reproductor de cds, dobló el poema en cuatro partes simétricas y lo devolvió a su lugar en el diario. No dijo nada. Sólo la abrazó más fuerte aún, queriendo meterla dentro de su piel, calentarla con su corazón. Sabía que era lo único que podía hacer.<br />
“Lo entiendo, mi amor, lo entiendo—pensó—.Ojalá desaparecieran los recuerdos con los terremotos”.<br />
<br />
<br />
<b>Mhanseon- habitación de Victoria- 22/12/1880</b><br />
<br />
Victoria se encerró en su habitación con una taza de té de menta que ella misma insistió en prepararse de acuerdo a una antigua receta árabe. Estaba siendo un día lleno de sorpresas y regalos: la lluvia de la mañana, el chocolate de África, el gato que ahora jugaba sobre su cama, el barón venido de un París lleno de luces y nuevos inventos, el fonógrafo y su canción… Un montón de recuerdos se le agolpaban en el corazón. Abrió el armario donde guardaba sus tesoros, acarició uno por uno sus vestidos y eligió uno de ellos.<br />
—Mi último vestido—dijo mirando a su gato.<br />
La seda roja flotó sobre el algodón inmaculado de la colcha. Miu se arrebujó entre los almohadones, lejos de esa tela que tenía vida propia. Despacio, Victoria se quitó el vestido de tarde y se deshizo del moño que aprisionaba su pelo. De la cómoda sacó un bote dorado que, al abrirlo, confundió sus olores con los del té. Se fue aplicando la crema que contenía por todo el cuerpo y su piel se fundió con las rosas de Alejandría que, ahora, colonizaban todo el ambiente.<br />
—Este es el olor que a él más le gustaba. Me decía que el desierto, los días de luna azul, huele así, como mi piel. ¿A ti te gusta?<br />
El gato ronroneó. Victoria se le encaró. Los cristales oscuros de noche reflejaban su cuerpo desnudo —Veo que sí. A sus gatos también. Él tenía muchos, sabes, su casa estaba llena de hermanos tuyos jugando por todas partes. Mandó coser este vestido para mí. Trajeron la seda de Japón y los hilos de oro de Abisinia, los velos los tejieron en Damasco y tres costureras vírgenes de El Cairo bordaron las estrellas que los adornan.<br />
La túnica roja cayó sobre el cuerpo de Victoria como una segunda piel. Con el velo blanco cubrió su pelo y mirándose en el reflejo de la luna que vencía las nubes de nieve tapó su rostro, dejando que las estrellas de oro iluminaran sus ojos pintados de khol.<br />
—Me hubiera gustado ser su esposa, ver pasar la vida mirando el río desde la atalaya de su casa y el amanecer rojo desde su cama. Lo amé más que a ningún otro. Por ese amor estuve a punto de incumplir mi promesa. Pero no pudo ser, él tampoco supo decirme…—suspiró y continuó hablándole a la oscuridad—. Se llamaba Rachid As Salamiya Abu Rami y yo iba a ser su cuarta esposa. La noche antes de la boda me puse el vestido y entré, venciendo los obstáculos y las vigilancias, en el ala de la casa destinada a los hombres y me colé en su alcoba cuando se disponía a acostarse. Él creyó que era una visión, una hurí; cuando me quité los velos y desnudé mi cuerpo no pudo contener su abrazo, aún hoy siento sus manos sobre mí. Me amó hasta que la llamada a la oración rompió la madrugada. Cuando el muecín terminó de cantar las alabanzas a Allah le hice la pregunta, la misma que a todos los hombres que le precedieron en mi corazón. Deseé que la contestara, recé para que pronunciara las palabras exactas, las que me harían suya para siempre. Pero no fue así, él tampoco supo contestar a mi pregunta — las palabras se le atragantaban—.Por eso estoy aquí ahora, ya ves, gatito—suspiró— y tú me recuerdas esos días. <br />
Miu se acercó a ella y le lamió las manos.<br />
<br />
<b>Mhanseon- habitación de Héctor- 16/12/1955</b><br />
<br />
Héctor escribía con el cuidado de una encajera sobre un trozo de papiro. Cuando terminó alejó la pluma de ganso que goteaba tinta negra para que no pudiera dañar su trabajo. Inhaló fuertemente y exhaló despacio. Leyó en voz alta lo que había escrito: — Flores blancas sobre tu tumba/nieve en mi rostro/frío en tus manos/hielo en mi alma.<br />
Dejó el poema cerca de la estufa de la habitación y se levantó a ver caer los primeros copos de nieve del invierno; lo hacían dulcemente, sobre el tejado del invernadero, la tenue luz dorada que cuidaba de las orquídeas confería cualidad de diamante a los copos blancos.<br />
—Lo que más me gusta es ver nevar— le decía a un recuerdo—.Eso me dijiste la primera noche que cenamos juntos en Santiago, en ese restaurante con aire afrancesado del Hotel Imperio. Cerca de nuestra mesa comía una familia que celebraba un aniversario, mezclaban un paté de ganso con sopaipilla*, nosotros nos reímos de ese olor a dinero nuevo, a mina de cobre. Me dijiste entonces que nuestras bodas de oro las celebraríamos en los Alpes, cubiertos de gorros de lana de vicuña y pieles de osos blancos. Te reías tanto, no parabas de hacerlo, por cualquier cosa, hasta cuando acariciabas mi mano y me amenazabas con el tenedor pidiéndome un juramento solemne. Yo te lo juré, te juré que en nuestro aniversario comeríamos sopa de cebolla y queso mientras la nieve nos cercaba en la montaña. Ya no me acuerdo de tu olor ¿sabes?, de tu risa sí, pero el olor… tu olor… ha desaparecido de mis manos.<br />
Unos fuertes golpes rompieron su discurso —Héctor, Héctor, ¡está nevando! — Liam gritaba como un chiquillo—, ven, vamos, vamos al jardín.<br />
(*sopaipilla: plato chileno hecho a base de pasta de harina y calabaza frita en forma de obleas).<br />
Mhanseon -sala de música- 07/08/ 2015<br />
—Déjame sola un momento, por favor, ya estoy bien. Si no fuera por ti que me cuidas… ¿Me pasas la petaca? De verdad que estoy bien, me fumo una pipa tranquilita mientras tú me preparas una de esas cenas deliciosas.<br />
—Aquí tienes—Héctor le tendió la petaca pero, antes de que ella la cogiera la abrió y olfateó su interior—. Huele bien este tabaco. No sé cómo consigues fumar, pero huele bien.<br />
—Ya te dije—Akane cogió la petaca y comenzó su ritual eligiendo una pipa larga con boquilla de nácar— en la tienda de tabaco donde trabajaba. A los clientes les gustaba.<br />
—Bueno, me voy. ¿Quieres que te ponga algún disco en especial?<br />
—Pues sí… uno de esos de Satie que escuchamos el otro día.<br />
—¿No te parece un poco triste?<br />
<br />
—No, me relaja.<br />
Héctor eligió la “Petite ouverture á danser” y se fue. No cerró la puerta, seguro que no oiría la música desde la cocina pero al menos no se sentiría lejos de ella.<br />
<br />
<b>Mhanseon - habitación de Louise -16/12/1955</b><br />
<br />
—Tal vez no debiera haberle dado a Benjamin la carta, ni el poema. Una temeridad. ¿Por qué lo he hecho? ¿Por qué? Ahora creo que no hice bien, pero estaba tan… tan… No sé si será consuelo, no es que quiera consolarlo, ¿cómo hacerlo con mi amargura? Ojalá pudiera, ojalá pudiera deshacerme como la nieve con el calor, fundirme sin más, desparecer convertida en nada, dejar de recordar, de sentir, de pensar. Torn no me dijo que fuera a tener compañía, no me dijo que volvería a …<br />
Louise se estremecía delante de la ventana, fuera la nieve empezaba a cubrir los parterres de invierno. La veía caer silenciosa, sin previo aviso, amenazando con cercarla en la casa.<br />
—No me gusta la nieve —las palabras mancharon de bruma cálida los cristales—. No me gusta la nieve— Louise no podía contener las lágrimas—. A Ilya sí, disfrutaba de ella, pese a los bombardeos, pese a la sangre y a la muerte, decía que era una bendición del cielo, que con su silencio lo limpiaba todo —los labios se le abrieron en una media sonrisa—. Cantaba una canción… algo así como… oh nieve blanca de las nubes caes… , si pudiera acordarme ahora. Así lo vi por primera vez, cantándonos, a los prisioneros, a sus enemigos…— sorbía las lágrimas que le inundaban los labios Ilya, Ilya, qué te hice… qué os hice…<br />
Le asustaron los golpes en la puerta. — Louise, Louise— era la voz de Liam— . Está nevando. Héctor y yo nos vamos al jardín ¿vienes?<br />
De su estómago salió un seco — No me gusta la nieve.<br />
<br />
<b>Mhanseon 22/12/1880</b><br />
<br />
La cena fue exquisita y la tarta Emperatriz el colofón perfecto. Victoria lo celebró brindando por nosotros.<br />
El primo Bartolomew no dejó de interrogarla durante toda la velada, se notaba su creciente interés por ella y yo alentaba su curiosidad. La tarta llegó con los vinos dulces en el momento preciso en que le contaba como, al ser la menor de una familia muy numerosa, sus padres, de apretados recursos económicos, la dejaron al cuidado de una tía soltera que, pese a estar medio inválida, no pasaba más de tres meses en su cortijo de Sevilla, el resto del año viajaba por el mundo, a ser posible en tren, su medio de locomoción favorito. Cuando la probó exclamó “¡La receta de Viena! Mi preferida.” Entonces nos contó su viaje a la corte Austrohúngara acompañando a su tía a las bodas de Francisco José I. Hablaba de ellos como si se tratara de miembros de su familia, mi primo la escuchaba embelesado. “Allí conocimos al Príncipe Otto de Austria-Hungría. En su palacio del Lago Constanza pasamos una temporada maravillosa. Qué hermosa región, ¿la conoce, barón?”, “Por favor, llámeme Bartolomew, se lo ruego”. Estaban tan cerca el uno del otro que parecía no haber nadie más sentado a la mesa. “Pero bueno, no quiero aburrirle con mis recuerdos…” “Por favor, señora, cómo podría hacerlo”. El estallido de una copa en el otro extremo de la mesa rompió su encuentro. La mancha de vino rojo se extendió hasta casi rozar su mano. “¿Le apetecería compartir conmigo un licor?, es, precisamente, de la región de Baden”, sugirió mi primo levantándose. Arthur, diligente, intervino para que la mancha no cubriera todo el mantel. “Veo, Arthur” le dijo Bartolomew al salir “que seguimos con la costumbre de siete a la mesa”. “Hay cosas que no se pueden cambiar señor, usted bien lo sabe”, le contestó cabizbajo.<br />
Se fueron hacia la sala de música, Victoria tocaría para él unas piezas que el príncipe le había enseñado. Yo me quedé viendo cómo Arthur luchaba contra la mancha.<br />
<br />
<br />
<b>Mhanseon- sala de música- 07/08/2015</b><br />
<br />
—El deber de todo prisionero es escapar —la voz entrecortada de Akane se superponía a las notas, limpias y cálidas, de un piano—… mi piel lo lleva tatuado…—le costó levantarse del sofá. Caminó lentamente hacia la ventana. Fuera una brisa de verano revolvía las primeras hojas secas de una acacia—. La tinta, negra, tiñe el corazón… —apretó con fuerza la pipa caliente, buscaba sustento en ella—… para recordarle su deber … el deber de escaparse.<br />
Se quedó muda y quieta observando cómo cambiaba el paisaje, delante de ella el jardín se convertía en una playa a la que llegaba un mar gris. Sus ojos tenían cinco años y no querían ver lo que ocurría sobre el suelo de madera de la habitación. Oía una respiración cansada, ya sin voz, que le decía “perdóname, perdóname, no puedo seguir prisionera, no puedo seguir en esta prisión. Mi niña, mi dulce niña, ¿sabrás perdonarme?”.<br />
—El deber de todo prisionero es escapar—murmuró.<br />
Sus pies de niña sintieron un líquido caliente y rojo teñir la madera blanca. Se cortó con los cristales rotos de un espejo cuando intentó abrazarse al cuerpo sin vida de su madre. <br />
—Okasan, madre—susurró—. Tu voz volvió a hablarme en esas letras. Todas las muertes siempre fueron la tuya… pero ya pasó, ya pasó… Entendí y perdoné ¿por qué no habría de hacerlo? No me dejaste sola, okasan, conmigo se quedaron los espejos… siempre los espejos.<br />
Akane se volvió sonriendo y apagó el reproductor de cd’s.<br />
<div>
<br /></div>
<div>
<b><i>Mara Nefill</i></b></div>Marion&Arthurhttp://www.blogger.com/profile/04314983130523184030noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2844588430526051114.post-46989175881312128522012-06-11T06:30:00.000+01:002012-06-11T06:30:03.021+01:00Encuentros por Luisa Grajalva<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjIRCspsr4gYVbstAWuYYWPB3mDAmXqyvwQ7TTgUSwvcgKo4IE6fnxrgO_vWd-_ciPZ31PsivQQcE5ZGJxkUk6dcb-FbfXs8iwQAh6bGDe9mlNsNhrVu1LjfDDNloqUOk2wh-xYmU_OIu0/s1600/Shadows+-+Paul+Delvaux.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="211" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjIRCspsr4gYVbstAWuYYWPB3mDAmXqyvwQ7TTgUSwvcgKo4IE6fnxrgO_vWd-_ciPZ31PsivQQcE5ZGJxkUk6dcb-FbfXs8iwQAh6bGDe9mlNsNhrVu1LjfDDNloqUOk2wh-xYmU_OIu0/s400/Shadows+-+Paul+Delvaux.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Ilustración de Paul Delvaux</td></tr>
</tbody></table>
<br />
<div style="text-align: justify;">
El mundo suele pensar que la noche ha sido hecha para dormir, pero en Mhanseon las cosas son distintas. En sus jardines puede verse un caballo que galopa desbocado o a una estatua bajar de su pedestal y sentarse a conversar en algún rincón con Marion. También, un reflejo de luna fugitivo que trata de ocultarse detrás de cada árbol. Y una rosa de extraordinaria belleza que desaparece bajo tierra si nos acercamos mucho a ella. Incluso, en noches claras, una hermosa joven, vestida de rojo, invita a acompañarla con la hipnótica cadencia de su voz y una extraña frase repetida: Ven conmigo hacia ti, ven conmigo hacia donde vas a encontrarte...</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Aunque Victoria suele vestirse de novia sólo para caminar bajo la lluvia, en esta noche cálida se ha puesto el preferido de los cuatro vestidos nupciales que guarda en su armario, y se ha mirado largamente ante el espejo antes de dirigirse, despacio, como si desfilara ante las miradas de sus invitados, al rincón más alejado del jardín. Con el paso de quien presiente que, exactamente en esa noche y a esa hora, su cita es con un destino largamente postergado. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
En el banco de una pequeña pérgola, casi oculta por fragantes enredaderas de dama de noche, un hombre la está esperando. Al verla llegar, se pone en pie. Victoria se acerca a él sin apresurarse, manteniendo su paso de novia y visiblemente emocionada. Cuando llega a su altura, el hombre acaricia su rostro, humedecido por las lágrimas, y, tomando sus manos, la invita a sentarse junto a él.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Ya estoy aquí, Victoria</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>No he hecho otra cosa que buscarte, otra cosa que necesitarte durante toda mi vida.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>¿Eso es lo que crees?</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Creo que mi destino está unido al tuyo, que únicamente tú podrás comprenderme. Siempre te he admirado y he deseado saber cómo llevabas a cabo lo que yo jamás puedo culminar.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Vengo a decirte que estás equivocada.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>No puedo estarlo. Tú has escrito los cuentos más bellos del mundo y yo siento que debo escribirlos, pero los empiezo y no puedo terminarlos. Entonces es cuando pienso en ti una y otra vez. Te he necesitado siempre para que me ayudes a saber cómo hacerlo.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>¿Quieres saber cómo terminarlos o quieres saber por qué no puedes concluirlos?</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Quiero ser igual que tú, quiero ser tú. Y quiero que compartas para siempre mi vida.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Dos deseos que, aunque lo ignores, ya has logrado.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>No, yo nunca puedo terminar las cosas. Me puse cuatro veces un vestido como el que llevo hoy y no pude casarme ninguna de las cuatro, eso ya lo sabes. En las cuatro ocasiones, pudo más el miedo que yo misma.</div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<a name='more'></a><br /><br />
<div style="text-align: justify;">
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Tienes razón, Victoria, pudo más el miedo, pero no el que supones, el miedo a una vida desconocida, sino el temor a que te hicieran perder lo que más amas: tu fantasía.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>No tengo fantasía si no puedo terminar mis cuentos.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Deja que ellos decidan si quieren terminar y cuándo quieren hacerlo. Quizás lo hagan ahora que has llegado al lugar perfecto para escribirlos.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>¿Te refieres a Mhanseon? No creo que eso sea cierto, ni siquiera sé por qué estoy aquí.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Sí lo sabes, lo sabes porque conoces bien a los protagonistas de mis cuentos. ¿Quiénes dirías que son los personajes que habitan mis historias?</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Sé que, sin ti, nunca habrían sido creados, no habrían llegado jamás a ser.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>¿Y qué es Mhanseon, sino el lugar que alberga a quienes nunca pudieron ser? Ellos necesitan de tu fantasía, de esa misma fantasía que te salvó de atarte a vidas equivocadas.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
En ese instante, un caballo blanco pasó al galope cerca de ellos.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Es Liam Walls –informó Victoria. Corre sin cesar, y no sabemos si quiere huir o está buscando algo que él mismo ignora en qué consiste, pero así pasa las noches; se convierte en caballo y galopa frenéticamente hasta que amanece.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Una buena historia para un cuento –adujo su acompañante.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Un principio…, nada más que un principio –respondió ella con tristeza.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Victoria, tengo que marcharme –concluyó el hombre.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>No, aún no, por favor. Puedo enseñarte muchas más cosas de este jardín, de esta casa. Puedes ver que Louise Svensson se transforma en una rosa que no quiere ser cortada, una flor hermosísima que se sumerge en la tierra si te acercas a ella. O el reflejo fugitivo en que se convierte, de noche, Benjamin Cooper, la luz que nunca quiso brillar. O la canción de seda de Akane, que abriga a los que tienen frío en el alma. Incluso en esta noche, que es clara, podemos encontrarnos con Morrigan y escuchar su llamada.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Este es tu mundo, únicamente tuyo. Sólo tú puedes verlo y contarlo.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Y mañana vendrá mi pequeña Andrea, mi hija. Va a traerla mi madre y me ilusionaba que le contaras historias. Creía que te quedarías conmigo para siempre, que tenía sentido venir vestida de novia a tu encuentro.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Tiene mucho más sentido que ahora mires a tu alrededor, en lugar de al pasado. NClarín y Port valoran la fantasía, a ellos les fascina tu imaginación tanto como tú. No quieren privarte de ella como los anteriores.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>¿Y a ti, volveré a verte?</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Aunque no siempre puedas encontrarme, soy otro habitante de Mhanseon. Igual que Liam, Benjamin o Louise, puedo estar bajo otras formas, pero siempre estaré cerca de ti. Y sí, volverás a verme, más adelante, como ahora, como siempre me has imaginado.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El hombre se puso en pie y comenzó a caminar. Mientras lo veía alejarse, Victoria pensaba en un cuento cuya protagonista se vestía de novia para salir a pasear bajo la lluvia. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Hans Christian Andersen desapareció de su vista. A lo lejos, podía escucharse la hipnótica llamada de Morrigan.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b><i>Luisa Grajalva</i></b></div>Marion&Arthurhttp://www.blogger.com/profile/04314983130523184030noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2844588430526051114.post-75457306749617287942012-06-09T19:31:00.000+01:002012-06-09T19:31:00.292+01:00Un envío postal lleno de sueños por Port<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh4IyTTpPks76PJxzZlPAvvLQc4l3H2IZzYH0iXp45XFQAwpfN4iXfNl4uN0gS68euS1PBlplnO2LyJN_VhVyt3XnYcexTvIelHrRLgNfKkt88kOo4vwOPy9cLwZhA_xIox-2LAiWWXgUA/s1600/Correos.+Fotos+Mhanseon.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="239" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh4IyTTpPks76PJxzZlPAvvLQc4l3H2IZzYH0iXp45XFQAwpfN4iXfNl4uN0gS68euS1PBlplnO2LyJN_VhVyt3XnYcexTvIelHrRLgNfKkt88kOo4vwOPy9cLwZhA_xIox-2LAiWWXgUA/s320/Correos.+Fotos+Mhanseon.jpg" width="320" /></a></div>
<div style="text-align: justify;">
Ha llegado un paquete postal a Mhanseon. Viene a nombre de Victoria Robles. Y está enviado desde Copenhague. Cuando llegó, Victoria no estaba en la casa. Con la llegada del buen tiempo andaba enredada en el jardín, con sus flores, que no son suyas, pero lo son porque cree que crecen más cuando las mira, y sus historias... que éstas si son suyas, porque las lleva consigo antes de escribirlas. El paquete lo recogió Marion y ahora se lo acaba de entregar.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
- Victoria, es para usted. Viene de Dinamarca. Igual son los sueños de Hamlet.</div>
<div style="text-align: justify;">
- No, Marion...son sueños, seguro, pero no de Hamlet...</div>
<div style="text-align: justify;">
- ¿Un paquete de sueños? ¿De verdad?...Trataba de jugar con las palabras, Victoria.</div>
<div style="text-align: justify;">
- Las palabras son para jugar...si están vivas. Estas fueron escritas hace tiempo. Vienen del pasado. Pero sí, están vivas.</div>
<div style="text-align: justify;">
- Quizás soy indiscreta pero...¿quién te las envía... perdona, Victoria, ya sabes que, en la confianza del tiempo, te considero amiga y te tuteo.</div>
<div style="text-align: justify;">
- En la confianza del tiempo, Marion, qué bonito...</div>
<div style="text-align: justify;">
- Suena a confluencia, también,...la eufonía de las palabras...</div>
<div style="text-align: justify;">
- Me las envía un tímido y asustado amigo.</div>
<div style="text-align: justify;">
- ¿?</div>
<div style="text-align: justify;">
- Un escritor que quizás conozcas...Andersen.</div>
<div style="text-align: justify;">
- ¿Hans Christian Andersen? Qué cosas, Victoria, es del pasado, de los pasados siglos...</div>
<div style="text-align: justify;">
- Ah, Marion, que poca fe tienes en la fuerza de los sueños. Ni siquiera crees que puedan saltar sobre espacio y tiempo.</div>
<div style="text-align: justify;">
- Bueno...y...¿qué sueños trae la caja? Porque, aunque ligera, pesa...</div>
<div style="text-align: justify;">
- Mira, vamos a mirarlos juntas.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Victoria separó cuidadosamente las tapas de la caja y vio una carpeta con lazos. Y, sobre ella, escrito a plumilla, un título: <b>"Recuerdos de un soldadito de plomo: la caja de música de la bailarina".</b></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<b><i>Port</i></b><br />Marion&Arthurhttp://www.blogger.com/profile/04314983130523184030noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2844588430526051114.post-69987458006991182852012-06-07T19:28:00.000+01:002012-06-07T19:28:00.180+01:00Sueños recordados, recuerdos soñados por Vichoff<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh1xT3KWTq1_XbE7dXYhWiSZsrE9GYOxryZVo-Ig-8mu8rtDSPbO_9SoOD80q9whBTKv6IJLSyZwI6ZkcxR1KBgOnsq8m5Tyg7LZ57rUY-ViVTN2ZU4L478oMImbCUX9G7aJLkFLI-eMvo/s1600/sala+de+m%C3%BAsica+de+vichoff.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="212" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh1xT3KWTq1_XbE7dXYhWiSZsrE9GYOxryZVo-Ig-8mu8rtDSPbO_9SoOD80q9whBTKv6IJLSyZwI6ZkcxR1KBgOnsq8m5Tyg7LZ57rUY-ViVTN2ZU4L478oMImbCUX9G7aJLkFLI-eMvo/s320/sala+de+m%C3%BAsica+de+vichoff.jpg" width="320" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="background-color: rgba(255, 255, 255, 0.917969); color: #222222; margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Calibri;">¿Se pueden tener recuerdos de lo que no se conoce? ¿Se pueden recordar las calles, los edificios, los parques de una ciudad en la que nunca se ha estado? ¿Se puede tener en la memoria el color de un cielo que nunca se ha visto, el olor de un aire que nunca se ha respirado, el sonido de los carruajes sobre un pavimento que nunca se ha pisado? ¿Es tan tenue la frontera entre la realidad y la ficción, entre el sueño y la vigilia?</span></div>
<div class="MsoNormal" style="background-color: rgba(255, 255, 255, 0.917969); color: #222222; font-family: arial, sans-serif; font-size: 13px; margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="background-color: rgba(255, 255, 255, 0.917969); color: #222222; font-family: arial, sans-serif; font-size: 13px; margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: Calibri;">Porque yo me recuerdo en una mañana lluviosa, mirando un hermoso palacio blanco desde la extensión verde de un parque, un parque que se cierra a mi espalda con la cortina de un antiguo bosque de árboles apretados. </span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background-color: rgba(255, 255, 255, 0.917969); color: #222222; font-family: arial, sans-serif; font-size: 13px; margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="background-color: rgba(255, 255, 255, 0.917969); color: #222222; font-family: arial, sans-serif; font-size: 13px; margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: Calibri;">Respiro profundamente y el aire templado me llena los pulmones, cierro los ojos un instante y en mi memoria se materializa un aire parecido en algún lugar de la costa de New Jersey, un mar gris de amanecer, unos brazos que me rodean desde atrás y una voz escondida en mi cuello que me pide que vuelva a la cama. Pero no quiero volver. Solo quiero quedarme allí hasta que salga el sol y luego correr hacia el primer barco que zarpe hacia Europa. Y pienso: “Konrad, no me casaré contigo”, pero no sé si llegado el momento seré capaz de rechazarle, no sé si tendré las fuerzas necesarias para explicarle mi abandono. Por eso quiero ese barco, por eso miro al mar y no quiero volver a la cama.</span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background-color: rgba(255, 255, 255, 0.917969); color: #222222; font-family: arial, sans-serif; font-size: 13px; margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<br /></div>
<a name='more'></a><br />
<div class="MsoNormal" style="background-color: rgba(255, 255, 255, 0.917969); color: #222222; font-family: arial, sans-serif; font-size: 13px; margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: Calibri;">Pero aquí no hay mar de agua, solo un mar verde de hierba húmeda. A mi lado hay alguien, sé que es un hombre que, con un gesto amplio del brazo, señala lo que nos rodea como si me mostrara sus dominios, como si me estuviera diciendo “Todo esto que ves me pertenece”. Tiene el pelo rubio, lleva una levita oscura. Habla en un idioma que desconozco y, sin embargo, comprendo lo que dice, el significado de su discurso me llega por una vía que no son las palabras. Sé que lleva esperándome mucho tiempo y que se ha alegrado de mi llegada, pero no distingo su rostro ni su aspecto. Lo que me enseña le pertenece, sí, le pertenece porque lo ama. Es su ciudad y siempre regresa a ella, su ciudad a orillas del Báltico. Cómo he llegado hasta allí no lo sé, tampoco sé si mi visita es simplemente un viaje de placer o si tengo alguna misión que cumplir. En cambio, tengo la certeza de que el hombre de la levita confía en mí, de que soy su última esperanza. Y también sé que está a punto de decirme lo que quiere.</span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background-color: rgba(255, 255, 255, 0.917969); color: #222222; font-family: arial, sans-serif; font-size: 13px; margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: Calibri;"><u></u><u></u></span></span> <span style="font-family: Calibri; font-size: small;">Pero el recuerdo termina en ese momento, sin dejarme saber qué es lo que ese hombre de aspecto tranquilo y tímido quiere de mí.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="background-color: rgba(255, 255, 255, 0.917969); color: #222222; font-family: arial, sans-serif; font-size: 13px; margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<u></u><span style="font-family: Calibri; font-size: small;"> </span><span style="font-family: Calibri; font-size: small;">¿Se pueden recordar cosas reales del mismo modo que se recuerdan los sueños? ¿Se pueden perder olores, colores, sonidos, secuencias completas, como si se hubieran desvanecido al despertar, como si los hubiera borrado la lucidez de la vigilia? ¿Se puede olvidar el azote del viento en el paso de Calais, el ruido de las olas, la soledad del muelle, el traqueteo del tren con destino a Londres, la escalera de una casa de tres pisos en el Soho en la que entraste temblando de miedo y de frío, el recorrido del taxi que te llevó de regreso al pequeño piso donde Louise te cuidó durante dos semanas?</span></div>
<div class="MsoNormal" style="background-color: rgba(255, 255, 255, 0.917969); color: #222222; font-family: arial, sans-serif; font-size: 13px; margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="background-color: rgba(255, 255, 255, 0.917969); color: #222222; font-family: arial, sans-serif; font-size: 13px; margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: Calibri;">Porque me recuerdo en una insólita soleada tarde londinense, tendida en la cama, abatida por la fiebre. Todo lo que me rodea es confuso, lo veo como si lo envolviera la niebla que suele caer sobre la ciudad; los contornos de los muebles se difuminan en la penumbra, no puedo distinguir el dibujo del papel de las paredes y la ventana es un marco de luz lechosa. El rostro de Louise aparece y desaparece, brumoso, como la imagen en un espejo empañado por el vapor, inclinándose sobre mí para preguntarme cómo me encuentro o si necesito algo, y su voz tiene un eco extraño, parece llegar de lejos, como a veces suenan las voces que soñamos. Sobre la mesilla de noche, un viejo despertador canta en voz baja los segundos pero no sé qué hora marca, todas las horas de aquellos días son la misma hora, y, a su lado, una pequeña jarra de cristal y un vaso esperan el momento de calmar la sed que me produce la fiebre. Suena a lo lejos una música de piano. Supongo que llega hasta mí desde el pasillo, atenuada, después de recorrer varias estancias en el piso de arriba, después de rebotar en las paredes del patio interior y de introducirse en la casa a través de la ventana de la cocina.</span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background-color: rgba(255, 255, 255, 0.917969); color: #222222; font-family: arial, sans-serif; font-size: 13px; margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: Calibri;"><u></u><u></u></span></span> <span style="font-family: Calibri; font-size: small;">Y entonces llegan las imágenes, empujadas por esa música que no suena para mí pero que entra sin pedir permiso en mi delirio, y veo claramente el salón al que estoy llegando desde la biblioteca. La chimenea está encendida y reconforta el calor que esparce, la luz roja y amarilla de sus llamas. A su alrededor, los huéspedes de la casa van y vienen, algunos charlan en grupos de dos o tres, se sirven bebidas. Otros las saborean absortos en un rincón del sofá. Rafael está hablando con Arthur y, cuando me ve, levanta su copa hacia mí en un brindis sonriente. Liam está inclinado sobre la mesa de billar y juega a empujar una bola y a seguir con la mirada su quebrada trayectoria como si estuviera descifrando un arcano.</span><span style="font-family: Calibri; font-size: small;"> </span><span style="font-family: Calibri; font-size: small;"> </span><span style="font-family: Calibri; font-size: small;">Port y Clarín dejan de espiar la noche y me saludan desde el ventanal, me cruzo con Carmen que, cuando pasa a mi lado, me dice que va a buscar un écharpe.</span><span style="font-family: Calibri; font-size: small;"> </span><span style="font-family: Calibri; font-size: small;"> </span><span style="font-family: Calibri; font-size: small;">Rafael se ha sentado al piano. Me acerco, amplío la sonrisa que inicié al verle y apoyo la mano en su hombro para inclinarme sobre su cuello y preguntarle si podría ser “Remembrance”, es una pieza tan dulce. Vuelve la cabeza y sus labios me rozan y, en lugar de una respuesta en su voz, veo una súplica en sus ojos.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="background-color: rgba(255, 255, 255, 0.917969); color: #222222; font-family: arial, sans-serif; font-size: 13px; margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: Calibri;"><u></u><u></u></span></span> <span style="font-family: Calibri; font-size: small;">Pero la música se interrumpe y yo regreso a la realidad de los escalofríos y el dolor, a las lágrimas por lo que pudo haber sido. Pobre Juan, nunca sabrá lo que ha pasado. Lo único que tendrá es una ausencia cuya causa desconoce y la incertidumbre de mi regreso, que le acompañará día tras día hasta que el tiempo lleve a cabo su lenta labor de olvido. Louise llega y se sienta en la cama, me pone la mano en la frente. “Creo que está bajando la fiebre”, dice. Y luego me cuenta que ha estado hablando con el dueño de la librería de la esquina, un anciano amable y educado que le ha dicho que necesita a alguien que le ayude con el negocio porque él ya está mayor y no puede con todo el trabajo. “He pensado en que podría interesarte”, dice, “cuando te hayas repuesto, naturalmente”. El cuerpo de Louise se borra delante de mis ojos empujado por la imagen de una casa silenciosa que abandono casi al amanecer, procurando no hacer ruido para no despertar a los que duermen todavía. Mi madre, mi hermano, la tata Cecilia, despertarán y solo sabrán que me he ido. Dejo con ellos el ruido del mar, el olor de la tierra y dieciocho años de mi vida. Solo me llevo algo de ropa y mis cuadernos, no necesito más para empezar de nuevo. Tal vez un día de estos les escriba para decirles que estoy bien y que no pienso volver. “Gracias, Louise”, digo, y busco su mano sobre la colcha para apretarla antes</span><span style="font-family: Calibri; font-size: small;"> </span><span style="font-family: Calibri; font-size: small;"> </span><span style="font-family: Calibri; font-size: small;">de abandonarme otra vez al sueño.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="background-color: rgba(255, 255, 255, 0.917969); color: #222222; font-family: arial, sans-serif; font-size: 13px; margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Calibri; font-size: small;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background-color: rgba(255, 255, 255, 0.917969); color: #222222; font-family: arial, sans-serif; font-size: 13px; margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Calibri; font-size: small;"><b><i>Vichoff</i></b></span></div>Marion&Arthurhttp://www.blogger.com/profile/04314983130523184030noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2844588430526051114.post-58087730848623064402012-06-05T19:21:00.000+01:002012-06-05T19:21:00.160+01:00A la sala de música llegó el asombro por Luna<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiBcn3HbhrrA8JNDv6qup6NcPjB_aQkJ8AvJC7t0vc4TPbH4f2DfaKcZH_qhrLKJs-p5S1AkOIrnFYgQVn8s2_wCGRyPuEOBUtABi1k7a7AJrmfOtLztgb21f_PwaoSfBipWnUTKFX-S1E/s1600/Mayo-recuerd.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiBcn3HbhrrA8JNDv6qup6NcPjB_aQkJ8AvJC7t0vc4TPbH4f2DfaKcZH_qhrLKJs-p5S1AkOIrnFYgQVn8s2_wCGRyPuEOBUtABi1k7a7AJrmfOtLztgb21f_PwaoSfBipWnUTKFX-S1E/s1600/Mayo-recuerd.jpg" /></a></div>
<div style="text-align: justify;">
Aún el rostro de Louise continuaba iluminado con la presencia de Héctor, hasta que el paso diáfano de los aviones gemelos dibujando figuras geométricas en dos líneas paralelas sobre el despejado azul celeste, se hicieron concurrentes. No pudo ocultar la agitación de su cuerpo, y, como una abeja, clava el aguijón en su alimento, aferró ella las uñas a la tierra. Un extraño frió emanó de su traslúcida piel, luego, como pudo, posó las manos, para proteger protegió el rostro de la imparable escarcha que a él llegaba, en plena primavera; al tiempo intentaba evadir las lenguas blancas que dejaban las turbinas en el cielo.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Corrió hacia la rotonda que circula la garita del constado izquierdo a la entrada principal de la mansión en busca de refugio. Caía, caía y volvía a caer. Llamó angustiosamente a una tal Helen, y pidió auxilio a un hombre, quizás su marido, quizás su ayudante de enfermería. Pedía la dotación para primeros auxilios.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Todos quedamos atónitos ante la tragedia que se hacía palpable a los recuerdos de Louise.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Cuando sobrevolaban de regreso las aeronaves, venía ella a nosotros. Allí, quizás en su imaginario, yacían los heridos, tropezaba bruscamente dejando a medio camino el maletín salvavidas, que no era otro, que una cesta de petunias, y buscó refugio bajo la silla de Benjamín, estrujando sus piernas, y chasqueando la hierba joven que asomaba en la vereda.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Todos vimos conmovidos la escena. Akane emitió en su rostro la sugerencia de socorro para Louise, Tal vez, una voz de aliento cercana o una caricia a sus manos, le devolvería la paz. Héctor continuaba con las manos en los bolsillos y atinaba a aspirar profundamente como si algo le entrecortara la vida. Después liberó uno de sus brazos, se frotó los ojos y pausó la respiración detenida en un profundo y sonoro suspiro. ¡Cuánto desearía un café cargado o una bebida fuerte!</div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<a name='more'></a><br /><br />
<div style="text-align: justify;">
Benjamín apacible, parsimonioso, pidió el agua mineral que de costumbre entregaba Héctor a Louise en la hielera de campo, de camino a la floresta. Ese martes, el objetivo era sembrar begonias, petunias y los tallos crecido de las rosas.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—Tecnología HARPP —soltó de pronto el virginiano meneando la cabeza, se inclinó desde la silla y alcanzó con su mano el revuelto pelo de ella, lo acarició. —Louise bebe por amor a ti, algo de esta agua, —dijo —en ademán tierno y generoso, extraño a su acostumbrada parquedad.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Ella, enmudeció y luego lentamente fue levantando la cabeza, sus ojos contorsionaron en todas direcciones, como hacen ardillas y conejos en el bosque, para persuadirse, que la amenaza ha pasado. Luego, la otra mano de Benjamín bajó hasta el rostro huidizo de la víctima y le susurró un sonido extraño de aves tropicales. Deduje que nunca había sabido de canciones de cuna del hombre blanco, sino de pájaros, donde el de chico había nacido y el arrullo natural que consolaría su llanto. Atando cabos, recordó la delicadeza que dedicaba a una hermosa colección de plumas multicolor que guardaba a manera de separadores dentro de los libros.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Persuadido Héctor del silencio de Akane, la buscó a la redonda y, sorprendiéndola extendida en la hierba, en un incesante llanto que ya empezaba a abandonar Louise, la miró extrañamente. El realizaba una especial labor como parte ceremonial de las circunstancias, iba recogiendo una tras otra las herramientas de jardinería con una sola mano, la otra, permanecía resguardada en su bolsillo. En paso lento, las fue depositando en la pequeña carrocería. Luego de terminada la labor, nos encontramos invadiendo comúnmente el dolor de Akane. Cuando el, susurró su nombre y dobló su cuerpo en dirección a ella, liberó la mano de reserva, acarició uno a uno sus hombros, entonces ella respondió con el efecto de un resorte y redondeó su cuello y acunó el rostro en su cuello.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—¡ Qué pena! —Dijo— moqueando mientras que con el minúsculo puño golpeaba su pecho enérgicamente, tal vez castigaba la cobardía o el contagio patente de un manuscrito arrugado que abandonaba. —Yo que le debí consuelo—, decía señalando a Louise, me dejé empañar también en la humedad de las voces etílicas de mi padre. —Pausó—. Solo contaba, con cuatro años, aún recuerdo, —se atrevió, entrecortó la voz—, luego de vaciar en sus labios la última gota de alcohol, izó la botella y enervándose endemoniadamente la lanzó contra las vitrinas japonesas atiborradas de recuerdos de la abuela, que mi madre cuidaba con especial esmero— ¿Porqué momentos como estos, solo traen las tragedia pasadas?— repetía inculpándose.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Mientras Benjamín lograba devolverle la confianza a Louise, nuestro silencio se hizo cómplice en conjeturas sobre los duelos de Louise. Me indicó con el rostro, el manuscrito abandonado por la chica: —¿? /Cuando yo era chiquilla/ Las estrellas eran grandes y cercanas / Después,/ Ellas se distanciaron con mi madre.¿?/ Chiquilla era yo cuando/ cercanas y grandes eran las estrellas/ ….después / con mi madre se distanciaron ellas./ —. Quizás sean versos de su primera colección, —atinó a sugerir y lo guardó en el bolsillo de la camisa—.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Iniciamos el camino de regreso, parecía una marcha fúnebre; Héctor hundido en pensamientos conducía el minitractor, después, Benjamín aprisionaba con las manos la de Louise contra sí, y con la otra, ella, ayudaba a rodar la silla. Las dos con Akane terminábamos el cortejo para no sé cuántos muertos y heridos del recuerdo de Louise. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
De lejos, las luces de la mansión aparecían con un nuevo panorama, vimos movimientos ligeros de las sombras, quizás los ademanes bailaban el viejo rock de los 60s. Las luces fueron creciendo con nosotros y algunos cuerpos se agolparon al portal de la mansión, otros desde el interior de las ventanas se hacían luciérnagas. La sala de música, estaba engalanada de colores fiesta. Percibimos las risa alegremente contagiosa de Laura y de Carmen, el garbo villasoletano en el acento de Vichoff y los murmullos que secreteaban los demás alrededor de Emilio.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
La velada de ese martes 13, nos era interrumpida abruptamente por las circunstancias penosas de Louise. Héctor solo atinó a comentar: — Tú historia Akane, tiene precio. — ¿De qué hablas hombre? —Preguntó la chica intrigada—. Es cierto, en la cotidianidad de Louise, nunca se saben si son mejores y peores los días pares o impares. —recalcó el.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Serían las siete de la tarde, y empezaba a irrumpir la noche, la luna se antepuso a nuestro paso, una sombra roja semi oscura, se plegó como un cliché al cuerpo de Louise y se fue invisibilizando con sus pasos. Ella desgonzada parecía caer en un sueño profundo.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—Morrigan, ¿porqué hoy, precisamente hoy, me has abandonado? reclamó con voz aguda.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Vinieron saludos alegres de los contertulios reunidos en la sala de música, ávidamente sabíamos que nada mejor las notas de una melodía del vientre de Benjamín al del saxo y también mi manjar de durazno en almíbar de ron y clavos de olor, que había prometido como postre de la cena. Antes de ingresar al salón nos excusamos, queríamos llevar a la mujer a su recamara siguiendo el consejo y los pasos de Arthur, que nos permitió acompañarlos hasta la puerta de la habitación. — ¡Déjenla!, yo me encargo. — dijo —extendiéndole los brazos y recostándola en su pecho, —si alguno, viene más acá de la puerta, ella mañana denunciará una invasión de guerra. Reconocerá sus aromas y perderá la confianza en ustedes, como ha pasado con la imprudencia de otros. —dijo secamente.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Media hora más tarde, llegábamos a la puerta de la sala de música mejorados físicamente y con alguna tímida aroma Dior. De frente apareció, una copa sugestiva de coñac y se detuvo ante los ojos de Héctor, mensaje altivo y prudente de Victoria Robles de quien pendía de su cuello un hilillo de oro blanco, sostén de minúsculos rubís y diamantes incrustados, que venían perfectamente con el rojo escarlata del traje ceñido y abierto sensualmente del medio muslo hacia abajo. Las preguntas no surgieron de su boca, las preguntas de su ausencia provenían de su copa. Ahora entendía el misterio que mantenía con la boca entreabierta, al reconocido escritor “De la Sala Secreta”, a cada paso pavonado de Victoria, De repente elevó con protocolo su copaen uno de esos ademanes misteriosos seducibles de la naturaleza femenina. Era el exquisito brindis de regreso a otro mundo, al del advenimiento fantástico de la música y los versos. De lado, brevemente el rostro delgado de Liam Wall, ese escocés solitario, enmarcado en una barba rojiza triangular y un breve bigotito, pareciendo la extensión de una oreja de Victoria. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Adentro, había cesado la música, a cambio, brotaban los versos de la épica del Burladero de Madrid en la genuina voz de Enrique Gracia. Benjamín hizo una venía elocuente e ingresó en su retórica, —señores— pausó. — sin poesía no hay música y sin música no hay poesía, las dos, son concepciones de Dioses y naturaleza—. Asombrados, todos aplaudieron.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Sentí como algunos contertulios buscaban en tácito reclamo con sus ojos, querían conocer del secreto de esa tarde, nuestra ausencia a una cita importante con la música y los recuerdos. Pero vino más enérgica la luz creciente de la luna, he iluminó completamente el espejo del fondo del salón, devolviendo sus reflejos a los cristales de la ventana y atrayendo por completo la atención de la tertulia, quedó clausurado uno de los tantos secretos que guarda la memoria de Louise. </div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Rosaura Mestizo Mayorga</div>
<div style="text-align: justify;">
<b><i>LUNA11</i></b></div>
<br />Marion&Arthurhttp://www.blogger.com/profile/04314983130523184030noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2844588430526051114.post-9181529351202861922012-06-02T19:19:00.000+01:002012-06-02T19:19:30.380+01:00Cumpleaños por Nanny<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj_7egDrXk74h9fZszEAZvRz3wigNbZAJVxJy0iYCjp6kK6h35dSf2C9e7gr5xRcp91IstjzR38crTdhRn71m8rf1L6aZaBZp4UQCPTxOS-DUBIGxO2WqpCB5-Qd8FilkqgnBpEhT2445U/s1600/4.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj_7egDrXk74h9fZszEAZvRz3wigNbZAJVxJy0iYCjp6kK6h35dSf2C9e7gr5xRcp91IstjzR38crTdhRn71m8rf1L6aZaBZp4UQCPTxOS-DUBIGxO2WqpCB5-Qd8FilkqgnBpEhT2445U/s320/4.jpg" width="320" /></a></div>
<div style="text-align: justify;">
En cuanto acaba un frugal desayuno, Louise se marcha al jardín, a hundir sus manos en la cálida tierra, a sentir el aroma de sus flores, a sentir la brisa en el rostro. Hoy tiene menos ganas aún de relacionarse con nadie de lo que es habitual en ella. Se ha levantado antes que los demás, se ha preparado unos sandwiches para almorzar y no piensa abandonar el trabajo con las plantas mientras el sol brille en el cielo.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Hoy más que nunca Louise desea, necesita, precisa de la soledad porque hoy, justamente hoy, es el cumpleaños de su pequeña y los recuerdos pesan y duelen tanto que no le quedan fuerzas para lidiar con banalidades sociales.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Hoy a Louise le duelen las entrañas, casi como si se hubiera puesto otra vez de parto, pero hoy no parirá una preciosa niñita sino un dolor caliente y profundo que le desgarra el corazón. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Mientras hunde sus manos en la tierra, Louise siente que las primeras lágrimas comienzan a brotar al tiempo que los recuerdos inician su triste desfile: Louise luciendo, orgullosa y feliz, su enorme tripa de embarazada rumbo al hospital; Louise tumbada en la cama, soportando los primeros dolores, mientras su marido le sujeta las manos; Louise en el paritorio, exhausta, empujando con toda las fuerzas de que es capaz mientras aprieta los dientes para no soltar ni un sólo grito... y, por fin, su niña, su preciosa niña, con su carita arrugada, sus ojos cerrados, su diminuta manita cerrada en torno a su dedo. Su pequeña comiendo por vez primera, su niña en brazos de su orgulloso padre, su hijita dormida a su lado. Y los primeros pasos, y su primer mamá y...</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Los recuerdos ahogan a Louise mientras sigue cavando, plantando, quitando malas hierbas, regando... Intenta contener el llanto que se le agolpa en el pecho y, entonces, desde la sala de música surge una música triste, una melancólica balada de trompeta. Benjamín está tocando y, como si supiera lo que Louise necesita, ha escogido una melodía llena de nostalgia, aflicción y dolor que sacude a la mujer como una ola y permite que el llanto, por fin, se desborde y rompa contra sus ojos.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Louise llora hasta caer rendida y, entre sus amadas flores, se queda dormida y sueña con la mano de su pequeña agarrada a la suya mientras pasean bajo el cálido sol de primavera...</div>
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<br /></div>
<div>
<br /></div>
<div>
<b><i>Nanny</i></b></div>Marion&Arthurhttp://www.blogger.com/profile/04314983130523184030noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2844588430526051114.post-3448420616091586132012-05-30T10:42:00.000+01:002012-05-30T10:42:23.147+01:00El día que abrió la boca y pestañeó sin irritarse por Luna<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEggprc3Gzpen1HTGl9nhjBSSGNewUeXVvhDAkRDj1zbbSEHRjrUEL3TVl9OhJ7ENV83az2kMpqC09LBHuKwKfxLh3nArWcTst-Shpn3X_XnqCpZoKZps05ohwxHVhu0AvS79wx0Sf-shIA/s1600/Abril.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="225" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEggprc3Gzpen1HTGl9nhjBSSGNewUeXVvhDAkRDj1zbbSEHRjrUEL3TVl9OhJ7ENV83az2kMpqC09LBHuKwKfxLh3nArWcTst-Shpn3X_XnqCpZoKZps05ohwxHVhu0AvS79wx0Sf-shIA/s320/Abril.jpg" width="320" /></a></div>
<div style="text-align: right;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif; font-size: x-small;">“El mundo es para los que nacieron para conquistarlo</span></div>
<div style="text-align: right;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif; font-size: x-small;">No para los que sueñan que pueden conquistarlo, aunque tengan razón.</span></div>
<div style="text-align: right;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif; font-size: x-small;">He soñado más que todas las hazañas de Napoleón.</span></div>
<div style="text-align: right;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif; font-size: x-small;">He abrazado en mi pecho hipotético más humanidades que Cristo,</span></div>
<div style="text-align: right;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif; font-size: x-small;">He pensado en secreto más filosofías que las escritas por ningún Kant.</span></div>
<div style="text-align: right;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif; font-size: x-small;">Soy y seré siempre el de la buhardilla,</span></div>
<div style="text-align: right;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif; font-size: x-small;">Aunque no viva en ella.</span></div>
<div style="text-align: right;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif; font-size: x-small;">Seré siempre el que no nació para eso”.</span></div>
<div style="text-align: right;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif; font-size: x-small;">(Fragmento de Tabaquería de Fernando Pessoa)</span></div>
<div style="text-align: right;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">No era el rojo cobrizo del sol naciente acostumbrado en Mhanseon por esta época y a esa hora, el que se echaba de menos, eran las manos que acostumbraban a pasar dirigiendo una carreta con equipos de jardinería y nuevas plantas crecidas en el invernadero. A cambio, un opaco plomizo que dejaba hilos del rastro de una luna hundida en el firmamento y una leve mancha blanca grisácea la protegía, como si algo quisiera ocultar o algo presagiara.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Había visto desde lejos a Héctor, de quien sabía era latinoamericano, pero no me había interesado acercarme a él. Quizás porque siempre le había visto acompañado de la espigada pelirroja, Victoria Robles quien se desplaza con la finura de los flamingos. Figuré el sonido de los pasos de Akane a los de un potrillo caminando un pedregal, tras de mí, y con la conciencia en la mano, irrumpimos el papiro que el hombre había dejado caer de sus piernas y la pluma desgonzada entre sus dedos, parecía querer levantar el vuelo, mientras él dormía profundamente.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<b><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Abril 4 de 1980</span></b></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Adios Ica. Adiós para siempre Huacachina</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">La niebla de la mañana se colaba por el umbral de la puerta y la nueva luz inundaba los cristales. Muchas geografías y una generosidad de picos, para el Alto Perú, ¡cuántos picos! Cuantas cimas blancas. Cuesta tanto abandonarte mí adorada Huacachina y tu hermoso oasis rodeado de palmeras y huarangos. No volveré a perderme entre ustedes, amigos verdes. No volveré a correr ni a beber de tu agua. Que costo tiene ser un Latorre. – ¡que costo por Dios!— y, tu, padre, porque tenías que haber sido descendiente del Marquéz de Torre Hermosa, porqué tuviste que emparentar, con esa menuda morena, sobrina del endemoniado presidente Ramón Castilla? Aun que ella mi madre haya sido. De que te sirvió padre la opulencia, si la felicidad siempre fue una aventura. Una fantasía desgracida. Cuánta sangre acomodaste en tus manos mientras enroscabas el dinero producto del explotado caucho. Seguramente este papiro llevará mi último reclamo. Soy tan rico padre, como tan, solo, que no valen ya los reclamos, aun cuando seas solo un fantasma.”. (Héctor la Torre).</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<a name='more'></a><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span><br />
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Leyó Akane. No hubo tiempo para comentario alguno, solo un breve fruncido de labios. Afuera, a la distancia, agapandos, lirios blancos y azaleas mixtas, se mecían sobre una pequeña carrocería tirada de uno de los minitractores, conducido por alguien que venía camino hacia nosotros.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Sin duda es Louise, —clamó Akane, —y rápidamente dejó de nuevo la lámina amarillenta del papiro en el mismo lugar. Me dirigió una señal con sus diminutos ojos, indicando ir a la puerta y encontrarla a su paso.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">—El tiempo no presagia buenos augurios —predijo —mientras se desenguantaba y se rascaba la cabeza, ajustando el pelo a una hebilla.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">—¿Por qué dices eso? —preguntó Akane, que se protegía a mi espalda.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Simuló no haber escuchado a la muchacha y dijo con mirada directa a mis ojos —necesito tu ayuda —, debemos sembrar estas plantas, esta semana. Es cuarto creciente.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Akane viene con nosotras —dije tosiendo. La miró de reojo y sentenció con el índice, —Ella, ¡no ama las flores!</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">—¿Por qué dices eso Louise? —Pregunto la chica aterrada. —Porque te he visto deshojando mis margaritas amarillas cerca del lago.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">—Akane está enamorada, —dije a Louise con singular picardía, para justificar esa acción común de adolescentes. Akane rió y ella destempló los labios. Quizás también alguna vez lo hizo.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Nos disponíamos las tres a tomar camino, en ropa de labranza, cuando el cristal dividido de la ventana del salón, anunció los brazos verticales de Héctor y un leve bostezo se escuchó. Louise envío a los cristales un mensaje ininteligible, era 5 de abril, sus ojos brillaron y su cuerpo tomó la posición de una espiga prometedora. Brilló. Cuando de adentro se elevó el cuerpo del sillón y sintió Héctor el aseste de la mirada, volteó hacia el exterior como una ráfaga, respondiendo a la llamada y un breve pestañeo. Pensé en una comunicación telepática entre ellos. Es una conexión.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">—¿Será que quiere un café? —nos sorprendió Louise con esta pregunta tan entrada en confianza.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Ve y le ofreces el café, Louise. Siempre le gusta tomar varias tazas en el día.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">—¿Será…? —dudó, la mujer.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">—¡Claro! ¡Ve!, corre. —dijimos en coro y la miramos tiernamente, creímos empezar a comprender parte de su enigma.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Nos desentendimos de lo que pasara adentro y preferimos acercamos para curiosear de cerca las plantas. Ellos adentro conversaban en voz muy baja y él tomaba su café. Vino a la memoria de Akane aquellos pasajes narrados por algunos visitantes. Así, cuando Akane iracunda un día comentaba a Benjamín sobre el “festival de barbaridades que Louise dejaba escapar entre sus labios los días impares... porque de los pares mejor ni hablar, nos parece algo atroz” la refería (Laura Frost). —Sí, empalidezco cuando los días en efecto son impares y tiemblo cuando son pares, y lo peor, no sé si me llama la ira o me asesta el miedo—. El inolvidable balbuceo de Héctor, presentándose a un grupo de visitantes y habitantes cuando llegó por primera vez a Mhanseon. Sus ojos enclavados en los de Louise y la respuesta de ella, en medio de una atragantada saliva espesa, ante esa flecha contundente de cazador de voluntades que tenía la mirada proyectada desde el foco de sus ojos, oscuramente penetrantes, según contó (Mara Nefill). La vigilia con que guarda su dolor y los relatos que ha escuchado Enrique Gracia, al mirto y al rosal. Eran ya, una pequeña congregación de sugestiones y aprioris que surgían en Akane, —hay algo extraño en ellos. Quizás algo común—. Puntualizó mientas trenzaba el pelo.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Lo vimos recoger el papiro, enrollarlo sobre un lienzo delicadamente e introducirlo en un cilindro de cristal y desaparecer del salón dejando la taza vacía en manos de la mujer.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Ella salió para reunirse con nosotras, con un rostro de ganancia, —y, Héctor viene con nosotras a sembrar plantas? —impertinente preguntó de Akane, consideré—. Por un momento se notó desencajado su rostro y era de notar, no le agradó la pregunta. Como si Louise me hubiese leído el pensamiento, me auscultó, abrió la boca posando la punta de su lengua en la comisura de la boca, suspiró, pestañeó y meneó la cabeza y sin recibirle una palabra, comprendí el mensaje —en efecto, no me simpatiza—.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Akane se dispuso entonces a fumar y encontré tal vez una razón más de la repulsión de Louise por la chica. Fumar en cualquier momento, lugar o grupo. Lo supe, cuando vi el incendio de sus ojos, que de un mar tranquilo viajaron a la espesura del verde bosque y fueron degradándose hasta llegar al gris oscuro. No dijo nada. Volvió a abrir la boca objetando las palabras, mordiendo levemente el labio superior. Quise evitar la pérdida de una mañana prometedora compartida con Louise, ¡era la primera vez compartiendo en grupo con nuestro objetivo de rescate!</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">—Akane, te molesta si te ruego no fumes, que me siento algo indispuesta? —No te preocupes, ya lo sabía y no lo haré, aun que me muera de ganas. Acentuó desgarbada y pícara. En la respuesta que los ojos acompañan a las palabras, entendí: —muy lista ella !eh!</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Al momento llegaba Héctor, atractivo como siempre, llevaba un suéter amarillo melón que jugaba con su piel, jeans y botas encauchadas media caña. Con él, algunas herramientas de jardín. Entregó a Louise una bolsa de caramelos de café y menta para todos y agua fresca. Qué gran confianza se tienen estos dos —pensé malévola.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">—Es una mañana extraña la de hoy. —zumbó de pronto la voz sardónica de Benjamín al tiempo que se vinculaba al grupo, salía de no sé dónde y murmurando porque no le habíamos anticipado invitación. Mientras manipulaba la silla para acercarse e incorporarse, respondimos con un llamativo aplauso al que también Louise se sumó.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Nos fuimos desplazando y hablábamos de las vigorosas plantas cultivadas por Louise. Ella entusiasmada como antes no la vi, señalaba a Héctor, que árboles necesitaban de inmediato la poda de verano, le explicaba cómo debía hacerse para evitar la entrada de organismos parásitos en los cortes. Nos enseñó los setos que requerían poda ornamental, pues la mansión acostumbra a guardar las tradiciones de los antepasados jardines europeos, y terminó por comprometernos toda la semana para podar en formas fantasmagóricas, animales, figuras geométricas, ángeles, y hasta demonios. Para eso asignó a cada uno su Boj. Nos entrenó en el manejo de las tijeras y dejó en libertad todos nuestros sentimientos artísticos. Acordamos la distribución de las plantas del carro y las sembramos en hileras círculares alrededor de los Tejos y entre árbol y árbol dimos cabidas a las azaleas.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Benjamín se aventuró a proponerle a la mujer, acompañarnos con su música, aseverando que las hondas de su saxo eran la voz de la esperanza para los retoños. Louise miro desdeñada a Benjamín. El, abrió los brazos, frunció el ceño y meneo la cabeza, explicándole que estaba impedido para la poda.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Si que fue una mañana extraña, por primera vez vi una Louise diferente, serena, tolerante, quizás el cuarto creciente de la luna, sea la mejor fase para la enigmática polaca. ¿Sería quizás un sueño? o una fantasía.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">—¡No! es la mejor sorpresa de cumpleaños para el Conde! —Espero que así sea.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><b><i>Luna</i></b></span></div>Marion&Arthurhttp://www.blogger.com/profile/04314983130523184030noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2844588430526051114.post-60530210031600681032012-05-23T19:57:00.001+01:002012-05-23T19:57:09.578+01:00Imaginarium<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhP2lD-BTfno-fTRMwP2P1OhRx944PzlbWKnZwEBChiRTSOOvEsMRLIFxWruBNiism0Be4lIOzOV-KnqBdzTIQF5fDOtPOjKI-8DQGF3zs-B4vTaG485X2kRJCYIIgRv4ZEa6UPPhY-jQc/s1600/1305708228_for_the_magic_of_books_by_bucikah-d3erv59.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhP2lD-BTfno-fTRMwP2P1OhRx944PzlbWKnZwEBChiRTSOOvEsMRLIFxWruBNiism0Be4lIOzOV-KnqBdzTIQF5fDOtPOjKI-8DQGF3zs-B4vTaG485X2kRJCYIIgRv4ZEa6UPPhY-jQc/s320/1305708228_for_the_magic_of_books_by_bucikah-d3erv59.jpg" width="320" /></a></div>
<div style="text-align: justify;">
—Zoro querido, te tengo muy dicho que nada de uñas de los pies.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—Es que no hay otra cosa.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—Guilles, deja de discutir con el roedor— refunfuñó el Fantasma sacando la llave que había sustraído del comedor.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—Ha empezado él.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—No seas crío, amor— el caballero del alto sombrero de copa sonrió de oreja a oreja.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—Vamos, no tenemos toda la noche— pasaron al interior de la buhardilla donde la oscuridad era casi absoluta. Bajo su sombrero de ala ancha, la mirada del Fantasma se desliza hacia un bolsillo interior del que saca un pequeño libro de tapas de cuero. Al abrirlo, cientas de curiosas luciérnagas azules y mariposas irisadas iluminan la habitación revelando sus miles de libros de donde asoman hadas y otros seres extraños para ver al peculiar trío.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—Estaba pensando, ¿no deberíamos hacer algo con esa chica del pelo largo? Ya nos ha visto varias veces.</div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<a name='more'></a><br /><br />
<div style="text-align: justify;">
—Zoro, el día que tú llegues a discurrir tanto, habrá una conmoción interestelar— esto provoca la risa entre los reunidos—. Y ahora, veamos— le arrancó discretamente un pelo a su socio y lo frotó entre sus manos junto con los otros elementos reunidos hasta que todo formó un polvo azulado. Hecho esto, el Fantasma sopló suavemente haciendo salir a cientos de pequeños puntos de humo que dibujaron en el aire los rostros de los invitados del Conde y sus historias. Todas interesantes. Pero ahora no hay tiempo para escucharlas todas por lo que con un simple gesto de mano hace que los puntos de luz pasen sobre las páginas abiertas del libro, escribiendo los nombres de cada uno de los escritores antes de que la mano enguantada cierre suavemente el volumen—. Ahora podemos seguir con lo asignado. Guilles, encárgate de que no les falte nada a nuestros invitados.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—Así lo haré, querido.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—Y tú, Zoro. Que el Conde no te vea.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—Muy bien, Fantasma.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—Y en cuanto a los demás, no os preocupéis. Todo está bajo control— acarició las tapas y lo devolvió al bolsillo.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Akane por su parte, estaba extrañada.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Alguien había entrado en su habitación y rebuscado pero no se había llevado nada salvo unos pelos enganchados en el cepillo. ¿Quién querría hacer algo así?</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Desde luego, en esa casa algo muy gordo se estaba preparando pero de momento, no podía aventurar el qué.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
¿De qué se conocerían el Conde y el caballero del sombrero ancho? Eso era algo para averiguar.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b><i>Carmen CGOP</i></b></div>Marion&Arthurhttp://www.blogger.com/profile/04314983130523184030noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2844588430526051114.post-71033871573773234382012-05-16T09:45:00.000+01:002012-05-16T09:45:00.501+01:00Kira por Atxia<br />
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj4zXhhleNqlADiCstwCmCHYfLtCL-_bacLTw7ni9f3oYPsk7tTbtKDjlQ0zI1PgnduAXXi885n_2GJHkXeVuUaJMDvnEn0IamksEIlrKGY7NktpjKrE7Zl7Gr_rXhggysVZW7yitcBhSA/s1600/Kira.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="256" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj4zXhhleNqlADiCstwCmCHYfLtCL-_bacLTw7ni9f3oYPsk7tTbtKDjlQ0zI1PgnduAXXi885n_2GJHkXeVuUaJMDvnEn0IamksEIlrKGY7NktpjKrE7Zl7Gr_rXhggysVZW7yitcBhSA/s320/Kira.jpg" width="320" /></a></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>Louise y la pequeña Kira, sentadas en el sofá que hay en el porche de la casa, miran el cielo. Kira no deja de moverse, nerviosa, esperando el momento en el que comience la lluvia de estrellas anunciada para esa noche. </i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>-Tranquilízate, Kira, todavía hay mucha claridad para que se puedan ver las estrellas. ¿ Qué quieres que hagamos mientras? </i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>-Mami, ¿por qué no me cuentas una de tus historias? –dice la niña mientras se estira en el sofá y apoya la cabeza en el regazo de su madre. </i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>Louise sonríe mientras le retira un rizo que le cae sobre la frente. “Cada día se parece más a Liliana. Sus rasgos tan finos, el pelo negro ensortijado, los ojos verdes...” </i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>-¿Te acuerdas del libro que leímos la semana pasada? </i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>-¿El Principito? </i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>-Sí. ¿Y recuerdas que al final del libro Antoine pedía que si alguien se encontraba a Principito le escribiera una carta para decirle que había vuelto? </i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>-Sí. </i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>-Pues yo le escribí esa carta. Hace unos años, antes de que tú nacieras, tu padre y yo estábamos trabajando en África. Los días que teníamos descanso, aprovechábamos para escaparnos al desierto. Nos gustaba el silencio que había en él, el tacto de la arena, el misterio que esconde, su constante movimiento...Un día, mientras tu padre preparaba el fuego junto al que cenábamos cada noche, me alejé del campamento para dar un paseo. Y cual fue mi sorpresa cuando, tras una duna, divisé la figura de un niño que se acercaba hacia mí. Cerré los ojos. ¡No podía ser! Pero al abrirlos de nuevo, continuaba allí, avanzando, cada vez más cerca. </i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<a name='more'></a><br />
<div style="text-align: justify;">
Kira, con los ojos llenos de asombro, se levanta como un resorte. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
-¿Principito? </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
-Sí, cariño, y era igual que como nos lo describe el libro. Estuvimos hablando sobre su planeta, la rosa, el cordero, los baobabs... También me habló de un personaje que conoció en el viaje de vuelta a su planeta.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
-¿Y quién era?</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
-Te lo contaré como lo hizo él. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b>“Cuando Principito abandonó la Tierra llegó a una estrella que llamó su atención porque tenía una luz más intensa y brillante que las demás. Una sensación de alegría recorrió su cuerpo al sentir el calor que emanaba del suelo. No tardó mucho tiempo en recorrer la parte visible de la estrella. Cuando se disponía a girar hacia la cara oculta, apareció, al final de una de las puntas, una mujer muy hermosa, de largos cabellos y piel traslúcida, casi transparente, que llevaba un paño en la mano..</b></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b>-Hola, bienvenido a mi estrella.</b></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b>-¿Tú estrella? Hace tiempo conocí a un hombre de negocios que dijo ser dueño de todas las estrellas. </b></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b>-Pues ya ves que no es cierto porque esta es mía. </b></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b>-¿Vives sola? </b></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b>-Sí. </b></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b>-¿Y no te sientes triste? Yo, al menos, en mi planeta tenía una rosa que me hacía compañía. ¿No te aburres? </b></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b>-¿Aburrirme? Pero si no me da tiempo. Tengo que limpiar constantemente la estrella. Los cometas la llena de partículas del polvo estelar que llevan en su cola. Y no puedo permitir que se acumule y difumine la luz. Esta luz es imprescindible en el Universo. </b></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b>-¿Imprescindible? </b></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b>-Claro, hay muchas personas que caminan perdidas, que buscan un lugar donde ampararse, donde depositar sus sueños o alojar el espíritu de sus seres queridos. Miran hacia la noche y de entre todas las estrellas del firmamento descubren una que, de repente, luce sobre las demás. Esa estrella, mi estrella, será una luz que les acompañará para siempre. </b></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b>Pincipito se marcho hacia su planeta entendiendo la importancia de las señales. Cuando se está en un túnel cualquier luz, aunque sea el pequeño destello de una estrella, puede alumbrarnos." </b></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
- Es muy bonito, ¿y como se llamaba la señora? </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
-Cariño, Principito no me lo dijo. Ya sabes que para él los personajes de su historia son representaciones de una idea, de una actitud. El nombre es lo de menos, pero si quieres nosotros la podemos poner un nombre. Yo creo que...¿qué te parece Kira? Tu nombre significa luz </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
- ¡Sí, sí –dice Kira aplaudiendo- como yo! Mira, mami, la primera estrella fugaz. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Louise y Kira empiezan a jugar a ver quién coge más estrellas, hasta que, de puro cansancio, Kira se duerme. “Mi querida niña, algún día sabrás la verdad de tu origen. Tienes derecho a saber quién fue tu verdadera madre y la valentía de sus actos. Pero ahora eres muy pequeña para entenderlo. Le prometí a Liliana que te daría la infancia feliz que ella no podía darte... y lo cumpliré. La imaginación es una instrumento poderoso contra la tristeza y el dolor y yo la utilizaré hasta que, juntas, reclamemos su memoria"</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
En otro espacio-tiempo, Louise observa el firmamento través de la cúpula de cristal del invernadero. De entre todas las estrellas, una brilla especialmente. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
“Kira...mi luz”</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<b><i>Atxia</i></b><br />Marion&Arthurhttp://www.blogger.com/profile/04314983130523184030noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-2844588430526051114.post-53982311454668299682012-05-15T13:47:00.000+01:002012-05-15T13:47:00.397+01:00Fantasías animadas de ayer y hoy por Ritman<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi9BFG1N78kPWYrqq59iJgFRV1BOT297062fkFxtBjmqyuTBEQ9H6pE3957NFsvSoGliSlJYSKwlWeoQc_ezf8anDYdilBeVX69KjF-r1DL57nu1oep9mGmjh1LMvC5QIXNCMMjohTWoPk/s1600/hechizo-botella.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="213" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi9BFG1N78kPWYrqq59iJgFRV1BOT297062fkFxtBjmqyuTBEQ9H6pE3957NFsvSoGliSlJYSKwlWeoQc_ezf8anDYdilBeVX69KjF-r1DL57nu1oep9mGmjh1LMvC5QIXNCMMjohTWoPk/s320/hechizo-botella.jpg" width="320" /></a></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">“Se necesita una botella que tenga llena sus tres cuartas partes con agua, tres dientes de ajo, pequeño mechón de pelo (de la persona que realiza el encantamiento) y siete agujas de coser. Con la botella cerrada y agarrada con la mano derecha se repite tres veces la siguiente oración: “Todo el mal que llega hacia mí, volverá para atrás. Seré libre de amar a quien yo quiera.”</span></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Luego se coloca la botella de vidrio en la hornalla de la cocina y se enciende el fuego, se cierra bien la puerta de la cocina y se sale para afuera de ella un tiempo hasta que la botella explota. Sucedido esto se entra nuevamente a la cocina y se apaga el fuego y se juntan todos los elementos dispersos, se colocan en una bolsa de basura y se sacan rápidamente fuera de la casa.</span></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Supuestamente este hechizo elimina toda influencia de otras personas que quieren dominar sus emociones y sentimientos, y garantiza que esa persona no podrá molestar nuevamente.”</span></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">-Encontré la receta de este contra hechizo con botella, dentro de una botella, precisamente. Cómo un mensaje.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">-Message in a bottle- añadí con la innecesariedad que me caracteriza.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"></span></div>
<a name='more'></a><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span><br />
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">- Podrías probarlo con lo de Marion. Lo firma Axati , legendaria hechicera de un país muy antiguo, mágico y luchador. Es curioso la cantidad de cosas si que te puedes encontrar por Mansheon si caminas con el ánimo atento. Aunque lo de caminar , en mi caso, -dijo Cooper, desde su silla- sí que sería un encuentro afortunado.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">-Tienes razón, Ben- admití- Con ser una mansión mágica, un mundo aparte en el que priva la Fantasía, las cosas, los datos, las personas, las relaciones y hasta los cuadros son tan reales como las que uno encuentra en su propio hogar.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">-Ahora voy a decir una frase que merecería ser tuya , Liam. “Es que esta fantasía está empezando a ser nuestro hogar” No digas que no…es un juego con las palabras anteriores y a ti te encanta jugar con las palabras.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">-Es el juego más inteligente. No habiendo una mujer a mano, claro.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">-Claro- admitió él incluso- Ese otro es el juego mayor. Pero, hablando de juegos, mujeres y fantasías…¿Fantaseas con la Albrich?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">A él se lo iba a contar. Tenía una semi consciente idea de lo de mis transformaciones nocturnas en azabache gato, pero aún dudaba en si considerar aquello como algo real o, por el contrario, un sueño. No quería, por otro lado, desairar a mi amigo, porque me había hecho una pregunta, así que respondí como suelo hacer a todo el que me hace una pregunta que no quiero responder</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">-A ti te lo voy a contar…</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Y él contestó como hace todo aquel que recibe ese tipo de respuesta…</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">-¡Ah, que es verdad! ¡¡Las tienes!!</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">-¿Por qué dejas de querer meterte, como incómodo voyeur, a mis fantasías y vuelves al vudú?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">-¿Vudú?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">-Vudú!</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">-Vudú s, on va a la war, chi sa quand reviendra- respondió Benjamin en lamentable macedonia idiomática.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">-Nunca me gustaron tus chistes- dije, mientras se retorcía ante la propia gansada- Dijiste que lo de Marion y su inquebrantable, magnética sumisión al Conde te parecía el fruto de una antiquísima y poderosa forma de vudú. Y me diste a entender que conocías algún antídoto contra ello.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Benjamin Cooper me miró con repentina y triste seriedad.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">-Más tarde, quizá…Tengo que bucear en mis libros y legajos. Yo, lo que haría ahora es lo que te he dicho: Darle cancha a la Fantasía. Ninguna otra potencia, sino ella, es la que te ha hecho encontrar ese mensaje en la botella. Y este pareado impremeditado que en mi última frase se desliza no nos conduce más que a la reacción que ante ello tendría cualquier persona racional que se precie de ello.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">-¿Y que es?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">-Seguir el camino del azar. A la única conclusión que al final de sus razonamientos llega el hombre estudioso es que la vida es puro azar. Así que, seamos azarosos en la medida que podamos. Consigue un mechón de pelo de Marion, unos dientes de ajo, y adelante con el experimento. La misma botella en donde encontraste la receta servirá. Sigue esa autovía de siete carriles que va desde el Azar hasta la Fantasía, al menos durante unos kilómetros…hasta que explote la botella. Si no obtienes resultado, toma el primer cambio de sentido y vuelve a donde perteneces.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Atacó esa melodía con su guillespiana trompeta y, por ende, nada más dijo. Bajo el sonido de la notable interpretación yo seguía pensando que, después de todo, más que vudú o cualquier otro tipo de encantamiento, el indestructible, enigmático enlace que había entre Keridil, el conde y Arthur y Marion, sus sirvientes tenía que ver con algo genético y familiar. Pero, en cualquier caso, sí, de acuerdo, iba a intentar conseguir un mechón de pelo de Marion. “Cuando no tienes pista que seguir, sigue al azar “esa era la conclusión que yo había sacado, que soy muy de sacarlas siempre, de nuestra conversación. Y, por mucho que la esplénda música de Benjamin Cooper sugiriese una bandada de domesticados decibelios volando hacia el ocaso, </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">yo no iba a dejar que los pájaros de mi mente piasen más de la cuenta. Conseguiría del modo que fuera, aquel mechón. Iba a empezar a moverme de una vez hacia la lógica en aquel mundo de fantasía en el que, curiosamente, todo parecía estar también un poco cogido por los pelos.</span></div>
<br />
<b><i>Ritman</i></b><br />Marion&Arthurhttp://www.blogger.com/profile/04314983130523184030noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2844588430526051114.post-46403661868362609522012-05-13T13:42:00.000+01:002012-05-13T13:42:00.403+01:00En la sala secreta por NClarín<br />
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgR5E6alncq1kOV7Su-JkjueXeNhcrTbbGLJth7rD0aEa3e7dxFPufu6syT3bdHnfwlbQzyostzGAg8-tPnNpASHnWRuWhXZdY3pWgdoTBuyqN6du19tSwjLybjWlZ0Oza3RuA6jo8BN3A/s1600/Fantas%C3%ADa+en+Mansheonn.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="239" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgR5E6alncq1kOV7Su-JkjueXeNhcrTbbGLJth7rD0aEa3e7dxFPufu6syT3bdHnfwlbQzyostzGAg8-tPnNpASHnWRuWhXZdY3pWgdoTBuyqN6du19tSwjLybjWlZ0Oza3RuA6jo8BN3A/s320/Fantas%C3%ADa+en+Mansheonn.jpg" width="320" /></a></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"> Hoy he subido a las buhardillas de la mansión. Lo he hecho temprano, antes de que mis colegas y el personal de la finca se despertara, quería ver amanecer en Mhanseon y quería estar solo, sentir la magnificencia del amanecer en soledad, ver y percibir cómo las sombras huyen de la luz y la naturaleza muestra su colorido en todo su esplendor a medida que el amante de la aurora se levanta en el horizonte. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"> </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"> Desde mi atalaya contemplo en un primer plano, tamizado por la tenue luz del amanecer, un bosque de pinos en el que los abetos enseñorean su esbeltez. Hay también olmos y fresnos y otras especies que le dan al paisaje una rica variedad de tonalidades que van desde el verde intenso, casi negro, hasta el más tenue, casi amarillo. En un claro del bosque, un riachuelo discurre mansamente y, a su izquierda, un camino se pierde en la frondosidad del paisaje. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"> </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Me embeleso contemplando la serenidad y la belleza que se desprende del espectáculo que contemplo y dejo volar mi imaginación y mi fantasía. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"> </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Tengo bajo mis pies un retazo de naturaleza viva que se muestra ante mí indiferente a las sensaciones que despierta. Seguramente es capaz de sentir emociones por sí misma, pero discretamente las oculta, solo se muestra tal cual es y, desde su mudez, te habla, te sugiere, te embriaga, te transmite sentimientos y nunca te engaña, se muestra tal cual es y se deja querer. Tiene una pasión, la exuberancia, y una virtud, la multiplicidad de su colorido. Esta soy yo, parece decirte. Meterse en su cama será otra cosa. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<a name='more'></a><br />
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Todo este espectáculo de luz y color lo miro y lo siento desde un lugar en el que la vida y el tiempo parecen haberse detenido, donde los viejos muros que lo albergan son testigos mudos de su inquietante historia. En él se han recluido sus huéspedes, no se sabe muy bien si huyendo de sí mismos o para encontrarse, cada uno con su historia a cuestas, cada cual con sus secretos, cada quien con sus propias heridas. ¿A qué y por qué han venido? ¿Qué los trajo aquí? Fuera está la placidez, dentro, la tensión. Uno tiene que preguntarse a la fuerza qué ha empujado a que, quienes han elegido este lugar para vivir, se confinen en él y se sientan felices cuando lo propio de Mansheon es la tristeza y la soledad. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"> </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">De cualquier modo hay que preguntarse qué une a los residentes de Mansheon entre sí y qué tienen en común. Qué puede unir a Victoria Robles con Akane Fuchida, a esta con aquella, a ambas con Louise Svenson y a esta con las dos. ¿Y con Benjamín Cooper? No hablemos de Liam Walls, personaje misterioso y escurridizo al que le gustan los coches y viene a relegarse a Mansheon; o de Hector Latorre, un peruano de influyente familia que abandona su tierra y se viene aquí a escribir y a tomar café negro sin azúcar. Todo esto es surrealista y sin embargo es real. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"> </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Y me pregunto, ¿cuál es la realidad de Mansheon, la que contemplo desde la buhardilla o la que se vive en su interior? ¿Cuál es la realidad de sus moradores? ¿Cuál es la mía? Y si dirijo mi mirada a los personajes que hoy ocupan mi mente, ¿qué ocultan? ¿De qué huyen? ¿Qué esperan? ¿Esperan encontrar la felicidad como esta ha encontrado a Victoria o simplemente reniegan de un mundo que les ha causado demasiadas heridas? ¿Están vivos o están muertos? ¿Están aquí en busca de la inmortalidad a la que aspiraron o tienen un pacto con el Diablo? ¿Quién me dice que no son vampiros y que una noche nos van a invitar a un baile que terminará en una orgía de sangre?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"> Si repasamos su historia, Akane es huérfana, su madre se suicidó y su padre sucumbió al alcohol; ahora vive aquí escribiendo cuentos al revés, fumando en pipa y escondiendo mensajes secretos tras el espejo. ¿Por qué? ¿Y Liam Wals, un escocés al que le gusta la ginebra? Un tipo arrogante que esconde sus sentimientos, escribe historias fantásticas y le gusta la soledad. ¿Qué les pasa a sus sentimientos?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"> Si nos fijamos en Victoria Robles la extrañeza sube enteros. Estuvo a punto de casarse cuatro veces y las cuatro se arrepintió en el último momento, sin embargo, guarda todos sus vestidos de novia, se los pone cuando llueve para pasear bajo la lluvia y, como única compañía, tiene un gato. Escribe cuentos sin final, como sus noviazgos, sigue recordando a sus novios y quiere a los cuatro. Hasta es posible que les escriba. ¿Qué le pasa a la encantadora Victoria? </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">La misma extrañeza nos hace sentir Hector Latorre, un rico heredero peruano que lo abandona todo desesperado por la muerte de su novia y viene a recluirse en Mansheon. Aquí se dedica a escribir y a beber café amargo como si fuera agua, y los poemas que escribe los mete en tarros de cristal. A ver qué explicación tiene eso. Más extraño aún es el caso de Louise Svensson, enfermera de guerra. Se enamoró de un oficial ruso con el que tuvo una hija y la guerra se los quitó a ambos. Escribe poemas sobre los que descarga su frustración y cuida del jardín, cuyas plantas mima con esmero, pero está peleada con el género humano. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Y para cerrar la lista el más extraño de todos: Benjamín Cooper, un negro descendiente de esclavos de Virginia (USA) que dando tumbos por el ancho mundo aprendió a tocar la trompeta y tras tener un accidente que lo postró en una silla de ruedas se viene a Mansheon a escribir diarios y a contar historias. ¿Tiene esto algún sentido? </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"> </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Seis personajes –tres hombres y tres mujeres- de lo más variopinto que tienen en común sus desgracias y su afición: la escritura. Todos tienen uno u otro motivo para deshacer los lazos que los unen al mundo, lo que no está claro es por qué vinieron a recluirse en Mansheon. Si analizamos bien todos estos datos no podemos evitar concluir que en cada personaje hay un halo de locura, en cuyo caso Mansheon vendría a ser para ellos una casa de reposo, un sanatorio mental. Esto podría ser una explicación, pero seguimos sin saber cómo conocieron al Conde Thorn y por qué éste los envió aquí y ellos aceptaron. Mansheon sigue siendo un misterio.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Lo único que sabemos de Mansheon es que su historia está unida a Mórrigan, la hija del antepasado del Conde Thorn, que según todos tenía el don de la ubicuidad –al menos eso es lo que se desprende de las historias que se oyen por aquí sobre ella-, una mujer que fue raptada siendo niña vaya usted a saber por quién, pues nunca pudo saberse, y un buen día apareció, dijo “he vuelto”, y su abuelo, para celebrarlo, le regaló este predio. Pero Morrigan hizo de él su mundo particular y todo lo que hoy es Mansheon es obra suya. Se cuenta que murió, pero su cadáver nunca apareció, por tanto debe de estar aquí, entre nosotros, ejerciendo su influencia y haciendo que incluso el tiempo sea relativo, pues sus habitantes unas veces están, otras no, se van, vienen, desaparecen y nunca puede estar uno seguro de si van o vienen. En realidad no sabemos sin están vivos o muertos. Lo que parece lógico pensar es que si Mansheon es obra de Mórrigan sus personajes también lo sean, que los haya elegido ella de entre los muchos que trajo el conde, y que lo que el Conde Thorn busque realmente al invitarnos a venir aquí es desentrañar el misterio de su nieta que él por sí solo no puede. Es para volverse loco. Y desde luego Mórrigan lo estaba, todo induce a pensar que es así. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"> </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"> Es inevitable colegir que para llegar al meollo del misterio hay que descubrir qué une entre sí a estos seis inquietantes personajes y si alguno de ellos conocía a Morrigan antes de venir aquí, y que para saberlo hay que acercarse a la misteriosa personalidad de esta, averiguar dónde y con quién estuvo cuando fue raptada y qué hizo durante todo ese tiempo. Puede que en Morrigan está la clave de todo. El mayordomo debe saber algo; hasta llegar al conde Thorn empezaré por él. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"> </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Pero antes de hablar con míster Thidesson le haré una visita a mrs Albrich, ella, desde su discreción, desde ese segundo plano que adopta como si tratara de pasar desapercibida, sabe más de lo que aparenta, estoy seguro. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"> Decido abandonar las buhardillas y me encamino a las dependencias de la plata baja en busca de Marion. Mientras lo hago me pegunto ¿quién es en realidad Marion Albrich? No sé nada sobre ella, ni siquiera estoy seguro de si es hombre o mujer, si el papel que desempeña de ama de llaves es una simple tapadera para vigilar de cerca a los huéspedes de Mansheon o es una espía del MI6 al servicio de su graciosa majestad. Todo puede ser, incluso que sea la psiquiatra de Mansheon, pero por su aspecto parece ser lo que es, lo cual no deja de ser sospechoso teniendo en cuenta que aquí nada es lo que parece. Marion es alta y espigada, morena, ojos claros, con un rostro que parece haber modulado la brisa por la suavidad de sus facciones, y con una mirada penetrante que impresiona. Modales muy correctos, siempre en su sitio, no intima con nadie, siempre está apartada de todos y sin embrago próxima; lo observa todo, lo sabe todo, lo controla todo. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"> </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"> La encontré en el office desayunando. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"> --Hombre, Clarín, llegas a tiempo, ¿quieres desayunar? –me dijo a modo de recibimiento con afectado entusiasmo. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"> Aunque parezca rara su familiaridad en el trato no lo es, ya habíamos hablado en más de una ocasión y convinimos en tutearnos, Mansheon era fría, ¿por qué serlo nosotros también? Y aceptó. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"> --No podré hacerlo en mejor compañía, buenos días, Marion –le respondí. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"> Me acomodé en la mesa frente a ella y me dispuse a dar buena cuenta del opíparo desayuno que había preparado. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"> --¿Sabes, Marión? --Me atreví- había llegado a pensar que te alimentabas del aire.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"> Me miró entre divertida y sorprendida.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"> --¿Por qué lo dices? –preguntó divertida.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"> --Es la primera vez que te veo comer –aclaré.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"> Se rió. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"> --¿Cómo llevas tu estancia en Mansheon? –me preguntó a continuación con tono neutro. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"> --Es curioso lo que me pasa desde que llegué –le respondí-, y es que pese a que el lugar no invita precisamente al optimismo ni inspira vitalidad, uno se encuentra bien aquí. Me pregunto si los demás sentirán lo mismo. ¿Te pasa a ti? </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"> --Si sientes eso es que has empezado a captar la esencia de Mansheon –me respondió sin aclarar mi pregunta, aunque di por sentado que si la causa era el conocimiento del lugar, ella, que llevaba aquí toda su vida, se sentiría en el séptimo cielo. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"> --¿La esencia de Mansheon, Marion? –comenté de forma retórica- Dudo que la conozca algún día. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"> --No desesperes, lo lograrás –me animó.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"> --Una pequeña ayuda me vendría fenomenal –le dije con intención. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"> Terminamos de desayunar, nos levantamos de la mesa y Marion me invitó a que la siguiera. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"> --Hoy vas a conocer un poco mejor a Mansheon –me adelantó-, pero antes debo cubrirte la cabeza, no puedes ver por dónde vamos a ir a ese sitio. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"> Y para mi sorpresa me puso una capucha negra de lana gruesa a través de la cual no se filtraba ni la más mínima porción de luz. Me cogió de la mano y la seguí a través de lo que me pareció un pasadizo que debía de arrancar de algún lugar secreto de la cocina. Anduvimos en completo silencio durante unos cinco minutos, subimos unas escaleras, oí como Marión abría una puerta y como volvía a cerrarla. Fue entonces cuando me quitó la capucha y me dijo:</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"> --Estamos en la cámara secreta de la mansión, eres el primero en conocerla, pero no te hagas ilusiones, sólo conocerás una pequeña parte. De momento puedes observar los cuadros de las paredes –me sugirió. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"> Fue lo que inmediatamente llamó mi atención. Eran de una belleza deslumbrante en su plasticidad, pero de todos ellos brotaba una infinita melancolía. Las pinturas que exhibían las paredes de la cámara secreta eran obra de John William Waterhouse, pintor inglés que plasmó en sus pinturas leyendas, mitos y poesía. Allí estaba el famoso cuadro "Lady of Shalott", en el que Elena se dirige a Camelot en una barca a morir porque descubre que su amor, el caballero Lanzarote, está enamorado de la reina Ginebra. La escena, de un romanticismo demoledor, me conmovió profundamente. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"> Junto a él se enseñoreaba un cuadro bellísimo, “Hylas y las ninfas”, a cuya contemplación es imposible sustraerse: siete ninfas de una belleza embriagadora se bañan en un lago, Hylas las ve, se acerca y lo seducen. El cuadro recoge el momento en que una de ellas lo agarra del brazo antes de arrastrarlo hasta el fondo del marjal donde moriría. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"> Continuo mi exploración y me fijo en otra pintura que evoca a la Bella Durmiente, pero que en realidad se trata de “La belle dame sans merci”, que recoge el momento en que el caballero se acerca a la dama sin saber que va a morir a sus manos.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"> Otro cuadro esplendoroso llama mi atención: “Ausente, pero no olvidado”, que representa la tristeza en su más profunda y patética expresión en el rostro de una bellísima joven que medita, con un ramos de flores en su mano izquierda, junto a una tumba, y junto a él, “Pandora”, en el que la mitológica diosa se dispone a abrir la caja que tantos males atrajo sobre la tierra. Junto a “Pandora”, “Ofelia”, la prometida de Hamlet, que enloqueció de dolor y después murió ante el hecho terrible de que su amado matara a su padre. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"> Por último una espectacular pintura atrae mi atención: “La Tempestad”, que representa el momento en que Miranda contempla desde la orilla del mar el hundimiento del barco donde viaja el hermano de su padre a causa de la tempestad que había provocado Ariel por mandato de aquel. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"> Puede decirse que me quedé extasiado contemplando aquellas extraordinarias obras cuyo denominador común no era solo su extraordinaria belleza, sino que en todos ellos, además de la melancolía, estaba presente la muerte. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"> --Todos los encargó la señorita Morrigan –me aclaró Marion cuando acabé de contemplarlos. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"> --¿Son copias de los originales? –pregunté admirado.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"> --Así es –confirmó ella.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"> --¿No me vas enseñar nada más? –volví a preguntarle sin reponerme aún de la impresión.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"> --Por hoy es suficiente –me respondió-, lo que acabas de ver es el espíritu de Mansheon. Aquí hallarás belleza, te toparás con la tristeza y convivirás diariamente con la muerte. Belleza, tristeza y muerte, ellas son el alma de este misterioso lugar donde, no obstante, es posible encontrar la felicidad. Victoria te lo dijo, ¿verdad?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"> Y recordé cuando Victoria Robles, en la conversación que mantuve con ella en el comedor, me confesó que la felicidad la había encontrado aquí. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"> Esa noche la busqué, quería darle las buenas noches, seguir nuestra conversación, y subí a sus aposentos. Llamé a la puerta y su voz me invitó a pasar. Al hacerlo, desde la puerta, contemplé el cuadro más bello de todos: Victoria, vestida con una falda larga de color negro y un suéter de manga corta a juego, con su maravillosa cabellera cobriza hasta la cintura, contemplaba la noche de luna llena en un cielo cuajado de estrellas. No tuve por menos de detenerme en la entrada para saborear la belleza que emanaba de su figura en aquel marco nocturno digno de Chopin. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"> --Pasa, Clarin, no te quedes en la puerta, hace una noche magnífica –me invitó.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"> ¿Por qué sabía que era yo si ni siquiera había vuelto la cabeza para mirarme y yo no había pronunciado ni media palabra? Cuidado, chaval –me dije- que tú no has venido aquí a encontrar la felicidad ni a que la felicidad te encuentre a ti. Has venido a lo que has venido, a lo que hace que sigas vivo, a lo que mantiene viva tu ilusión, has venido a escribir, no vayas ahora a pisar terrenos que pueden llevarte a la desesperación. Mansheon es cambiante y contradictorio, sus habitantes, también, y tú ya no estás para aventuras a la luz de la luna. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"> Aun así me acerqué a ella, me puse a su lado, y le dije: “no me importaría ser el quinto”. No debí decirlo, pero la suerte estaba echada. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<b><i><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">NClarín</span></i></b></div>Marion&Arthurhttp://www.blogger.com/profile/04314983130523184030noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2844588430526051114.post-81508551621876641792012-05-10T16:34:00.000+01:002012-05-10T16:34:00.188+01:00El príncipe por Nanny<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjV2tlrkyRpbYhwup2swXk9j_RnAGsXxtn8dbKQvLAmmiYYT0bVzq_-sHpB-LLqeJ6dAM9o0E8GRp-qZLIG0wS5Qj6w7UnkGf_trc24oZRoNG4W-fodYl2mzOLSSG6MYwnLXaXBmpmfjDk/s1600/Fantasy-Wallpaper-imagination-28242215-1920-1200.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjV2tlrkyRpbYhwup2swXk9j_RnAGsXxtn8dbKQvLAmmiYYT0bVzq_-sHpB-LLqeJ6dAM9o0E8GRp-qZLIG0wS5Qj6w7UnkGf_trc24oZRoNG4W-fodYl2mzOLSSG6MYwnLXaXBmpmfjDk/s320/Fantasy-Wallpaper-imagination-28242215-1920-1200.jpg" width="320" /></a></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Cielo gris. Grises montañas. Bosque gris. Grises campos. El castillo es gris, la ciudad es gris, el reino es gris. El mundo es gris. No hay atisbos de ningún otro color, sólo gris, en toda su variedad de tonos, desde el casi blanco hasta el casi negro, pero siempre gris, gris, gris. Omnipresente triste gris.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">El hombre, sentado en lo alto de la colina, observa, suspira y recuerda como era el mundo antes de que el gris lo llenara todo. Antes de que se llevaran al príncipe, el rey falleciera sin heredero y el mundo quedara abandonado a su suerte.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Antes -recuerda- el aire era tan diáfano que se podía ver a más de un kilómetro y, en un buen día, hasta era posible oír el zumbido de una abeja a tres kilómetros... o al menos eso decía siempre su padre. Los colores eran tan vibrantes que casi dolían, la comida era tan sabrosa que aún salivaba al recordarla. Las ciudades estallaban de ruido y color. Los campos eran fértiles. El mundo era un lugar rebosante de vida, de vida colorida y ruidosa, de vigorosa y maravillosa vida... Ahora, sin embargo, el aire era pesado y difícil de respirar, no había más color que el gris, la comida no sabía a nada, las ciudades parecían habitadas por grisáceos zombis, en los campos sólo crecían unas raquíticas plantas, la vida se arrastraba aplastada bajo la monotonía del gris.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"></span></div>
<a name='more'></a><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span><br />
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">El castillo, entonces, era el centro del mundo. Caballeros Guardianes llegaban a él desde todos los puntos cardinales, con resplandecientes armaduras y brillantes estandartes. Las banderas flameaban en torres y ventanas, las damas y los caballeros paseaban por jardines y veredas luciendo lujosos ropajes. Se celebraban justas, fiestas y bailes sólo para festejar la vida. La magia se agitaba en el aire, palpitaba en todos los corazones, pululaba por todas partes, como la savia se extiende por el árbol, llevando fuerza y energía a todo el reino. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">El rey, con su palabra, sostenía, creaba y unía a todo y a todos. A través de él surgía la vida y la magia. Era el único en todo aquel maravilloso mundo capaz de crear, imaginar e inventar, los demás se nutrían de su inefable fantasía y su arte con las palabras. Sólo el rey y su heredero podían sustentar y hacer crecer tanta maravilla como el mundo albergaba.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Por eso el nacimiento del heredero fue celebrado con los mayores fastos, la llegada del pequeño príncipe aseguraba la continuidad de todo un mundo y eso merecía las mayores celebraciones. El príncipe sería instruido desde su más tierna infancia en las artes mágicas de la creatividad y la palabra. Se entrenaría su imaginación constantemente para que fuera lo bastante fuerte y poderosa como para poder crear y sostener. Se le cuidaría y protegería porque perderle a él equivalía a perder el futuro.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Pero nadie recordó al Oscuro Señor, ladrón de palabras, enemigo de todo aquello que oliera a creación y amante de la muerte pues lo creían vencido y escondido en el mundo sin magia de donde procedían él y su hermano, el Rey. De modo que nadie estaba preparado para su sorprendente ataque cuando las celebraciones por el nacimiento del heredero se hallaban en su mejor momento. El ataque fue rápido y efectivo y, antes de que nadie pudiera reaccionar, el Oscuro Señor había desaparecido en la noche llevándose entre sus brazos al recién nacido de cuya vida dependía todo un mundo.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Durante días y meses el rey y sus caballeros buscaron sin descanso al pequeño sin el menor resultado. Finalmente un espía real informó de que tanto el Oscuro Señor como el pequeño se encontraban en el mundo que llamaban “real”, donde el Ladrón de Palabras fingía ser su padre. El niño se encontraba custodiado por invisibles y poderosos guardianes casi imposibles de vencer. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">A lo largo de los años el rey envió caballero tras caballero en busca del niño, sin resultado alguno hasta que, finalmente, y en contra de lo que su sentido común y sus consejeros le recomendaban, decidió acudir él personalmente a rescatar a su hijo.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Aquel fue el principio del fin. El rey regresó derrotado y herido de muerte. Tal vez podría haber sobrevivido a sus heridas sino fuera porque el dolor de perder a su hijo y el futuro del mundo le habían debilitado la voluntad de vivir. Al poco tiempo de regresar, el rey falleció.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">El dolor recorrió cada ciudad y cada pueblo, lloraron las mujeres, lloraron los hombres, lloraron los niños y hasta las bestias lloraron. Lloraron por el hombre que habían amado pero también por ellos mismos. Sin Rey y sin sucesor, su futuro estaba sentenciado. Sin nadie que creara, alimentara y sostuviera la vida, el mundo no tardaría en morir.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Se siguieron enviando caballeros en busca del príncipe, se siguieron probando sortilegios y encantamientos para comunicarse con él y atraerle. Y, mientras tanto, el color y la energía vital fue desapareciendo de todo y de todos. En los lugares que aún conservaban algo de fuerza, todo era gris, en aquellos otros en el que la vitalidad casi había desaparecido, todo era horriblemente transparente.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">El hombre sentado en lo alto de la colina, había oído decir que, en algunos lugares el color y la vida habían regresado tímidamente y se decía que, tal vez, el príncipe, aún sin saber quién era o qué hacía, se había acercado, de alguna manera, a este triste mundo. Le gustaría creer que eso es cierto, le gustaría pensar que, de alguna manera, el príncipe (el rey, en realidad) había logrado escapar de su prisión y de sus guardianes y que, más pronto que tarde, vendría a traerles la salvación. Sí, le gustaría mucho creerlo pero viendo la desolación y la gris tristeza que lo rodea, lo pone seriamente en duda.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">El hombre se levanta lentamente, cada día se siente más cansado. Las fuerzas se le escapan y siente que no falta mucho para comenzar a volverse transparente y luego, finalmente, desaparecer. Antes de continuar su camino susurra una pequeña rogativa para que, si es cierto lo que cuentan, el príncipe regrese antes de que sea demasiado tarde.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">En su cama, a menos de un mundo de distancia, el jovencísimo Liam despierta sobresaltado y con la mente llena de imágenes de un mundo gris. Liam, intentando no hacer ruido para no despertar a su padre, se levanta y va hacia su escritorio. De un cajón secreto (si su padre se entera de que pierde el tiempo escribiendo lo castigaría de por vida), extrae unos papeles y una vieja pluma. Tras meditar un par de segundos, Liam comienza a escribir.</span></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">En otro mundo, en un mundo gris y cansado, un árbol moribundo comienza, lentamente, a reverdecer.</span></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<b><i><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Dolo Espinosa (Nanny)</span></i></b></div>Marion&Arthurhttp://www.blogger.com/profile/04314983130523184030noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2844588430526051114.post-20956582273520063422012-05-07T19:50:00.000+01:002012-05-07T22:10:30.877+01:00Crónicas de Rhen-Aniam por Laura Frost<br />
<i><br /></i><br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj0WQ6JV9YJceeA3KHee2s039V0iE4KHB-dlSNiSkPc95vI5OHuMSLJKxh4oun7pAfhokx_RlqcHM7X3WxSWD_VhxGHtFB2PML6A_l3yYFh_2GZf9PC6FqkRZsj2zStzao1wi1RwBhlwSw/s1600/Hada+lib%C3%A9lula.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj0WQ6JV9YJceeA3KHee2s039V0iE4KHB-dlSNiSkPc95vI5OHuMSLJKxh4oun7pAfhokx_RlqcHM7X3WxSWD_VhxGHtFB2PML6A_l3yYFh_2GZf9PC6FqkRZsj2zStzao1wi1RwBhlwSw/s320/Hada+lib%C3%A9lula.jpg" width="273" /></a></div>
<i style="text-align: justify;"><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">El crepúsculo en la estación de tránsito siempre era frío y silencioso en aquellas tierras </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">inhóspitas del norte. Aunque Rhen-Aniam estaba gobernada por dos largas estaciones extremas —</span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Rhen, cuando los días son largos y calurosos a excepción de Frozen Lands, y Aniam, cuando el </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">azote de los vientos helados del norte devastaban todas las regiones imponiendo en el paisaje </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">cientos de tonalidades de blanco—, con ellas convivían armoniosamente los tránsitos, unos cortos </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">periodos de tiempo donde las temperaturas se suavizaban y en los que las distintas regiones de </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Rhen-Aniam se enarbolaban de vida. Los habitantes de aquellas tierras veían trascurrir sus vidas </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">entre la impenitente circunferencia que imponían esas dos grandes estaciones extremas y sus </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">pequeños tránsitos.</span></i><br />
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><i><br /></i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Kirlam había nacido en Rhen- Yatsu, el tránsito hacia el fuego y eso le convirtió desde su </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">nacimiento en un ser especial, una raya en el agua que se produce una vez cada miles de años.</span></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Hasta aquel momento nunca habían nacido niños humanos en los tránsitos, solo las hadas gozaban </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">de ese privilegio y ellas habitan en la región de Los Lagos, muy lejos de las Montañas Circulares y </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">jamás se mezclan con los humanos. Pero Kirlam no era solo humano y Sardack —la Reina Sapo—, </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">lo sabía. Veintiocho ciclos atrás, la reina había </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">lanzado sus huestes personales, la guardia más cruenta </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">que se pueda imaginar liderada por el impasible </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Zolden, y tras arrasar con todo el clan había </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">secuestrado al bebé de pecho que aún era Kirlam para </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">educarlo bajo su tutela y su mando en las artes de la </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">magia negra, inculcándole cada día, con laboriosa </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">tenacidad, los principios que sostenían su imperio de </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">terror. Ahora su nombre era Kirlam Temed.</span></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><i></i></span></div>
<a name='more'></a><i><br /></i><br />
<div style="text-align: justify;">
<i><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Tras una larga jornada de viaje, Kirlam no había </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">vuelto la vista atrás. Para él abandonar Frozen Lands </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">estaba acompañado de una sutil amputación </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">emocional y se reconocía inútil en controlar el </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">desasosiego iracundo que le producía aquel abandono </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">forzado al que se veía sometido cada vez que Sardack </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">despertaba con uno cualquiera de sus caprichos </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">atizados por el ansia de poder y control. Espoleó </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">ligeramente los flancos de su montura para traspasar los límites de aquellas lejanas latitudes del </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">norte, y allí donde el paisaje abandonaba el escenario blanco para dar lugar a unas tenues briznas </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">de ocres y un poco de vegetación, desmontó del caballo. Atrás quedaron los escarpados pináculos </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">de hielo que reconocía como su hogar y torciendo el gesto se dispuso a localizar un lugar donde </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">montar un pequeño campamento y descansar. El deshielo primaveral repoblaba los arroyos de </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">agua cristalina y cerca de uno, flanqueado por los primeros árboles de las llanuras, su caballo se </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">regocijó del primer descanso, justo en el momento en el que las dos lunas de Rhen-Aniam se </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">alzaban en el cielo. Una enorme y amarilla, otra mucho más pequeña y de un verde luminoso, como </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">una esfera esmeralda.</span></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><i><br /></i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Kirlam lanzó un hechizo de fuego sobre algunos troncos que recogió en silencio y, sin un </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">ápice de apetito, se recostó sobre un lecho tosco que improvisó con algunas pieles que portaba. A </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">su lado, muy cerca, para poder ser blandida con la velocidad de un haz de luz, descansaba Larost, </span></i><i><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">la espada mágica. Como todas las noches, desde que fue despojado de su infancia en las Montañas </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Circulares, el joven hechicero no podía dormir. A lo lejos podía oír los graznidos de Wyeth, el </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">águila que constituía su ser protector, que posiblemente habría encontrado algún roedor para </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">comer. </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">El agua que fluía en el arroyo cercano lanzaba un murmullo tranquilizador, una melodía </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">cristalina que se asemejaba a una canción de cuna y dejándose mecer por ese arrullo cerró los ojos </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">y el sueño, inquieto y desconcertante como todas las noches, le atrapó.</span></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">— Mmm — Akane se agitó ligeramente sobre la cama y buscó con la mirada a Liam que estaba</span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">sentado frente al escritorio —. No entiendo cómo puedes teclear aún en esa antigualla. ¿A ti no te </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">dice nada la palabra Apple? </span><br />
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span><br />
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">— Vaya, lo siento, te he despertado — se disculpó con una pequeña mueca de culpabilidad—.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">- Sabes que me gusta escribir en esta máquina, pero dejaré de hacerlo si no te deja dormir.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">— En absoluto, me ha despertado la sed — Akane se bebió un vaso de agua sin respirar y volvió a </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">recostarse—. Soñaba con agua, agua de un arrollo y un hombre castaño de ojos ambarinos. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">- Era </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">guapo, ¿sabes?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">— Vaya.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Liam se dedicó unos segundos a reflexionar sobre lo que Akane acababa de decirle, no en </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">vano su historia parecía que había abandonado las páginas y en una procesión de minúsculas letras </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">aladas se había colado en el sueño de Akane cobrando vida después. Cuando se giró para compartir </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">con ella su descubrimiento, la pequeña japonesa ya estaba dormida.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">— Será casualidad — murmuró para sí y encendiendo un cigarrillo continúo aporreando las teclas </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">de aquella Olivetti 64.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Los primeros rayos del Gran Sol juguetearon sobre el rostro del joven hechicero, aunque </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">eso no le resultó tan molesto como el hecho de sentir las minúsculas patitas de un insecto justo en </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">la punta de su nariz. Sosteniendo la respiración intentó conjurar un hechizo silencioso para </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">congelarla y entregarla como regalo a Sardack — de todos era sabido que la vieja reina se </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">complacía coleccionando las almas de las hadas en una pequeña y sutil venganza personal—, pero </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">la inquieta libélula se alzó en vuelo con agilidad y aunque Kirlam, humillado y tocado en su </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">autoestima por ser ninguneado por un insignificante insecto, se levantó y quiso atraparla con las </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">manos, erró en su intento.</span></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><i><br /></i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><i>— ¡Estúpidas hadas! – espetó mientras escupía en el suelo.</i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><i><br /></i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Al igual que Kirlam poseía un águila como ser protector, aquella libélula debía ser su </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">equivalente de un hada del clan del agua, o lo que es lo mismo, las hadas oscuras. A diferencia de </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">los humanos, los seres protectores de las hadas podían separarse de ellas durante largos periodos </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">de tiempo y a largas distancias, por lo que el hechicero negro no se molestó en considerar que </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">alguna de ellas pudiera andar cerca, aunque la expresión ceñuda de su rostro no disimulaba la </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">aversión que sentía por aquellos seres mágicos y terriblemente hermosos.</span></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><i><br /></i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Antes de levantar el improvisado campamento, Kirlam se acercó al arroyo para echarse un </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">poco de agua fría sobre el rostro y despejar la mente, solo dos jornadas de viaje le separaban de </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Kenora-Ut, la gran ciudad, y aunque se imaginaba los oscuros móviles que tenía Sardak para </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">desposeerle de su merecido descanso en Frozen Lands, prefirió conservar la mente en blanco. </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Kenora-Ut era la ciudad más importante y el centro neurálgico de todas las decisiones </span></i><i><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">políticas y económicas de Rhen-Aniam, y tras sus enormes murallas se encontraba el palacio de </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Sardack, una fortaleza de cristal y polvo de meteorito de la que sobresalían siete torres talladas en </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">cristal de color y al que había que acceder atravesando siete círculos concéntricos de agua y cuyos </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">puentes cambiaban de lugar a placer. Cuando Kirlam atravesaba el último de ellos, y a pesar de </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">que la enorme capa de viaje con capucha ocultaba completamente su rostro, las trompetas de la </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">torre principal comenzaron a sonar en un gesto de bienvenida. Por mucho que intentara disimular, </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">el porte y el aura del hechicero eran reconocidos en todos los rincones de la gran ciudad, no en </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">vano, era el hijo de la reina y como tal era respetado y temido.</span></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><i><br /></i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><i>Se detuvo en la puerta principal del palacio y levantó ligeramente el brazo derecho. Wyeth, </i></span><i><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">desde el cielo, comprendió que Kirlam le llamaba y en un elegante vuelo descendió para posarse </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">sobre el antebrazo protegido con un grueso brazalete de cuero repujado. Desmontó del caballo, </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">extrajo a Larost de su funda en la montura y se la caló en la cadera, y junto a Wyeth se dispuso a </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">flanquear las puertas del Gran Salón.</span></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><i><br /></i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><i>— Pórtate bien — le susurró al águila, que le devolvió un gesto de asentimiento y un pequeño</i></span><i style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">picotazo en el cuello. Kirlam sonrió.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">—Vale, me portaré bien — murmuró Akane en mitad del sueño—. Pero ya sabes que hay algo en </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">ella que no me gusta.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Liam detuvo el teclear sobre la Olivetti y se giró para confirmar si había sido Akane la que </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">había hablado. Se acercó a ella y le rozó la frente, no sudaba ni su sueño parecía inquieto, más bien </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">todo lo contrario, una sonrisa placentera se le extendía sobre el rostro. La arropó y la besó antes de </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">continuar con su historia, aquella noche se sentía especialmente inspirado. Entonces Akane </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">murmuró de nuevo:</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">— No me importa que sea tu madre. Ella te engaña, lo sé.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">— Akane, Akane — susurró Liam a su lado mientras le acariciaba el rostro—. Estás hablando en </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">sueños. Tranquila.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">— Eh, ¡ahí hay un ratón! — articuló la chica en un tono jovial —. Ahora vuelvo.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Acto seguido, Akane se sumió de nuevo en las profundidades del sueño con tanta entrega que</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">comenzó a roncar, y Liam, aunque algo sorprendido por el extraño diálogo de la muchacha, se </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">dispuso a continuar con su trabajo. “Hubiera jurado que se trataba de la mismísima Wyeth”, pensó </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">para sí y encendió otro cigarrillo. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><i><br /></i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">De acuerdo con la tradición, el Gran Salón había sido decorado para celebrar las fiestas de Rhen-</span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Yatsu y pequeños lagos con nenúfares se suspendían mágicamente a lo largo de la estancia </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">aportando una humedad que a Kirlam le resultaba insoportable. Eso y el olor de los cientos de </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">flores que decoraban las paredes a modo de guirnaldas y que a él se le antojaban, como mínimo, </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">innecesarias.</span></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><i><br /></i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Se situó en el círculo de mármol, el cual se presumía marcaba el centro exacto del Gran Salón y </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">que estaba destinado a iniciar el tratamiento con la reina. A pesar de que él no lo necesitaba, y que </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">hubiera podido ir directamente a los aposentos de Sardack, Kirlam gustaba de irritar a su madre </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">haciendo un uso meticuloso del protocolo y la tradición.</span></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><i><br /></i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">— Vaya, el hijo pródigo se ha dignado a </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">atender los deseos de su madre— la voz </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">súbitamente irritada de Sardak le extrajo </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">de sus cavilaciones.</span></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><i><br /></i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">— Madre — Kirlam inclinó la cabeza en </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">gesto de pleitesía.</span></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><i><br /></i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">— ¡Déjate de estupideces, Kirlam! -</span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Sardack tomó asiento en el ostentoso trono </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">de madera de espino con incrustaciones de </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">gemas preciosas. Justo a su lado croó su </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">ser protector, el enorme y verrugoso sapo, </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Pentibell.</span></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><i><br /></i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">— Querida madre, imagino que debes </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">tener una razón muy poderosa para </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">haberme arrebatado de mi muy merecido </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">descanso.</span></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><i><br /></i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><i>— La tengo, querido — y justo cuando la reina sonreía socarronamente, Pentibell lanzó su</i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><i>larguísima lengua sobre una mosca que deglutió con un pomposo movimiento de su boca.</i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><i><br /></i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><i>— Y, ¿de qué se trata?</i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><i><br /></i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><i>— De Lyla Libélula — masculló Sardack con un gesto de repulsión.</i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><i><br /></i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">— Y, ¿qué ha hecho ahora esa ridícula Hada Pirata? — Kirlam había colocado al hada del clan </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">del agua aquel apodo porque su actitud desafiante e insurgente ante los criterios de la reina así lo </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">ponían de manifiesto — ¿Te ha despeinado, madre?</span></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><i><br /></i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">— Kirlam, no estoy para tus insolencias de niño mimado — Sardack mostraba ahora el lado más </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">severo de su expresión, la misma que en pocas ocasiones tenía para su hijo y que Kirlam </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">rápidamente supo interpretar como una alarma —. Esto va en serio. </span></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><i><br /></i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><i>— Bien, te escucho — el joven hechicero había cuadrado los hombros y sostenía la mirada a su </i></span><i style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">madre, entre ellos volvía a producirse la conexión de los aliados en combate.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><i><br /></i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><i>— ¡Tiene un dragón! ¡Esa minúscula, insurgente y estúpida Hada Pirata, tiene un dragón!</i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><i><br /></i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">— ¿Cómo que tiene un dragón? — a través de </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">los ojos de Kirlam se proyectó un brillo </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">colérico—. No se puede poseer un dragón, los </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">dragones no se dejan amaestrar y menos </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">montar. Incluso para un hada eso sería una </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">tarea imposible.</span></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><i><br /></i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">— Pues te aseguro que tiene uno — Sardack </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">chasqueó la lengua y se miró las uñas </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">afiladas.</span></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><i><br /></i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Nadie sabía cuántos ciclos de vida tenía la </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Reina Sapo, aunque se sospechaba que </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">muchos, pues su belleza y su juventud se </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">mantenían intactas como consecuencia de sus </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">poderes mágicos. Pero en esa ocasión, una </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">sucesión de afilados estratos de piel se dejó </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">ver en la orilla de sus ojos, revelando lo </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">antiguo y cansado de su espíritu.</span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Si hasta aquel momento Kirlam Temed había </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">compartido con su madre un poderoso </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">desprecio hacia los cuatro clanes de hadas, </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">llegados a este punto y con esa información </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">que desajustaba su fuerza interior, su </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">aversión comenzaba a rozar un odio profundo </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">que satisfizo profundamente a Sardack. El juego de la reina estaba desarrollándose a la perfección </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">y la situaba a ella en el bando claramente ganador, pues de sobra sabía que su adorado hijo solo </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">contaba con una anotación en el haber de sus despropósitos: Jamás consiguió amaestrar un </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">dragón.</span></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><i><br /></i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><i>— Está bien, ¿qué quieres que haga?</i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><i><br /></i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><i>— Encuéntrala — Sardack destilaba odio en cada una de las sílabas que pronunciaba —. Y… </i></span><i style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">mátala.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><i><br /></i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><i>— ¿Y el dragón?</i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><i><br /></i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><i>— Todo tuyo. Es un dragón de fuego, te gustará.</i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><i><br /></i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Sin mediar otra palabra más, Kirlam se giró levantando una ráfaga de aire con su capa que apagó </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">la llama de un candelabro cercano. Wyeth, tras el copioso aperitivo, se posó de nuevo sobre su </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">brazo, pero en esta ocasión obedeció como lo hace un niño y calló.</span></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><i><br /></i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><i>Ya en sus aposentos en las mazmorras del palacio, el hechicero se despojó de su ropa de viaje y </i></span><i><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">tras preparar todo aquello que necesitaba para invocar el más potente conjuro de búsqueda, se </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">colocó sobre el círculo mágico y cerró los ojos hasta alcanzar el trance. En pocos segundos su </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">espíritu vagaba por el Enter, el espacio-tiempo dinámico que conecta a todos los seres del universo </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">y al que muy pocos pueden acceder.</span></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><i><br /></i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><i>— ¿Dónde estás, Lyla Libélula?</i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><i><br /></i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">En la profundidad de su cueva situada justo en el centro del lago negro, en la región de los Lagos, </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Lyla Libélula dormía acurrucada entre las patas traseras de su dragón. Cuando sintió la presencia </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">del hechicero a través del polvo de Enter y aquellos ojos ambarinos que se posaban sobre ella con </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">concupiscencia, se despertó sobresaltada y sudorosa.</span></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><i><br /></i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">— Me ha encontrado — le dijo a su dragón mientras se </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">ponía en pie y trazaba círculos en el interior de su morada.</span></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><i><br /></i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><i>— Lo sé — contestó el dragón —. Pero hay tiempo.</i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">El amanecer sorprendió a Liam dormitando sobre su </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">máquina de escribir. Con la boca pastosa por el tabaco y la </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">ginebra, se aseó un poco en el cuarto de baño y, confiando </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">en poder dormir decentemente, aunque solo fuera un par de </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">horas, se recostó junto a Akane. El cuerpo de la chica se </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">movió ligeramente y con un sutil movimiento de caderas se </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">fue acomodando en el hueco que se formaba entre las </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">piernas y el abdomen de Liam. Él aspiro profundamente su </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">cabello, siempre le olía a golosinas, dulce, muy dulce.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">— ¿Qué vamos a hacer? — dijo Akane con una voz firme que extrañó a Liam.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">— A dormir, aún nos queda un ratito.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">— ¡No, dormir no! — chilló Akane y se enderezó sobre la cama cubierta de gotas de sudor frío. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">— </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Me ha encontrado.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">— ¿Qué? ¿Quién?— Liam ya no podía dormir.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">¡Chimpum!</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><b><i>Laura Frost</i></b></span></div>Marion&Arthurhttp://www.blogger.com/profile/04314983130523184030noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-2844588430526051114.post-38487792098987158452012-05-05T19:26:00.000+01:002012-05-05T19:26:00.796+01:00Fantasía por Vichoff<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgizer6Zi8zQXbUUaE8X4dUGUhCAKccUI4gOnjphCeokXfWsJ-0TjFO1gacI4ku9Pjxw5tHYrFTQZw5Npg3c3k8H2z2YoUjpEB6Yqz6i3lIv98G5GjPzFRr0klMkFltJpsn3kPOG6hCR1w/s1600/buhardilla+vichoff.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="222" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgizer6Zi8zQXbUUaE8X4dUGUhCAKccUI4gOnjphCeokXfWsJ-0TjFO1gacI4ku9Pjxw5tHYrFTQZw5Npg3c3k8H2z2YoUjpEB6Yqz6i3lIv98G5GjPzFRr0klMkFltJpsn3kPOG6hCR1w/s320/buhardilla+vichoff.jpg" width="320" /></a></div>
<br />
<div style="text-align: justify;">
La casa de mis padres no tenía buhardilla, tenía desván. Al menos así llamábamos mi hermano y yo a aquel espacio inmenso lleno de sombras al que se accedía desde una estrecha escalera que arrancaba del primer piso y al que nos escapábamos a jugar en cuanto teníamos ocasión. Había baúles con ropajes antiguos, un montón de trastos viejos, estanterías con libros enmohecidos por la humedad, muebles desvencijados y un enorme armario de sacristía en el que colgaban varias casullas. Nuestros favoritos eran, sin duda, los baúles, en los que encontrábamos ropas suficientes para disfrazarnos casi de cualquier cosa. El preferido de Jorge era un sombrero de ala ancha con el que se convertía, ayudado por su espada de madera, en un mosquetero dispuesto a rescatar a la princesa del barco donde los piratas la mantenían prisionera. Cuando le ganaba aquel afán aventurero, que era casi siempre, me obligaba a ponerme un viejo vestido de aya, me escondía en un rincón, detrás de un antiguo espejo de pie, y me ordenaba permanecer quieta y en silencio hasta que él, después de recorrer el desván varias veces, de acá para allá, blandiendo su espada contra fieros piratas imaginarios, esquivando ataques y votando a bríos constantemente, llegaba a salvarme.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Yo protestaba porque aquel papel pasivo me aburría sobremanera. Yo quería ponerme un sombrero, ceñirme una espada y pelear contra los piratas, pero Jorge no transigía.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—Si tú también eres mosquetero, entonces… ¿a quién rescatamos?</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Entonces le propuse invertir los papeles: él se quedaría detrás del espejo, esperándome, mientras yo me deshacía de mis adversarios.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—Eso no puede ser —dijo con absoluta convicción.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—¿Por qué?</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—Porque tú eres chica y yo soy chico.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br />
<a name='more'></a><br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Aquel argumento no me convenció, no llegaba a ver la relación entre mi condición de chica y la posibilidad de disfrazarme de lo que me viniera en gana. ¿Si yo quería ser mosquetero por qué no podía serlo? Pero desistí de plantearle a Jorge semejante discusión. Algo me decía que mi hermano no iba a aceptar mis razones. Pero no me di por vencida.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—Podríamos esconder a Nora detrás del espejo y rescatarla los dos.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—¿A Nora? Pero si es una muñeca…</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—¿Y eso qué más da? Nos imaginamos que es la princesa, lo mismo que te imaginas tú que la princesa soy yo.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Y la misma fantasía que convirtió a Nora era una princesa cautiva nos convirtió a nosotros, a lo largo de varios años, en magos, guerreros, reyes, soldados, dragones, brujos…</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—¿Sabes una cosa, Vicky? —me preguntó Jorge una tarde después de que, convenientemente disfrazados de exploradores, hubiéramos rescatado un fastuoso tesoro de una mina abandonada en las montañas congoleñas.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Yo no sabía.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—Cuando sea mayor seré explorador de verdad. Viajaré a países desconocidos, conoceré gente distinta y veré paisajes y animales diferentes a los que tenemos aquí.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Me pareció buena idea y pensé decirle que le acompañaría, como le había acompañado en las aventuras del desván, pero enseguida le vi un inconveniente al proyecto: ser explorador es algo que lleva demasiado tiempo, hay que viajar constantemente, por no hablar de las distancias que hay que recorrer para encontrar un tesoro. No nos quedaría tiempo para ser nada más, ni príncipes ni hadas ni médicos ni capitanes de barco…</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
De pronto, se me ocurrió la solución a ese problema.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—Vale, tú puedes ser explorador. Yo me quedaré en casa y seré todo lo demás.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Jorge no me entendió a la primera.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—¿Todo lo demás?</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Tuve que explicárselo.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—Sí, todo lo que tú no podrás ser porque estarás explorando y no tendrás tiempo para otras cosas.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Me miró desde la superioridad intelectual y moral que le otorgaba el hecho de haber nacido dos años antes que yo.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—¿Qué tontería es esa? Nadie puede ser “todo lo demás”, solo se puede ser una cosa, dos a lo sumo.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—Yo puedo.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Sonrió, incrédulo y burlón.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—Ah, ¿sí? Y… ¿me puedes decir cómo piensas hacerlo?</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Yo también sonreí pero en mi sonrisa estaba la certeza del que ha encontrado un argumento definitivo, irrebatible.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—Escribiendo. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Héctor ha tomado su café a pequeños sorbos, parsimoniosamente, con la mirada perdida en un punto situado más allá de la espalda de Benjamin. Por un momento tengo la impresión de que le va a vencer una somnolencia irresistible y me levanto para ofrecerle otro. Lo acepta con una sonrisa aunque sospecho que mi oferta le ha sacado un tanto bruscamente del pozo de sus pensamientos. Junto a la chimenea, Louise escucha con atención algo que Akane le cuenta, alcanzo a oír algunas palabras como “tallos” o “moribana” y sospecho que nuestra linda japonesa está iniciando a Louise en los secretos de la composición floral. Liam se ha acomodado en un rincón del sofá y ojea una revista de automóviles aunque de vez en cuando levanta la vista para mirar, alternativamente, a Akane y a Héctor. Me habría gustado hablar con él un rato, charlar de cualquier tema, pero me temo que, en estos momentos, soy invisible a sus ojos. Kant llega hasta mí y se frota contra mis piernas, mimoso, pero súbitamente levanta las orejas, mira hacia la entrada como si hubiera visto un fantasma y sale corriendo. Voy tras él, le sigo escaleras arriba hasta el primer piso y me sorprendo al verle detenido frente a una de las puertas, la que tiene la inscripción “I HAVE MY BOOKS AND MY POETRY TO PROTECT ME”, mirando al picaporte y maullando lastimero.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Me apresuro a cogerlo pero la puerta se abre antes de que me aleje.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—Hola, Kant —dice Port. De entrada, me gusta alguien que tiene su refugio en los libros y en su poesía—. Hola, Victoria.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Sin darme tiempo a que pueda presentarle una disculpa, se hace a un lado y abre la puerta de par en par.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—¿Queréis pasar?</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div style="text-align: justify;">
Tenía que haber aceptado la invitación de Port. Tenía que haber entrado en ese cuarto que es como un trasunto de la campiña inglesa, de mi costa norteña; tenía que haber aceptado la taza de té que seguramente Port me habría ofrecido también. ¿Por qué no lo hice? Lo pienso y me parece absurdo mi rechazo, mi prisa por volver a la planta baja. Tanto más absurdo cuando en el salón no había nadie esperándome mientras que en aquella habitación estaba, quizás, la única persona de Mhanseon que puede ayudarme a salvar a Hans. ¿Por qué a veces huimos de lo que queremos, de lo que realmente nos apetece? </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Eso pienso mientras miro a la oscuridad del jardín, recién estrenada la noche, y me propongo estar preparada para la próxima ocasión. Veo a lo lejos una pequeña luz en el invernadero y me pregunto quién andará por allí a estas horas. Tal vez Louise, haciendo un abono de urgencia, o Clarín, buscando la tumba de Morrigan. Pero no, Clarín está en mi puerta, le veo reflejado en el cristal de la ventana después de que golpeara tímidamente y yo dijera “Adelante, la puerta está abierta” sin saber que era él quien llamaba. Se acerca y se queda a mi lado.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—No me importaría ser el quinto —me dice sin mirarme.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Por un instante me gana el desconcierto. No esperaba algo así, tan directo, tan franco, tan… arriesgado. Me vuelvo hacia él. Tiene un rostro inteligente y bondadoso y me gusta su valor.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—Aún no es tiempo, Clarín —le digo—, ya hablaremos cuando regrese.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—Cuando regreses… ¿de dónde?</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—De una ciudad a orillas del Báltico.</div>
<div style="text-align: justify;">
<b><i><br /></i></b></div>
<div style="text-align: justify;">
<b><i> Vichoff</i></b></div>Marion&Arthurhttp://www.blogger.com/profile/04314983130523184030noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2844588430526051114.post-21967602852063742552012-05-03T19:23:00.000+01:002012-05-03T19:23:00.130+01:00Alkimia por Carmen CGOP<br />
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjoaTFnZuo5yOSwmtOLEQU9GOWKIG0ozvZQAw5tBtWyba-1K25g7_Mk5xvZv2NcwJ32-JtSMxDbj7O68RZmogeAwOuZl4V1tu7uf4tYDZg3FdGLo5EFDw4StaCfM0U07ho_-WnzoY2jbB0/s1600/Nasone_Mask_by_mortis_artifactium.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjoaTFnZuo5yOSwmtOLEQU9GOWKIG0ozvZQAw5tBtWyba-1K25g7_Mk5xvZv2NcwJ32-JtSMxDbj7O68RZmogeAwOuZl4V1tu7uf4tYDZg3FdGLo5EFDw4StaCfM0U07ho_-WnzoY2jbB0/s320/Nasone_Mask_by_mortis_artifactium.jpg" width="304" /></a></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Akane se quedó sin habla al entrar en el comedor donde se habían reunido todos los invitados del Conde. Liam y Victoria ya le eran conocidos pero ahora se unían a la escena otros actores que no tenían desperdicio en absoluto.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Héctor, venido de una familia criolla, que andaba paseándose entre las viandas del cuarto mientras Louise, mujer de mirada cargada de tristeza, charlaba con Benjamín Cooper, hombre de color atado a una silla de ruedas, que frente a la chimenea parecía su perfecto opuesto. Todos ellos escritores y desde luego, jamás se ha visto reparto más curioso.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">— ¿Le interesan mis invitados, señorita?— se acercó el Conde con una sonrisa de gato.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">—Mucho. No sabía que le gustase tanto la literatura, milord, como para juntar a tantos artistas en un solo lugar.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">—Es algo de familia, Srta. Fuchida.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">—… —nada contestó cuando sus ojos recayeron en un peculiar retrato—. ¿Quién es el misterioso enmascarado?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">—Siento no poder contestarla, pero creo que ya se han cruzado por estos pasillos y seguro que ahora mismo nos vigila gran atención— y sin esperar replica, siguió atendiendo a sus invitados, dejando a Akane con la duda de si el hombre de la máscara nassone era el mismo de la capa.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<a name='more'></a><br />
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">El Fantasma por su parte, miraba a través de la ranura de la puerta cuando apareció Zoro con algo en la mano.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">— ¿Tienes de todos y cada uno de ellos?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">—Sí, Fantasma. Me ha costado pero ¡tachan!</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">—Deja de perder el tiempo y trae. Debemos hacerlo ahora— abrió con cuidado la puerta del salón y cogiendo a hurtadillas algo del aparador, corrieron escaleras arriba para empezar con su plan.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<b><i><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Carmen CG OP</span></i></b></div>Marion&Arthurhttp://www.blogger.com/profile/04314983130523184030noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2844588430526051114.post-7774123501416055302012-05-01T19:19:00.000+01:002012-05-01T19:19:00.679+01:00Amiga de los sueños por Emilio Porta<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi0PJBlz0HdLA8VN5ACboqGjj0dZIhJDJ9o-goUqQ76ly46zXNNBnPT58sISYZ9OwQbvo50AcNzdzwbJG4YBAaKsPe9lJlrlGe_lCzsnBKpaVJCH2DihL9suyuvGDhCvL9vgXWO7Te66Uo/s1600/Godward_John_William_Reverie(Study).jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi0PJBlz0HdLA8VN5ACboqGjj0dZIhJDJ9o-goUqQ76ly46zXNNBnPT58sISYZ9OwQbvo50AcNzdzwbJG4YBAaKsPe9lJlrlGe_lCzsnBKpaVJCH2DihL9suyuvGDhCvL9vgXWO7Te66Uo/s320/Godward_John_William_Reverie(Study).jpg" width="270" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Ilustración de Jhon William Godwar</td></tr>
</tbody></table>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">No, no tenía amigos. Al menos amigos reales, de carne y hueso. Amigos que pudieran tocarla o dejar sobre su piel una simple caricia. Algo tangible, como es la amistad o el amor para la mayoría de los mortales. Ella lo derivaba todo a sus silencios. Los convertía en nube o en modo de ser. Levantaba la mirada más allá de su sonrisa, oculta, escondida, pero diáfana en los días de lluvia, cuando todo era techo para sus sueños.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Victoria no bajaba casi nunca al comedor. En realidad le daba igual comer o no. Delgada, cada día estaba más delgada, decían, pero ella sabía que su cuerpo era bello, hermoso, más allá de las líneas que los demás trazaban, más allá de todas las líneas. Victoria, sabía, además, que su cuerpo era también su alma y que encerraba todos sus sueños, los sueños que amaba porque de ellos nacían todos sus relatos. Conservaba la carta que ellos, una noche, escribieron. Las palabras de Hans Christian Andersen, el joven danés que nunca pudo vivir más allá de su fantasía y la disfrazó de realidad.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"></span></div>
<a name='more'></a><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span><br />
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">El plan de encontrarle era intemporal. No necesitaba ser encerrado en fechas y calendarios, habitaba en la memoria de su corazón, fuerte y frágil a la vez, como es el corazón de todos aquellos que saben que a la dureza de la vida solo se la vence con la resistencia interior. Y allí estaba ella, en esa actitud altiva, pero sencilla, con su cuaderno abierto por sus líneas de escape, sus renglones escritos a la nada, que para Victoria era el todo, porque la nada solo la comprenden aquellos que creen en su inmensidad y su misterio. Allí, permanecía, con el lápiz de sus manos, el cabás de su niña, la madeja de su madre, todo mezclado, como en un poema de Eliot se fundía el tiempo, dejando caer sus pensamientos sobre el mantel. Ese mantel vacío porque su blancura le hacía daño a la muerte de sus esperanzas. Quietas, impasibles, mantenidas más allá de la realidad.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Allí, sentada en el comedor detrás de la cortina del vacío, Victoria no las alimentaba. Las guardaba, dobladas, sujetas a los servilleteros de plata cuyo círculo de metal a veces envolvía la luna, cuando todos seguían en amistosa charla, cuando todos acabaran de comer.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">- Victoria, ¿no tomas nada? Vas a enfermar...</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Pero ella seguía callada, esperando solo al té de la tarde, en el jardín o en el salón, al lado de la chimenea, porque, de todas las estancias en las que dibujaba sus espacios, solo el comedor le resultaba hostil. No por los alimentos, sino por las miradas obligadas en las conversaciones de sobremesa que siempre versaban sobre el presente y el futuro. Y ella solo quería escapar, viajar a una ciudad nórdica a orillas del Báltico, porque sospechaba que, si ella no le rescataba, Hans moriría allí.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<b><i><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Emilio Porta (Port 2011)</span></i></b></div>Marion&Arthurhttp://www.blogger.com/profile/04314983130523184030noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-2844588430526051114.post-4040049232681148282012-04-29T19:14:00.000+01:002012-04-29T19:14:00.279+01:00Plan de recate por Luna<br />
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgs7PWnmFwoMf9V1l4Cc_mtfW37Qxf2hLc2TRMudSfiC3nODp5s_eio1w6IZEacw22ppmy1Z9H8PMhFHPm1xZvIxNlzCw1EdvTz5t7CzstWXcmh6c_2dQl6v04lDiDib6_Ri8O4WQs1JH4/s1600/Plan-marzo.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="212" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgs7PWnmFwoMf9V1l4Cc_mtfW37Qxf2hLc2TRMudSfiC3nODp5s_eio1w6IZEacw22ppmy1Z9H8PMhFHPm1xZvIxNlzCw1EdvTz5t7CzstWXcmh6c_2dQl6v04lDiDib6_Ri8O4WQs1JH4/s320/Plan-marzo.jpg" width="320" /></a></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">El graznido de los polluelos, anidados entre la hierba que empezaba a desentumecerse con la primavera. Un sol retando las corrientes aún frías de los últimos pasos del invierno, fueron, éste sábado el más bello despertar para continuar con la tarea de la semana. Más no, podía faltar a la cita con Benjamín Cooper y Akane. Procedí entonces a cercenar esa mañana mi encuentro con Antón Chéjov. Llevé el pequeño al bolsillero y me dispuse a caminar, tal vez dos kilómetros hacia la colina. Avancé, en ligero trotecillo, hasta encontrar ese apacible refugio entre todo lo apacible de la mansión. El sitio que me había señalado Akane, era el predilecto de Benjamín, según ella. Hasta allí rueda a diario, bien con un libro, una libreta en donde escribe su diario y cuenta sus propias historias y las de otros. El saxofón o la trompeta nunca faltan. —Es el espacio, para encontrarse a sí mismo, contemplando los primeros asomos de patos y de cisnes en una marcha tranquila y perfectamente anular, mientras recrea sus imágenes, que luego repica sobre las hojas blancas de la libreta—. Asevera ella.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Unos minutos antes estuve allí, previos a la hora diez, aproveché seguramente la silla preferida de Benjamín. Es una banca de apariencia improvisada, situada en el margen izquierdo sobre la vereda sencilla que surge de las huellas de los caminantes. Por ella solo se conducen los solitarios en busca del imperturbable lago que exhibe desde lejos la hierba joven y tupida que lo incluye y en su estanque, el asomo infantil de los primeros nenúfares blancos y violetas. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"></span></div>
<a name='more'></a><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span><br />
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Pronto sentí la presencia de alguien a mi espalda y en efecto, ahí estaban los ojos castaños plomizos de Benjamín Cooper y tras él, Akane, apoyando sus pequeñas manos sobre las orejas de la silla. Los bocas de los dos, liberaron de sus labios un fruncido de confianza. De inmediato salté al piso, devolví al pequeño de Chéjov a su bolsillo y les pregunté sin formalidad:</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">—¡Hola Benjamín, hola Anake! Que gusto verlos ¿Puedo abrazarlos?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">—Vino la voz seca de Benjamín —¿por qué tanta sorpresa si esto es una cita pre-establecida?—. Me quedé perpleja y sin palabras.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Akane hizo un guiño indicando que no le hiciera caso. Ya ella me había advertido, que Benjamín dejaba ver un carácter agrio y que realmente era la manera directa de decir lo que pensaba. Un hombre sin rodeos, sin aguadas. Que no era un hombre ni de zalamerías ni de demasiadas cortesías. Lo comprendí mejor sabiendo que tenía un bagaje antillano. En todo caso, me sorprendió su primer acto.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Me dirigí a Akane, quien me esperaba con esa sensación que despiertan los buenos amigos con sus brazos abiertos y los ojos brillantes que nunca miente la simpatía. Ahora, juntas, medio en broma y medio en serio, hacíamos la pequeña reverencia que de ella había aprendido.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">—Y…, a mí, niña— dijo Benjamín dejando sus brazos al vuelo—. Entonces fui al abrazo.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Bastó sentir su calidez, pues no todo el mundo transmite lo mismo en un abrazo. Benjamín develaba un movimiento rítmico en su frente, quizás el contagio sentimental que concatena la voz del instrumento en el aire, con la cascada de acordes que emanan del vientre del músico. Más, no era sólo eso. Fue también el encanto que se despliega en los viejos de piel oscura contando historias, y, mientras nos cruzábamos en la mirada, recordé aquel interesante maestro negro de francés, en mis años de colegio, quien con un blanco perfecto de sus dientes parsimoniosamente nos llevaba por esa bella lengua. Así, yo evoqué las anécdotas que contaba Benjamín Cooper, en algunas tertulias frente a la chimenea del salón. Había contado por ejemplo, de sus desempeños laborales para subsistir, antes de llegar aquí y previo a su paraplejia. Benjamín había decidido abandonar para siempre Virginia, su tierra; una vez dejó la heredad esclavista ancestral en el modesto cementerio para negros. Después, por motivos de un accidente en plena autopista vía a Miami, abandonó el oficio de camionero. Se inició como ayudante de cocina de un navío. Su meta, era Cuba. Para eso tuvo que intermediar como polizón desde Port—de—Paix en Haití hasta las costas cubanas. Aprovechando la situación neurológica por la que atravesaba la isla, con un nuevo sistema de gobierno. Una vez, logró el propósito, la condición de perseguido político en su país, le abonó la residencia en la isla. Se incorporó a una de las bandas de Jazz, —hemoglobina raizal de los hijos de Virginia—, como lo llama él. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Akane dio indicio de querer fumar su pipa y ligeramente se apartó, mientras iba contaba que era de las pocas herencias que había logrado de su padre. Igual motivación tuvo Benjamín y tomó la suya a la vez que dijo: —esta, la robé. Cuando fui cocinero—. Sus palabras no provocaron una mínima censura.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">—Sabrán ustedes disculparme, tengo que retirarme unos pasos, pues soy intolerante a las aromas del tabaco— comenté—, los dos sonrieron e hicieron un guiño de aprobación. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Entonces, me retiré algunos pasos recordando la imagen de Benjamín, esa noche del primer viernes de tertulia abrazados todos al calor generoso de la chimenea, mientras las lenguas de fuego subían en movimiento eróticos al ritmo de “La tanga”, que el interpretaba. Recordé la sensación que me atrapó en una red de admiración y melancolía, viéndole aparearse con su saxo, y en el centro de los dos, un aire inamovible de blues que no me dejó negar la percepción que tuve del hombre—saxo. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">—Luna vení— fue el llamado de Benjamín, con que me regresó. —Ya hemos parado nuestra auto-intoxicación. Ya estás a salvo — dijo pastosamente, y, Anake, anticipó unos pasos para incluirme, reímos nuevamente en un nódulo común ante el desafío descarado a la salud. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Benjamín, es voz pausada y mirada anticipada a las palabras. Las sortijas plateadas de su pelo y el bigote en forma de pájaro en vuelo a la distancia, me revelaron a un David Murray. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"> —Amigos ahora si, a lo que hemos venido— planteó Akane con voz ceremoniosa-. Ya veo que esto promete una buena amistad entre nosotros. Es que nos conocemos tan poco y ya nos toleramos…( interrumpió Benjamín) y prosiguió— somos ejemplo para este mundo intolerante.—lo dijo en retórica, que volvimos a romper en carcajada. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">—Nos hemos dado cita aquí para el plan que llamaremos “¡el rescate Svensson!” que ayude a Louise, que le devuelva la alegría, no somos sus amigos, pero buscaremos serlo. Creo que lo necesita—. Dijo Anake segura de sí.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Benjamín contó algunas anécdotas desde su llegada a Mhanseon que sucedieron con Louise. Anécdotas en las que siempre y según él, había visto invadida su tranquilidad por esta mujer extraña, como le llamaba.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Akane, traviesa y juguetona contó sucesos agrestes con Luoise, el brote de enojo con algunos habitantes, sobre el celo con visitantes nuevos, de los frasquitos que un día encontró en el entreabierto de la habitación de Louise, de la lectura abusiva, que reconoce ella, de uno de los secretos escrito en los pequeños rollos de papel y que al final, tuvo que quedarse, al ser sorprendida por Louise cerca a su puerta. –Para evitarle otro enojo, preferí no entregárselo— dijo con descaro, cruzando los brazos y guiñando el ojo a Benjamín.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Yo, también conté de mis experiencias del secreto que encontré en el jardín, de la mujer que encontré caminando solitaria en medio de la niebla, que por esa época invadía la mansión.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Anake contó sobre otras identidades que había encontrado con uno de los visitantes y la buena voluntad de la mirada lasciva que dejaba La Svensson escapar con frecuencia ante la presencia del apacible Héctor Latorre, aun cuando nunca los han visto hablar. También Vichoff le alcanzaba a sacar unas ligeras sonrisas frente a las hortencias.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">—Por esto, yo sostengo que Louise es uno de esos seres extraños, que tienen personalidad múltiple, aun cuando tu, Benjamín lo pongas en duda— sostuvo Akane peinando con las manos su larga cabellera oscura, haciendo de ella una sola cinta hacia uno de los costados.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Benjamín se quedó pensativo, enfocando su mirada hacia un punto fijo en el camino. Lo regreso a si, el canto de un desorientado pájaro joven. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">—Ahora que recuerdo—dijo Benjamín entre cortado, mirando a la chica— eso que dices bella oriental, me recuerda la novela del Doctor Jekyll y Mr. Hyde, la famosa novela de Stevenson, que se ha considerado una representación vívida de la psicopatología correspondiente a un desdoblamiento de personalidad— pausó. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">— ¿Será posible?—interrogó doblando las líneas de la frente.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">—Para darle tal tratamiento necesitaríamos conocimientos de Psicología, parasicología o pensar incluso en el síndrome Demonopático de Doble Personalidad— dije— y ellos rieron a carcajada abierta. —No pensarás exorcizarla —. Soslayó Benjamín. Volvimos a reír.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">—En todo caso, amigos— dijo Akane, quien ya se antojaba nuevamente de encender su pipa—. A lo mejor si necesitemos consultar algunos asuntos sobre ello para acercar más socialmente a Louise. Pero también necesitamos saber de esos temas que plantea Luna.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">—¿Qué hacemos entonces, para comenzar?— preguntó Benjamín.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">—¡Se me ocurre!— dijo Akane—, consultar si dentro de los escritores hay alguien que entienda un poco de esas teorías, hay quienes opinan sobre la existencia de personalidades múltiples—. Puntualizó.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">—A ti, Luna, ¿que se te ocurre?— preguntó Benjamín.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">—Podríamos ir abonando experiencias de Louise, para ir logrando una información de su pasado— dije.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">—Que no fue un pasado fácil. Igual que el mío—concluyó Benjamín mientras se disponía a orientar su silla, para regresar a casa, justo a tiempo para llegar al comedor. —Ni mío—. Finalizó la chica y comenzamos el regreso. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Anake encontró oportuno vincular también al peruano como el cuarto amigo en el plan rescate.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">En mi brotaba como agua en un grifo a punto de reventar. —Y ¿qué, de la imagen de La Svensson que desaparece de la fotografía y qué de las nubes en que la vi convertida al final de nuestras conversaciones?</span></div>
<br />
<b><i>Luna</i></b><br />
<br />
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<br />
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<br />
<br />Marion&Arthurhttp://www.blogger.com/profile/04314983130523184030noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-2844588430526051114.post-37963134511169310622012-04-27T19:10:00.000+01:002012-06-06T23:23:28.869+01:00El alma de la música por Luisa Grajalva<br />
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: right;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif; font-size: x-small;"><i>A Rafael Bonaval, que habla y escribe desde el alma de la música.</i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhjJVDG1W_ewkzGInI7mkYXz8NzUAAvSl3mjSVAUYgaLp7LGMRJfvDVemWU9A0uBzMosgf1Qrf0UDws1ED7kFVFWyvlRIs9V4_u9GVZS5ktmkIP0MPyGHKw_xBX0UCJbEFjMCL_01JY6Q8/s1600/Partitura.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="232" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhjJVDG1W_ewkzGInI7mkYXz8NzUAAvSl3mjSVAUYgaLp7LGMRJfvDVemWU9A0uBzMosgf1Qrf0UDws1ED7kFVFWyvlRIs9V4_u9GVZS5ktmkIP0MPyGHKw_xBX0UCJbEFjMCL_01JY6Q8/s320/Partitura.jpg" width="320" /></a></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Benjamín pensaba en el contraste entre la suavidad del azul de las hortensias y el azul acero de los ojos de Louise, pero tuvo que interrumpir sus pensamientos cuando advirtió que estos últimos estaban clavados en los suyos.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">-¿Piensas estar mirándome toda la tarde?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">-Si te molesta, me voy inmediatamente. Pero me gusta ver la vida que das a esas hortensias. Y preguntarme si ellas son capaces de devolverte algo de esa vida.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">-Es todo lo contrario. En el lugar donde nací se decía que quien cuida hortensias muere.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Recién pronunciada la frase, Louise pensó que había hablado de más. Ni siquiera sabía por qué había recordado de pronto esa estúpida superstición. Se apresuró a tratar de quitarle importancia.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">-Pero ya imaginarás que es una estupidez en la que no creo.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">La siguiente pregunta de Benjamin la tomó por sorpresa.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">-¿Quieres morir, Louise?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Podría haber respondido con cajas destempladas, decirle que se metiera en sus asuntos y la dejara en paz, pero parecía que sus pensamientos esa tarde querían tomarse la libertad de expresarse en voz alta, incluso a pesar suyo. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">-No-dijo. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">-Entonces, ¿quieres vivir?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<a name='more'></a><br />
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Observó verdadero interés por la respuesta en los ojos de su interlocutor. Contestó casi en un susurro.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">-Tampoco.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">No sabía si estaba dando las respuestas a otro o a ella misma, había entrado en una especie de automatismo. Él, en cambio, seguía poniendo toda la atención.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">-¿Entonces?-interrogó de nuevo.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Louise le miró fijamente, ya sin dudar de que había entrado en una cuesta abajo y no iba a encontrar en su interior un freno que pudiera impedirle responder. La voz se le quebró y un brillo húmedo apareció en sus ojos.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">-Quiero que vuelvan, Benjamin, que vuelvan todos los que vi morir.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Por un momento, el hombre pareció dudar de haberse atrevido a llegar tan lejos. Intentó aquietar la tormenta de la que se sabía provocador.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">-Piensa que mientras estén en tu recuerdo…</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">No pudo terminar la frase. El tono apagado de Louise se transformó en un estallido de ira.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">-Ni se te ocurra, Benjamin, ni se te ocurra intentar ofrecerme la misma frase de consuelo que yo usé mil veces con las personas a quienes tuve que dar la noticia de que alguien al que querían se había ido para siempre, ni se te ocurra cometer la estúpida torpeza…</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">-Perdona, mi intención…</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Pero ella no le oía y continuó hablando.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">-Quiero que vuelvan tal como los recuerdo… Estar con ellos de nuevo, verlos, hablarles... Y sé que puedo lograrlo, por eso permanezco aquí. Morrigan va a ayudarme, no sé por qué caminos, pero sé que lo hará. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">-¿Morrigan?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">-Morrigan, Ben, Morrigan. Y tú lo sabes tan bien como yo. Sabes que sólo ella puede enseñarte cómo volver a andar. Por eso estás aquí. Tú lo sabes y yo también lo sé. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Durante unos instantes, los dos callaron y permanecieron mirándose fijamente. Fue Benjamin quien rompió el silencio.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">-¿Puedes acompañarme a mi cuarto? Quiero enseñarte algo.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Sin decir nada, la mujer se situó detrás de la silla de ruedas y la impulsó hasta que ambos estuvieron en el cuarto de Benjamin. Louise le vio dirigirse a su mesa de trabajo, encima de la cual había una cadena de música y varias pilas de CD’s. El hombre buscó entre ellos, eligió uno y lo abrió, pero antes de extraer su contenido habló de nuevo: </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">-Louise, esto puede dolerte, pero, al mismo tiempo, abre vías para curar. La música camina sobre las intuiciones y explora sendas de nuestro interior que ni siquiera sospechamos que existen. Al igual que Mhanseon, posee dimensiones y estancias secretas, pero conduce a ellas y te abre sus cerrojos. A veces te permite conocerlas despacio y otras apenas te deja vislumbrarlas, pero permanece como una mano tendida hacia lo invisible, a la que puedes siempre dar la tuya para ir más allá. Y a veces ese camino duele y alivia a la vez. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Hizo una pausa para tratar de descubrir sus pensamientos, pero ella permanec</span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">ía quieta y atenta. Se animó a continuar:</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"> -Sólo necesito que me prometas una cosa: que no te levantarás y te marcharás a la mitad, que vas a escuchar hasta el final. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Louise se sentó en la silla situada junto al escritorio. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">-Ponlo-dijo por toda respuesta.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Ben deslizó el CD en la ranura del reproductor y la habitación comenzó a llenarse de súplicas. La Sinfonía de las Lamentaciones de Henryk Górecki saturó de notas dolientes, de voces suplicantes, tras su separación de las personas más amadas, la ya débil luz de la tarde. No hacía frío, pero Louise cruzó los brazos sobre el pecho y se acarició los hombros como si pretendiera abrigarse o protegerse. Escuchó el primer movimiento, la primera elegía, cabizbaja y sin abandonar ese gesto. Cuando la música llegó al segundo, un llanto silencioso se abrió paso a través de sus ojos sin que la mujer hiciese nada por detenerlo. Ben se acercó, puso su mano sobre la de ella y la mantuvo así durante el tercero y último. Del jardín sólo llegaban unas tenues luces cuando la música terminó, pero Benjamin no encendió ninguna lámpara ni soltó la mano de Louise. Fue esta quien primero habló:</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">-¿Por qué has querido que la escuche?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">-No trataba de cometer la crueldad de hacerte revivir el pasado, sino de que sintieras tu dolor compartido. Podría decirte que quizás hay algo por lo que ti te tocó despedirte y a ellos partir, pero no creo en eso, y no tengo explicación para el daño ni para la sinrazón del ser humano. Tuve la extraña idea de que igual que a mí me hace sufrir y a la vez me conforta esta música, a ti también podría hacerte sentir aunque fuera un mínimo de alivio. Lo único que puede acercarte a lo que aún no sabemos ni nombrar es la música.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">-Son lamentos, Ben, no es más que un canto de tristeza.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">-Son tres lamentos, sí. El primero adapta un canto medieval sobre el dolor de la Virgen María y el tercero habla de una madre que perdió a su hijo en la guerra. El segundo es de una hija: el autor encontró una leyenda, escrita por una chica de dieciocho años en la pared de una celda de la prisión de la Gestapo en Zakopane, Polonia: “Mamá, no llores. Inmaculada Reina Celestial, socórreme siempre”. Al compositor le impresionó el tono sin ira y que antepusiera ese mensaje a su madre a la petición de ayuda para ella, y pensó que su música podría hacer salir de la celda ese mensaje y llevarlo por siempre al aire libre y al eco de las montañas. Esa chica, ante todo, no quería que su madre sufriera.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Como para sí misma, Louise dijo, pensativa:</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">-Sufrimiento y alivio a la vez…</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">-Caminos en el tiempo y el espacio, Louise, tacto sin manos sobre el alma, brisa que sopla sin aire, palabras que revelan su significado sin que sepamos dibujarlas, el hilo que sujeta la esperanza … </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Ben calló y deseó, con todas sus fuerzas, que así fuera. Sabía que en poco tiempo tendría que soltar su mano y no estaba seguro de si su intento habría podido mitigar el dolor que Louise llevaba dentro o ella acabaría odiándole por habérselo hecho más presente. Tampoco sabía si lo que habían compartido aquella tarde podía llamarse amistad, pero le parecía que un camino entre ambos había quedado abierto. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Trató de romper el ensimismamiento de ella:</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">-Ojalá Morrigan haya escuchado también la música. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Louise le miró fijamente y, por primera vez, con una chispa de dulzura en el azul acero de sus ojos.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">-Aún no lo entiendes, Ben: ella estaba en la música.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Pero sí lo entendía, lo entendía perfectamente. Hacía tiempo que Morrigan a él también le hablaba desde el alma de la música.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><b><i>Luisa Grajalva</i></b></span></div>
<br />
<br />
<br />
<br />
<br />
<br />Marion&Arthurhttp://www.blogger.com/profile/04314983130523184030noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-2844588430526051114.post-88386324445195661992012-04-17T18:18:00.000+01:002012-05-02T05:20:23.597+01:00Fantasía por Mara Nefill<br />
<div class="ListParagraphCxSpFirst" style="margin-left: 7.1pt; text-align: right;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><b><br /></b></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgqNkpG-hZVztfsqmslA1p4RzMsyMJO3l67WlGCVK7r8zMDS-LnOrq-K2huC3ualmcQ2fkhFLV7YcAF_ik8AB8Xuq9TJKnSYmx2T9fSr2uxsQvabvN0IVRTAW7LQbjwB3ciyYgls4F8lg4/s1600/libreta+hada+3.JPG" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgqNkpG-hZVztfsqmslA1p4RzMsyMJO3l67WlGCVK7r8zMDS-LnOrq-K2huC3ualmcQ2fkhFLV7YcAF_ik8AB8Xuq9TJKnSYmx2T9fSr2uxsQvabvN0IVRTAW7LQbjwB3ciyYgls4F8lg4/s320/libreta+hada+3.JPG" width="268" /></a></div>
<div class="ListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 7.1pt; text-align: justify;">
<b><u><span lang="ES"><span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Mhanseon 30/11 /1880</span></span></u></b></div>
<div class="ListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 7.1pt; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="ListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 7.1pt; text-align: justify;">
<span lang="ES"><span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Hoy recibo
a mi primer invitado. Una mujer. Se llama Victoria Robles. Mi padre me puso un
cable desde España, a donde había ido a cerrar unos negocios, avisándome de que
había encontrado a quien sería mi primera invitada.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="ListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 7.1pt; text-align: justify;">
<span lang="ES"><span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">“Mi querida
reina Morrigan, mi amada hija. Los negocios van bien. Pronto volveré a casa,
solo espero resolver unos asuntos con mi agente español para coger el barco y
regresar a tu lado. Pero antes que yo llegue tendrás una visita, tu primera
invitada va de camino. Te encantará, estoy seguro. La conocí en un hotel aquí,
en Sevilla. No te cuento más. ¿Recuerdas nuestro juego? Ella tiene el don. Y el
secreto. Tu padre que te adora.”<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="ListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 7.1pt; text-align: center;">
<i><span lang="ES"><span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">El segundo nombre<o:p></o:p></span></span></i></div>
<div class="ListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 7.1pt; text-align: center;">
<i><span lang="ES"><span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">tiene su secreto<o:p></o:p></span></span></i></div>
<div class="ListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 7.1pt; text-align: center;">
<i><span lang="ES"><span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">se escribe en tinta
negra<o:p></o:p></span></span></i></div>
<div class="ListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 7.1pt; text-align: center;">
<i><span lang="ES"><span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">sobre el blanco tierno.<o:p></o:p></span></span></i></div>
<div class="ListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 7.1pt; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="ListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 7.1pt; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="ListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 7.1pt; text-align: justify;">
<b><u><span lang="ES"><span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Mhanseon
30/11/1955<o:p></o:p></span></span></u></b></div>
<div class="ListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 7.1pt; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="ListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 7.1pt; text-align: justify;">
<span lang="ES"><span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">El ruido de
la máquina de escribir de Walls se superponía a la trompeta con la que Cooper,
en el jardín, atraía a los cuervos y espantaba los gorriones. Hacía cuatro días
que la música había vuelto a su vientre, gestando canciones nuevas que le
recorrían todo el cuerpo.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="ListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 7.1pt; text-align: justify;">
<span lang="ES"><span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Héctor le
sorprendió con los ojos cerrados y los dedos veloces sobre los pistones.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="ListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 7.1pt; text-align: justify;">
<span lang="ES"><span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">—Nunca
tocaste esta canción ¿de quién es?—le pregunto. Parecía recién salido de la
cama, con el pelo revuelto y aún sin afeitar. Tenía los dedos manchados de
tinta negra.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="ListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 7.1pt; text-align: justify;">
<span lang="ES"><span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">A Cooper le
sorprendió verlo así a las doce de la mañana. Otro día ya habría preparado algo
para almorzar. —¡Vaya! —le dijo—y tú ¿de dónde sales? Parece que te hayas
acostado vestido.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="ListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 7.1pt; text-align: justify;">
<span lang="ES"><span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">—¿Acostado?
Oh, no. He tenido una noche llena de sueños… inspiradores, creo. Tuve que
levantarme y ponerme a escribir. Pero tú… ¿esa melodía? Me encanta, es… tristemente… ¿sensual?<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="ListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 7.1pt; text-align: justify;">
<span lang="ES"><span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">—Sí —le
contesto sonriendo. Su rostro se iluminaba cuando reía—. Hace tiempo que no
componía. Aún no la terminé, claro. Tengo la melodía pero sólo los primeros
versos: Mujer de rostro vacío/ impenetrable muro de hierro/ forjado de engaño y
ginebra — recitó con una voz grave.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="ListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 7.1pt; text-align: justify;">
<span lang="ES"><span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">—Vaya,
Benjamin, es buena, muy buena diría yo. No me habías dicho que eras tan buen
compositor.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="ListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 7.1pt; text-align: justify;">
<span lang="ES"><span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">—Bueno, es
una triste historia, <i>amigo</i>. <i>Ya le cantaré a usted cuando termine—</i>le
contestó en castellano. Cooper aprendía rápido los idiomas y a Héctor le
encantaba enseñarle.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="ListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 7.1pt; text-align: justify;">
<span lang="ES"><span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">—Muy bien.
Aprendes rápido amigo—Héctor le palmeó la espalda—. Voy a asearme antes del
almuerzo. Por cierto, que hoy dejé a la pobre señora Albrich sola con toda la
cocina.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="ListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 7.1pt; text-align: justify;">
<br /></div>
<a name='more'></a><br />
<div class="ListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 7.1pt; text-align: justify;">
<span lang="ES"><span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Vieron
llegar a Louise por el camino del bosque. A pesar de la lejanía y del aparatoso
sombrero de piel con el que espantaba el frío era inconfundible, tenía una
forma de andar que la delataba, como de militar queriendo ocultar sus pasos.
Venía cargada de camelias.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="ListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 7.1pt; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="ListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 7.1pt; text-align: justify;">
<b><u><span lang="ES"><span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Mhanseon 30/11/1880<o:p></o:p></span></span></u></b></div>
<div class="ListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 7.1pt; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="ListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 7.1pt; text-align: justify;">
<span lang="ES"><span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Era una
tarde dulce de otoño cuando llegó Victoria Robles. El cielo estaba extrañamente
claro y una brisa del sur nos traía recuerdos de las camelias en flor. El
cochero la dejó delante de la puerta abierta de la casa. No entró. Miró a su
alrededor buscando, pero la sombra de mi <i>karrigan</i>
me guardaba de sus ojos. Parecía una estatua de carne, rígida, expectante. Me gustó.
En una de sus manos, enguantadas de negro, guardaba la tarjeta de mi padre, con
la otra sostenía un sombrero de ala ancha con una cinta rojo fuego. Llevaba el
pelo recogido con un moño elaborado que, debido al traqueteo de la calesa había
perdido su compostura. Se cubría con un guardapolvos de viaje que no me dejó
ver el color de su vestido. Me lo imaginé verde oscuro, como sus ojos.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="ListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 7.1pt; text-align: justify;">
<span lang="ES"><span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Mr Tydesson
salió a recibirla justo cuando ella empezaba a preguntarse qué hacía allí. Le
sorprendió el enorme parecido que tenía con el hombre que fue a recogerla al
puerto. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="ListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 7.1pt; text-align: justify;">
<span lang="ES"><span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">—Bienvenida
a Mhanseon House señora Robles—Arthur la
recibió con un muy practicado castellano—. Por favor. Detrás de usted.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="ListParagraphCxSpLast" style="margin-left: 7.1pt; text-align: justify;">
<span lang="ES"><span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Victoria
subió los tres escalones con precaución. Fue entonces cuando pude ver asomarse
la punta de su vestido, como había supuesto, verde.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormalCxSpFirst" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<span lang="ES"><span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">
Lo primero que hizo después de refrescarse del viaje y cambiarse de ropa
fue ir a la biblioteca. Mrs Albrich le dijo que tenía dispuesto un té en el
saloncito, pero ella parecía tener otras inclinaciones. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormalCxSpMiddle" style="text-align: justify;">
<span lang="ES"><span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"> —El
conde está orgulloso de su biblioteca y me gustaría verla antes que nada—le
dijo a Mrs Albrich—. Supongo que sabe por qué estoy aquí ¿verdad?<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormalCxSpMiddle" style="text-align: justify;">
<span lang="ES"><span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Mi buena ama de llaves no sabía a qué
atenerse. La dama era bellísima, elegante, sin duda y no quería sospechar las
intenciones del conde para con ella. Ella y Arthur se habían preguntado si es
que el conde iba a casarse de nuevo o si ya se había casado con la mujer
española. Esta idea les despertaba sentimientos encontrados.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormalCxSpMiddle" style="text-align: justify;">
<span lang="ES"><span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">—Es usted invitada del conde, señora. Él no
nos da más explicaciones que las necesarias y es que la atendamos esmeradamente
hasta su regreso.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormalCxSpLast" style="text-align: justify;">
<span lang="ES"><span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">—Ya veo. Yo le aclararé. Vengo a encargarme
de la biblioteca. Hace tiempo que no hace inventario y parece que tiene también
un sinfín de documentos sin clasificar. A eso vengo yo, a catalogarlos.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="ListParagraphCxSpFirst" style="margin-left: 7.1pt; text-align: justify;">
<b><u><span lang="ES"><span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Mhanseon
30/07/2015<o:p></o:p></span></span></u></b></div>
<div class="ListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 7.1pt; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="ListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 7.1pt; text-align: justify;">
<span lang="ES"><span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">—Ya qué
puedo hacer. Sólo esperar, como siempre, a que termine lo que sea que esté
escribiendo y salga de su encierro.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="ListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 7.1pt; text-align: justify;">
<span lang="ES"><span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Héctor le
hablaba a su <i>tablet</i>; esperando que ella
sí le escuchara. Akane se había encerrado el día anterior en una de las
habitaciones y le había dejado a él solo, vagando por la casa, sin ganas de
leer ni de cocinar, esperando a que concluyera uno de sus relatos.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="ListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 7.1pt; text-align: justify;">
<span lang="ES"><span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Milagrosamente
consiguió conectarse a un portal de música. Ya no quedaban muchos, apenas
sobrevivían seis en todo el mundo. El caos del 13 aún no se había resuelto del
todo. Era una web dedicada a música étnica, le llamó la atención un título
“Buhardilla de lluvia”, cantaba una mujer con una boca grande, apenas se movía,
solo el pelo parecía volar al compas del arpa y los violines que la
acompañaban. Cantaba en castellano con un acento dulce, melancólico. Estaba
hipnotizado, sin control sobre su cuerpo y sus deseos. Sus pies, libres de
órdenes, decidieron subir escaleras. Hasta entonces sólo les habían permito la
primera planta y no conocían el final de la escalera encaracolada y
estrecha que se encaminaba al cielo
desde una esquina del segundo piso. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="ListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 7.1pt; text-align: justify;">
<span lang="ES"><span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">La canción
terminó con unas notas suaves de arpa, Héctor tuvo la sensación de despertarse
de un sueño. Se encontró en un piso
oscuro; delante de él un amplio pasillo terminaba en una suerte de minúscula
plaza tomada por una escalera de caracol. Contó siete puertas, todas cerradas,
todas con una placa de metal sucio, hasta llegar a la escalera. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="ListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 7.1pt; text-align: justify;">
<span lang="ES"><span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Subió
despacio, jugando a trazar caminos sobre el polvo del pasamanos. Cuando llegó
al final pudo ver sus huellas en los escalones, como si hubiera caminado sobre
nieve negra. Parecía que nadie se había acercado a ella en cien años.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="ListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 7.1pt; text-align: justify;">
<span lang="ES"><span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">—Es un contrasentido—murmuró—. La casa está
impecable y, sin embargo, esta escalera parece abandonada desde hace siglos.
Como si no perteneciera a la casa.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="ListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 7.1pt; text-align: justify;">
<span lang="ES"><span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Le costó abrir la puerta de madera, la humedad la había hinchado comiéndose el
dorado con el que alguna vez la habían pintado. Tuvo que agacharse para pasar,
era más pequeña que las otras puertas de
la casa.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="ListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 7.1pt; text-align: justify;">
<span lang="ES"><span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">—Como si
entrara en la madriguera de Alicia.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="ListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 7.1pt; text-align: justify;">
<span lang="ES"><span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"> Héctor hablaba en alto. Era una costumbre que
le seguía desde niño. Hablaba solo para ahuyentar el miedo a la soledad, para
compartir los juegos con alguien que no fuera la sombra de su gemelo muerto.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="ListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 7.1pt; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="ListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 7.1pt; text-align: justify;">
<span lang="ES"><span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Toda su
infancia la había pasado en la enorme mansión familiar en el centro del Perú,
en medio de enormes plantaciones rodeadas de muros electrificados y soldados
armados hasta los dientes. Sus padres vivían la mayor parte del año en Nueva
York dejándolo al cuidado de uno de sus tíos, bebedor y mujeriego a pesar de
haber superado los setenta. Se crió con una anciana india uru
y dos de sus hijos que estaban al
cuidado de la casa, una cocinera que había servido ya a su abuela y un tutor
que vigilaba lo que aprendía en la escuela online. No vio a un niño de carne y hueso hasta que a
los once años le internaron en un colegio. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="ListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 7.1pt; text-align: justify;">
<span lang="ES"><span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Cuando
preguntaba por qué no había niños en la plantación, o por qué no podía ir a una
escuela normal, el tutor se encogía de hombros y le daba una hora libre para
jugar con la videoconsola a matar alienígenas. La cocinera le decía que tenía
que ser así para que la muerte no se lo llevara como hizo con su hermano. Pero
Juanita, la uru, tenía otra explicación para su aislamiento.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="ListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 7.1pt; text-align: center;">
<br /></div>
<div class="ListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 7.1pt; text-align: justify;">
<span lang="ES"><span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">La
habitación era, en contra de lo que esperaba, espaciosa y luminosa. Un solo
espacio abuhardillado con un enorme ventanal de tres alas, partidos en dos por
un mosaico de cristal, en él, unas ninfas bailaban en un bosque, en el centro
de un lago y en unas nubes que descargaban agua sobre una perfecta Mhanseon de
cristalitos marrones.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="ListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 7.1pt; text-align: justify;">
<span lang="ES"><span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Los últimos
rayos de sol hicieron bailar a las ninfas del lago sobre el suelo de madera
blanca. Héctor se agachó, intentando atraparlas con las manos. Le sorprendió
poder oír sus risas y sentir la suavidad de sus alas en los dedos. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="ListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 7.1pt; text-align: justify;">
<span lang="ES"><span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Se sentó en
el suelo maravillado del prodigio. A su alrededor un arcoíris ocultaba las paredes. Se sintió dentro de él.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="ListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 7.1pt; text-align: justify;">
<span lang="ES"><span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">—Dentro de
la cueva del arcoíris—dijo riéndose. Se acordaba de Juanita y del cuento que le
contaba cada vez que estaba triste—. Dentro de la cueva del arcoíris viven los
fabricantes de sueños. La mujer-luz los lleva allí cuando nacen. Allí los cría.
Son los que sueñan el mundo. Sin ellos no existiría. Tu hermano vive allí.
Vosotros dos sois soñadores, pero tu cueva arcoíris está lejos de aquí. — Con
estas palabras la india uru le explicaba el mundo, su soledad y la muerte de su
hermano. Los demás decían que eran fantasías. Ahora creía verla bailar sobre el
lago de las ninfas.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="ListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 7.1pt; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="ListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 7.1pt; text-align: justify;">
<b><u><span lang="ES"><span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Mhanseon. 21/12/1880<o:p></o:p></span></span></u></b></div>
<div class="ListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 7.1pt; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="ListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 7.1pt; text-align: justify;">
<span lang="ES"><span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">El invierno
nació fecundo en lluvia. Las suaves de otoño se transformaron en tormentas
vespertinas que llenaban el cielo de cintas rojas, hermanas de la del sombrero
de Victoria. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="ListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 7.1pt; text-align: justify;">
<span lang="ES"><span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Su
presencia llenó la casa de música cálida. Victoria revoloteaba por las
habitaciones cambiando la posición de los muebles y llenando de color las
estancias umbrías. La dejábamos hacer. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="ListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 7.1pt; text-align: justify;">
<span lang="ES"><span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Yo
observaba cada uno de sus movimientos. Disfrutaba, como ella, las mañanas
borrascosas en las que, desafiando al frío, salía al jardín, casi desnuda, y se
lavaba el pelo con el agua de lluvia. Trabajaba a su lado, concienzuda,
rescatando libros olvidados y colocándolos en su lugar en los estantes;
limpiaba con ella el polvo acumulado en los legajos y repintaba de oro el
escudo familiar en los pergaminos del árbol genealógico. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="ListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 7.1pt; text-align: justify;">
<span lang="ES"><span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Subimos a
la buhardilla, olvidada con cunas blancas y vestidos antiguos, rebuscamos hasta
encontrar el arcón donde, según mi padre, se guardaban documentos del primer
Torn, al que el rey Arturo nombró caballero de su orden. Lo encontramos junto a
varios retratos de damas muy hermosas y de caballeros con barbas pobladas y
gesto duro. Hicimos de ese lugar nuestro patio de juegos; convocamos a las
ninfas que tosían bajo siglos de polvo y pintamos las paredes de blanco
luminoso, luego colgamos el retrato que me hicieron para que mi padre no
olvidara mi rostro.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="ListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 7.1pt; text-align: justify;">
<span lang="ES"><span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Todas las
tardes nos encerrábamos en la buhardilla, Victoria escribía en un cuaderno
grande con cerradura de plata vieja, hasta que la noche anunciaba su presencia.
No quería que lo leyera, pero yo no podía complacerla, así que, cuando la casa
descansaba del día, subía a hurtadillas y leía una página del libro que empezó
a escribir el día en que llegó. En la primera hoja, unas letras grandes y
redondas decían: “Erase una vez un bosque de niebla, con tres cuervos blancos y
un arca de piedra”. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="ListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 7.1pt; text-align: justify;">
<span lang="ES"><span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Mientras yo
leía lo prohibido ella abría su armario y contemplaba los cuatro vestidos de
novia que guardaba, cada uno con su tocado y sus zapatos, colocados como
soldados rindiendo honores. Delante de ellos se cepillaba el pelo, despacio,
contando hasta que al llegar a cien bailaba durante un minuto su melena.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="ListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 7.1pt; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="ListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 7.1pt; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="ListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 7.1pt; text-align: justify;">
<b><u><span lang="ES"><span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Diario de Cooper- 12/12/ 1955<o:p></o:p></span></span></u></b></div>
<div class="ListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 7.1pt; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="ListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 7.1pt; text-align: justify;">
<span lang="ES"><span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Ayer Héctor
fue de avanzadilla al ala cerrada de la casa, esa de donde proceden los
ruiditos que me desvelan. Me lo ha contado mientras nos desayunábamos con uno
de sus cafés cargados y unas tostadas francesas con mermelada de higos verdes.
Le costó entrar, tuvo que forzar la cerradura y lidiar con un paño de madera de
roble de cinco dedos de grosor. Se encontró con un pasillo muy amplio, el doble
que el de su ala, dice. Hay siete puertas cerradas a cal y canto con unas
plaquitas en ellas. Al final del pasillo encontró una escalera de caracol que
sube a lo que supone será una buhardilla. Casi al lado de la escalera está la
única habitación en la que pudo leer un nombre “Victoria Robles”. No quiso
entrar, sintió como si alguien viniera detrás de él y, bueno, había forzado una
cerradura y no se sentía cómodo. Pero volverá a subir y me contará. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="ListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 7.1pt; text-align: justify;">
<span lang="ES"><span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Está claro
que hay algo extraño en esta casa y no son fantasías mías.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="ListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 7.1pt; text-align: justify;">
<span lang="ES"><span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Quizá
podamos incluir en nuestra aventura a Liam, no creo que Louise quiera
participar. Ojalá tuviera piernas. Ojalá pudiera subir esas escaleras.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="ListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 7.1pt; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="ListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 7.1pt; text-align: justify;">
<b><u><span lang="ES"><span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Mhanseon – 21/12/ 1880<o:p></o:p></span></span></u></b></div>
<div class="ListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 7.1pt; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="ListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 7.1pt; text-align: justify;">
<span lang="ES"><span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Mañana es
el cumpleaños de Victoria, para
celebrarlo he ordenado preparar una cena especial y la señora Albrich hará una
tarta de chocolate, su preferida. Espero
sorprenderla, no en vano mandé traer chocolate del Congo y seguimos, paso a
paso, la receta de <st1:personname productid="la Corte" w:st="on">la Corte</st1:personname>
de Viena. Más de una vez comentó la delicia de esta tarta nacida para el
paladar de la más exquisita reina de Austria y que ella tuvo el placer de
probarla durante una merienda en el palacio real.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="ListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 7.1pt; text-align: justify;">
<span lang="ES"><span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Victoria ha
viajado por medio mundo, no cuenta mucho, solo de vez en cuando y ante algún
hecho concreto recuerda alguno de sus viajes. Yo la escucho con atención pero
no pregunto, sé que ella no me respondería y además así es nuestro juego.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="ListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 7.1pt; text-align: justify;">
<span lang="ES"><span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Tengo
también un regalo muy especial, no me fue fácil conseguirlo, pero creo que
abrirá la puerta de sus secretos, o al menos de uno. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="ListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 7.1pt; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="ListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 7.1pt; text-align: justify;">
<b><u><span lang="ES"><span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Mhanseon – 05 /08/2015<o:p></o:p></span></span></u></b></div>
<div class="ListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 7.1pt; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="ListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 7.1pt; text-align: justify;">
<span lang="ES"><span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">—Akane,
Akane ¿Quieres salir a dar una vuelta? Hace un día fantástico. Podemos ir al
río… preparar unos bocadillos.— Héctor le hablaba a través de la puerta de la
habitación. Akane se encerraba después del desayuno y ya no salía hasta que las
golondrinas anunciaban el ocaso. Él sabía que esa era la rutina hasta que
terminara la historia que, más que escribir, la poseía. Estaba seguro de que no
le iba a contestar así que se resignó a otro día de soledad y valoró si irse de
excursión con alguno de los diarios como lectura o seguir explorando la enorme
casa en la que habían acampado. Se decidió por esto último. No podía olvidar la
tarde anterior en la buhardilla, la luz que lo inundaba todo, Juanita bailando
en un lago. Decidió subir de nuevo.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="ListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 7.1pt; text-align: justify;">
<span lang="ES"><span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Había más
luz en la planta, la madera parecía recién encerada, olía a miel de flores, y
los dorados de las cerraduras refulgían con la suave luz de un sol que se
colaba por un ventanuco abierto al jardín. La escalera estaba hoy limpia, sin sus
huellas.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="ListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 7.1pt; text-align: justify;">
<span lang="ES"><span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Héctor
asombrado por el cambio dudó si era el mismo lugar, la misma escalera por la
que había subido el día anterior. La duda hizo que sus ojos se fijaran en la
puerta más próxima, tenía una plaquita con un nombre: Victoria Robles. Su mano
decidió abrirla antes que él lo hiciera. Tuvo que hacer fuerza con el hombro
para vencer la resistencia. Al abrirse salió en estampida un pequeño gato que
corrió escaleras arriba, buscando la buhardilla. La puerta se cerró
bruscamente, como si un viento huracanado la empujara. Héctor salió corriendo
detrás del gato.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="ListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 7.1pt; text-align: justify;">
<span lang="ES"><span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Entraron
juntos en la cueva del arco iris. La mañana temprana la llenaba de luz
cristalina. Abrió las ventanas donde aún dormían las ninfas para que el aire y
un par de cornejas entraran en la estancia. Parecían conocer al gatito y se
reían de las uñas con las que pretendía atraparlas.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="ListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 7.1pt; text-align: justify;">
<span lang="ES"><span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">En una de
las paredes una mujer parecía verlo todo. Tenía los ojos más negros que había
visto nunca y una tez pálida que hacía aún más rojos sus labios. La melena, negra
y ondulada le caía sobre los hombros desnudos. Llevaba un traje blanco bordado
con diminutos cristalitos.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="ListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 7.1pt; text-align: justify;">
<span lang="ES"><span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">—Magnífico
retrato. Genial el tipo…— dijo Héctor. Hablaba para sí mismo, pero el gato dejó
su juego y se acercó a él. Ambos observaron el cuadro— Es que respira, ¿no
ves?—le dijo al gato—Es tan perfecto que parece que el vestido se mueve, los
cristales cambian de color. El cutis, sin mancha, los ojos… uauuu… consigue que
te sigan a todas partes, pocos pintores han logrado esto, ya ves. Las manos, un
punto renacentistas diría yo. Ohhh… y en el regazo reposa… ¡oiié! un cuaderno
rojo como el que encontré, y que aún ni abrí —le guiño un ojo al gato que
pareció entenderle perfectamente —. Veamos. Pone: “Morrigan Torn”. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="ListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 7.1pt; text-align: justify;">
<span lang="ES"><span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">—Así que
esta hermosa mujer se llama Morrigan Torn. Pues encantado de conocerla,
señora—se inclinó ante el cuadro—. Creo que uno de sus descendientes me ha
invitado a veranear en su casa. ¿Puedo preguntarle si conoció a mi tío?— se
acercó al cuadro y buscó la firma del autor—HLV 1879. No parece, es usted de
otro siglo. Aunque me gustaría encontrarla en el mío, señora, está usted de muy
buen ver.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="ListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 7.1pt; text-align: justify;">
<span lang="ES"><span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Héctor
bromeaba y el gato se colaba entre sus piernas, ronroneaba asintiendo sus
palabras. Lo cogió en brazos y lo alzó delante de su cara. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="ListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 7.1pt; text-align: justify;">
<span lang="ES"><span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">—A ver tú,
que no te he visto bien. Eres pequeñito ¿sabes? Y un poco pelón ¿no? Los gatos
tienen más pelo. ¿De dónde has salido? Pero eres guapo, tienes unos ojazos
impresionantes—el gato pareció entenderle moviéndolos de un lado a otro—¿tienes
nombre? <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="ListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 7.1pt; text-align: justify;">
<span lang="ES"><span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Héctor lo dejó
en el suelo dándole tiempo a que le contestara. El gato parecía haberlo
adoptado, no se movía de su lado. Volvió de nuevo al cuadro. Su pasión era la
pintura, con la abierta oposición de sus padres se había ido estudiar a la prestigiosa Escuela de Artes de
Chicago y se ganaba muy bien la vida trabajando en uno de los mejores estudios
de realidad virtual del mundo. Su nombre figuraba en los títulos de crédito de
los mejores videojuegos. A sus 25 años
su nombre era sinónimo de éxito asegurado. Se lo rifaban. Esta pasión
era también la razón por la que se había aventurado en la búsqueda –vivo o
muerto- de su tío, desaparecido en los años 50 del siglo XX. Él debía demostrar
su muerte sin herederos para así conseguir desbloquear una herencia que le serviría
para montar su propio estudio. Quería dejar de dibujar las historias de los
otros para centrarse en las suyas propias, esas que le nacían de las manos cada
segundo.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="ListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 7.1pt; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="ListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 7.1pt; text-align: justify;">
<b><u><span lang="ES"><span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Diario de Cooper- 15/12/ 1955<o:p></o:p></span></span></u></b></div>
<div class="ListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 7.1pt; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="ListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 7.1pt; text-align: justify;">
<span lang="ES"><span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Héctor ha
vuelto medio trastornado de su incursión a la buhardilla. Subió por la mañana
temprano, poco después de desayunar y regresó a la hora del té con el rostro de
quien ha visto a Dios o a un fantasma y un gato en los brazos. Se sentó en el
salón y empezó a trasegar whisky sin decir una palabra hasta que Louise entró y
le quitó el minino de los brazos, y como si descorcharan una botella de
espumoso empezó a contarnos su aventura.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="ListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 7.1pt; text-align: justify;">
<span lang="ES"><span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Recuerda
que volvió a cruzar el pasillo, que lo encontró más limpio, como si se hubieran
esforzado en asearlo. Subió a la buhardilla y le costó un poco abrir la puerta.
Se encontró con una sala grande y blanca, con unos ventanales con un mosaico de
cristal en el que unas ninfas bailaban sobre un lago que, con la luz del
aguacero que estaba cayendo parecía que tenía olas. Hay una mesa grande, nos dijo, y un par de sillas un tanto deterioradas;
cajas de sobreros y baúles con antiguos sellos de aduanas; una estantería con
libros y lo que cree son álbumes de fotos y recortes de periódicos. Preside la
habitación el cuadro de una mujer con unos ojos negros perturbadores y una
sonrisa que parece hablarte. Se puso a hurgar en los cajones de la mesa y
encontró un manuscrito que parecía firmar el mismo nombre de la habitación:
Victoria Robles; se titula “Donde duermen los secretos” y lleva la fecha de
1880. No pudo leerlo, se quedó dormido y despertó con el gato en el regazo y la
sensación de haber estado copiando los jeroglíficos de una tumba de Saqqara. Al
despertarse pensó que era hora de preparar el almuerzo y bajó corriendo. No se
podía creer que estaban sirviendo el té hasta que el mayordomo se lo dijo. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="ListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 7.1pt; text-align: justify;">
<span lang="ES"><span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Por suerte
tanto Liam como Louise estaban allí y pudieron no sólo oír su historia, sino
ver con sus propios ojos el estado en que se encontraba. Liam, como yo, se ha
quedado intrigado y volverá a subir con Héctor. Se han propuesto una búsqueda
del tesoro, aunque no sepamos qué es, ya sabemos que algo hay.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="ListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 7.1pt; text-align: justify;">
<span lang="ES"><span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Pero, como
siempre, una mujer ha de ver aquello a lo que nosotros estamos ciegos. Louise
fue la única capaz de asociar el cuadro de la mujer del gato, con la habitación
y con el libro: “La mujer del cuadro de las escaleras es
entonces, evidentemente, Victoria Robles. Doy por seguro que vivió aquí
y era, como nosotros, escritora. ¿Usted, señor Walls, sabe algo de ella?”<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="ListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 7.1pt; text-align: justify;">
<span lang="ES"><span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Liam se
quedó pensando y dándole a la ginebra durante un buen rato. No tenía ni idea,
aunque ese rostro se le hacía familiar, como si no fuera la primera vez que lo
veía. Desde luego no conocía nada publicado por Victoria Robles, al menos bajo
ese nombre. Nosotros nos encogimos de hombros, no éramos tan eruditos como
Liam. Pero realmente en lo que yo pensaba es que <st1:personname productid="la Svensson" w:st="on">la Svensson</st1:personname> se había
reconocido como escritora. ¿Qué escribe? … eso aún no se sabe, habrá que
esperar.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="ListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 7.1pt; text-align: justify;">
<span lang="ES"><span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">El gato
miraba a Louise y lamía sus manos, agradeciéndole el cobijo. Creo que fue la
primera vez que vi brillar la ternura en sus ojos. Sabía que la tenía, desde
luego, que solo había de esperar a que la coraza fuera desapareciendo, o
haciendo un hueco en ella por el que verla de verdad. Esa ternura no pasó desapercibida
para los demás. En ese momento los tres hombres del salón vimos a una mujer
hermosa, dulce y valiente, y no a la arisca a la que nos tenía acostumbrados.
Me hubiera gustado abrazarla, pero solo se me ocurrió preguntar qué nombre le
pondríamos al gato. Nos llevó un buen rato decidirnos, cuatro adultos
discutiendo por el nombre de una mascota
no parece serio, pero nos hizo bien, de alguna forma nos liberó de
corsés y nos unió. Louise propuso Misha, Liam, Perceval, y yo optaba por
Bourbon, pero “el gato al agua” se lo llevó Héctor que inspeccionó bien al
animal para concluir que era de raza egipcia, sin lugar a dudas, ya que los
conocía muy bien, y nos propuso llamarlo Sdamiu, que significaba algo así como
“gato que escucha” por las orejas tan grandes que tiene. El caso es que al gato
le gustó ya que al oírlo nos
contestó con un sonoro maullido.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="ListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 7.1pt; text-align: justify;">
<span lang="ES"><span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Yo quería
que me contara más sobre su estancia en Egipto y los jeroglíficos, pero él
estaba demasiado cansado y necesitaba dormir
“otro día te contaré”, me dijo, “estaré encantado de hacerlo”. Esperaré
entonces.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="ListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 7.1pt; text-align: justify;">
<span lang="ES"><span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Hoy ha sido
un día realmente especial. Además del ala cerrada parece que se han abierto otras puertas que hasta entonces
estaban cerradas. Empezamos a unirnos más y Louise comienza a acercarse. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="ListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 7.1pt; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="ListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 7.1pt; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="ListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 7.1pt; text-align: justify;">
<b><u><span lang="ES"><span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Mhanseon
06/08/2015<o:p></o:p></span></span></u></b></div>
<div class="ListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 7.1pt; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="ListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 7.1pt; text-align: justify;">
<span lang="ES"><span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">—Hoolaaa…
¿Qué haces?— Akane parecía salida de una cueva. Despeinada y con los ojos medio
cerrados, se estiraba y bostezaba detrás de un Héctor concentrado en la
pantalla del ordenador.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="ListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 7.1pt; text-align: justify;">
<span lang="ES"><span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">—¿Amaneciste?—Héctor
no dejó de mover el ratón. Le lanzó un beso al aire y siguió a lo suyo.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="ListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 7.1pt; text-align: justify;">
<span lang="ES"><span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">—Sí. Vaya.
No me haces mucho caso—Akane le abrazó por detrás y empezó a besarle en el
cuello—¿Estás dibujando? ¿Una historia? A ver…—Héctor se apartó un poco, para
que pudiera ver bien la pantalla. Le encantaban esos besos y el olor de su
melena rozándole las mejillas—. Es esta casa. Vaya. Las escaleras, el salón, la
cocina… y esto ¿qué es?<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="ListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 7.1pt; text-align: justify;">
<span lang="ES"><span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">—Una
buhardilla. Subí ayer. Y tú ¿terminaste de escribir o es un paréntesis?<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="ListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 7.1pt; text-align: justify;">
<span lang="ES"><span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">—Terminé.
Creo. No sé que es, pero terminé—dijo estirándose de nuevo— ¿Hay café?<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="ListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 7.1pt; text-align: justify;">
<span lang="ES"><span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">—En la
cocina. Hace poco que lo hice. Termino esto y te acompaño. ¿Quieres cenar algo?<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="ListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 7.1pt; text-align: justify;">
<span lang="ES"><span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Akane salía
de la habitación pero se volvió repentinamente —Oye ¿has leído algún diario
ayer?<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="ListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 7.1pt; text-align: justify;">
<span lang="ES"><span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">—No—le contestó
Héctor—Ni ayer ni antes de ayer, ni el otro. ¡Ah! y antes de que me preguntes,
esta vez no tengo queja, solo has estado encerrada cinco días.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="ListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 7.1pt; text-align: justify;">
<span lang="ES"><span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">—A este
paso nunca acabaremos—Akane emprendió la marcha a por el café.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="ListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 7.1pt; text-align: justify;">
<span lang="ES"><span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">—No tengo
prisa, ya no tengo ninguna prisa—dijo Héctor, pero Akane ya no podía oírle.</span><o:p></o:p></span></div>
<div class="ListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 7.1pt;">
<br /></div>
<div class="ListParagraphCxSpLast" style="margin-left: 7.1pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="ListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 7.1pt;">
<br /></div>
<div class="ListParagraphCxSpLast" style="margin-left: 7.1pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-indent: 0cm;">
<br /></div>
<div class="ListParagraphCxSpFirst" style="margin-left: 7.1pt;">
<br /></div>
<div class="ListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 7.1pt;">
<br /></div>
<div class="ListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 7.1pt;">
<br /></div>
<div class="ListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 7.1pt;">
<br /></div>
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<br /></div>
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<br /></div>
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<br /></div>
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<br /></div>
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<br /></div>
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<br /></div>
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<br /></div>
<div class="ListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 7.1pt;">
<br /></div>
<div class="ListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 7.1pt;">
<br /></div>
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<br /></div>
<div class="ListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 7.1pt;">
<br /></div>
<div class="ListParagraphCxSpLast" style="margin-left: 7.1pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-indent: 0cm;">
<br /></div>
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<br /></div>
<div class="ListParagraphCxSpLast" style="margin-left: 7.1pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-indent: 0cm;">
<br /></div>
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<br /></div>
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<br /></div>
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<br /></div>
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<br /></div>
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<br /></div>
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<br /></div>
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<br /></div>
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<br /></div>
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<br /></div>
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<br /></div>
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<br /></div>
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<br /></div>
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<br /></div>
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<br /></div>
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<br /></div>
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<br /></div>
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<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-indent: 0cm;">
<br /></div>
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<br /></div>
<div class="ListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 7.1pt;">
<br /></div>
<div class="ListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 7.1pt;">
<br /></div>
<div class="ListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: 7.1pt;">
<br /></div>
<div class="ListParagraphCxSpLast" style="margin-left: 0cm; text-indent: 0cm;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>Marion&Arthurhttp://www.blogger.com/profile/04314983130523184030noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2844588430526051114.post-69006231049144763272012-04-16T18:09:00.000+01:002012-04-16T18:09:00.286+01:00El comedor por Mara Nefill<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhT1VrruzfXEtVI8GiNEH0Ou10AZssnTutG5omKqAPXEnuVQmMFz0wh4nxw7PXYymLhquvSiVkpw0H78Se3E6NqU6qEAnnxA8_BmQIIzGt-KtzBMJyhXZrPtjB-4PqnEJjJvToZq0Diqsw/s1600/napa-valley-winery.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhT1VrruzfXEtVI8GiNEH0Ou10AZssnTutG5omKqAPXEnuVQmMFz0wh4nxw7PXYymLhquvSiVkpw0H78Se3E6NqU6qEAnnxA8_BmQIIzGt-KtzBMJyhXZrPtjB-4PqnEJjJvToZq0Diqsw/s320/napa-valley-winery.jpg" width="320" /></a></div>
<div style="text-align: justify;">
<b>Mhanseon- 25/07/1878</b></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Para celebrar el verano mi padre organizó una fiesta. Invitó a todos sus amigos a un gran baile. Adorné la casa con guirnaldas de flores y puse alfombras verdes sobre el suelo de cerezo, parecía que el jardín había entrado en la casa a resguardarse de la lluvia de verano.</div>
<div style="text-align: justify;">
Yo esperaba a los invitados en la puerta, del brazo de mi padre, procurando que no se manchara el vestido blanco que me había regalado –nunca había tenido uno igual-, parecía la nieve misma hecha seda. El vestido fue lo primero que vio cuando llegó; su padre nos presento.</div>
<div style="text-align: justify;">
—Henry Walls, encantado—me dijo antes de besarme la mano—.Permítame, señorita Morrigan, presentarle a mi hijo Henry Liam III.</div>
<div style="text-align: justify;">
Mi padre me contó su amistad de años, inquebrantable. Esperaban que esa unión continuara en sus hijos.</div>
<div style="text-align: justify;">
Liam me miró fijamente y dijo: —Esa libreta roja, la de baile, supongo, parece sangre sobre su vestido. ¿Puedo anotar mi nombre?</div>
<div style="text-align: justify;">
Bailé con él una pieza que un viejo conocido de mi padre, Antonin Dvorak, había compuesto para mí: romance para piano y violín. Aunque esa pieza jamás fue compuesta para ser bailada.</div>
<div style="text-align: justify;">
El suyo fue el primer nombre escrito en mi libreta roja. Él se llevó el mío escondido en las rayas de su mano.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b>Mhanseon 25/11/1955</b></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Me gusta verlos llegar. Se aproximan con cautela a la puerta, pensando si llamar o darse la vuelta. Todos arrugan en su mano la carta que los invita. Todos han aceptado, su esperanza los trae a mí.</div>
<div style="text-align: justify;">
Liam Walls VI llegó con su Ferrari berlinetta plata —a juego con el día—, levantando huracanes. Casi se lleva por delante el magnolio mimado de Louise. </div>
<div style="text-align: justify;">
Tuve que esperar a que su nombre volviera a casa, pero esperar es parte del juego, del plan.</div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<a name='more'></a><br />
<br />
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b>Diario de Cooper- 25/11/1955</b></div>
<div style="text-align: justify;">
<b><br /></b></div>
<div style="text-align: justify;">
Cuando me retiraba a mi habitación escuché una conversación que la Svensson se traía consigo misma. No fue mi intención hacerlo pero no logré que mi silla chirriara lo suficiente para llamar su atención. Murmuraba nombres rusos —o eso me pareció— delante de un jarrón con unas flores como campanillas, blancas y secas.</div>
<div style="text-align: justify;">
Aún no he conseguido entablar una buena conversación con ella, me rehúye cuando lo intento. Su trato es amable y su rostro me dice que oculta su corazón. Me va gustando esta difícil mujer. </div>
<div style="text-align: justify;">
Esta extraña casa me cambia sin que yo pueda evitarlo. Si hace tan sólo un año me dijeran que intentaría llegar a una mujer para acariciarle la mano únicamente, con el único afán de escucharla, de hablar con ella, de ser su amigo, les diría que se habían vuelto locos. Pero eso era antes de llegar aquí.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
A medio día llegó otro invitado, Liam Walls, tiene invitación del conde pero parece que ya conoce la casa, las familias son “muy viejas amigas”, de “generaciones”, nos dijo, o más bien, nos advirtió, la señora Albrich. Vino en un deportivo impresionante y cargado de maletas, una de ellas con libros, que se abrió según subía las escaleras—demasiado peso para el bueno de Arthur—.Cayeron rodando dos con el mismo título “Merlin in Scotland” aunque con portadas de distintos colores, que fueron a dar a los pies de Louise que se los quedó mirando con recelo. Walls es guapo, no cabe duda, y lo sabe, le dirigió una sonrisa de auténtico seductor. Ella dejó los libros en el suelo y se fue al jardín sin decir una palabra. Siempre se va al jardín.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b>Mhanseon 25/07/2015</b></div>
<div style="text-align: justify;">
<b><br /></b></div>
<div style="text-align: justify;">
—Akane ¿quieres pasarme ese limón, por favor?— Héctor preparaba una ensalada de trucha con berros y manzanas. Con mimo revolvía los ingredientes, los aireaba “para que respiraran el aliño” tal y como le había enseñado la vieja cocinera de su casa.</div>
<div style="text-align: justify;">
—¿El… qué? — Akane seguía concentrada en el diario. — ¿Sabes que acaba de llegar otro invitado? </div>
<div style="text-align: justify;">
—Por favor, deja de leer un rato… y pon la mesa, vamos a comer como debe ser.</div>
<div style="text-align: justify;">
—Siempre tan formal con estas cosas— Akane dejó el libro y se acercó a Héctor, olisqueó la ensalada y dio su aprobación con un beso en la oreja del cocinero.</div>
<div style="text-align: justify;">
—Sabes…—Héctor no desviaba la mirada de las finas espirales de corteza de limón que caían sobre los berros—.Busca unas velas y vámonos al comedor. Seamos los dueños de esta mansión mientras estemos aquí, ¿te parece?</div>
<div style="text-align: justify;">
—Pues sí, me parece bien, es más, te diré que desde que llegamos tengo la sensación de ser dueña de esta casa.</div>
<div style="text-align: justify;">
—Pues yo de invitado abusador—Héctor se rió—. Pero, bueno, supongo que podemos usarlo todo.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Akane abrió de par en par los ventanales del comedor. Los visillos bancos jugaron a envolverla en la brisa que traía el jardín. Olían a jabón, y ese olor se propagó por la habitación, despertando la madera vieja que aguardaba unas manos que la acariciaran de nuevo, ¡hacía tanto tiempo que no sentía ese calor! </div>
<div style="text-align: justify;">
Durante unos minutos su mente se perdió, y dejó que sus manos abrieran los cajones donde se guardaban los manteles de hilo blanco y la cubertería de plata.</div>
<div style="text-align: justify;">
—De plata—susurró—o sea que sí, aún existen estas cosas.</div>
<div style="text-align: justify;">
Akane miraba fijamente una cuchara, la pesaba balanceándola con la palma de la mano; la acercó a un ojo y se vio reflejado en ella.</div>
<div style="text-align: justify;">
—Es que es increíble —le dijo a la cuchara— estar aquí… los diarios… Todo esto es…</div>
<div style="text-align: justify;">
Solo se dio cuenta de que había preparado una mesa con siete servicios cuando Héctor entró con la ensaladera en las manos.</div>
<div style="text-align: justify;">
—¿Y a quién invitamos a cenar?—le preguntó.</div>
<div style="text-align: justify;">
—¡Vaya! Se me fue la cabeza, creo. Es que es todo tan bonito, fíjate, ¿habías visto alguna vez esta porcelana?, ¿tenedores de plata? Y los cuchillitos para la mantequilla, con estas alitas de mariposa… Yo sólo había visto esto en el cine, te lo juro, en las películas antiguas.</div>
<div style="text-align: justify;">
Héctor la miraba no creyéndose la Akane que estaba empezando a conocer desde que se habían instalado en la casa. En todo caso le gustaba. Le gustaba esa mujer que cada día le sorprendía con una sonrisa diferente.</div>
<div style="text-align: justify;">
—Ya que hay de todo ¿puedes encontrar un salvaplatos para la ensaladera? —Héctor pedía y ella, veloz, abría el lugar exacto en el que encontraba lo que necesitaba— ¿Y cubiertos de servir? </div>
<div style="text-align: justify;">
—Aquí los tiene el señor. ¿Algo más?</div>
<div style="text-align: justify;">
—Uhmm… No. Bueno, sí, un sacacorchos si hay que voy a por el vino y los quesos.</div>
<div style="text-align: justify;">
Akane fue directa al cajón donde, en fila india, se ordenaban sacacorchos, cascanueces, dos salvabotellas que parecían telas de araña metálicas y unos pequeños artilugios puntiagudos que no sabía muy bien para qué servían. “Preguntaré a Héctor”, pensó, “Seguro que en su casa había de esto”. </div>
<div style="text-align: justify;">
El cajón se bloqueó cuando intentaba cerrarlo, algo, mal colocado en el de abajo, lo impedía. Manipuló como pudo, tratando de no hacerse daño y sacó, no sin esfuerzo, un libro. Las tapas estaban medio rotas y las hojas con el aspecto de haber pasado por la lavadora. Olía a ginebra.</div>
<div style="text-align: justify;">
Héctor la encontró olisqueando el libro.</div>
<div style="text-align: justify;">
—Mira lo que he encontrado—le dijo—. Un libro.</div>
<div style="text-align: justify;">
—Ya veo—Héctor dejó los quesos en la mesa y sirvió dos vasos de vino blanco. Le dio uno a Akane—.Brindemos primero.</div>
<div style="text-align: justify;">
Héctor no le daba tanta importancia al hallazgo de su novia. Levantó la copa, el frío del vino enturbió el cristal que jugaba con las luces de las velas.</div>
<div style="text-align: justify;">
—¡Por Mhanseon! Por habernos acogido con los brazos abiertos— dijo.</div>
<div style="text-align: justify;">
—¡Por Mhanseon! Y por quienes vivieron aquí—replicó Akane.</div>
<div style="text-align: justify;">
—Está bueno ¿verdad?—Héctor paladeaba el vino.</div>
<div style="text-align: justify;">
—Riquísimo. ¿Es francés?</div>
<div style="text-align: justify;">
—No. Es alemán. Tienen unos blancos estupendos—a Héctor siempre le gustó la buena mesa—. La bodega de esta casa está llena de vinos muy, muy, interesantes.</div>
<div style="text-align: justify;">
—Curioso—Akane leyó la etiqueta en voz alta—Ge…würzs…tra…miner… ¡Vaya nombrecito!</div>
<div style="text-align: justify;">
—Es el nombre de la uva—Héctor se reía. Le gustaba la cara que ponía cuando tenía dificultad en leer o pronunciar algo. Aún se atascaba con palabras españolas y, desde luego, el alemán no era lo suyo—. Significa “la especiada” y procede de Trentino, pero este vino es Alemán, de Baden.</div>
<div style="text-align: justify;">
—¿Baden?</div>
<div style="text-align: justify;">
—Región fronteriza entre Suiza, Francia… Y bueno, vamos a comer. Deja el libro ese por ahí.</div>
<div style="text-align: justify;">
—Sí.</div>
<div style="text-align: justify;">
Akane hizo ademán de dejarlo sobre el aparador pero, al hacerlo, cayó al suelo una hoja descolorida. Héctor se agachó a recogerla. En su mano tenía una etiqueta del mismo vino que ellos estaban bebiendo.</div>
<div style="text-align: justify;">
—Vaya. Quien leía este libro tenía el mismo gusto que yo—le enseñó la etiqueta a Akane— ¿Ves? —Héctor se fijó en la portada—.Pero creo que sólo en vinos. “The lineage of Merlin” by Liam Walls. Yo nunca, jamás, leería este libro.</div>
<div style="text-align: justify;">
—Pues yo no te diría que no. Me gusta el castillo de la portada— lo abrió despegando las hojas con cuidado—. Tiene una dedicatoria: “Para mi buen amigo Héctor. A pesar de los silencios y las ausencias, siempre bajo el mismo techo. Liam Walls. Diciembre 1956”. Es…es…</div>
<div style="text-align: justify;">
—¡Mi tío! — Héctor agitaba la mano en la que la etiqueta, un chateau sucio rodeado de viñedos que habían perdido el verde, se había quedado pegada como un sello recién mojado— Vaya, eran amigos… era amigo de este escritor, y vivieron juntos aquí ¿no? Entonces hasta esa fecha tuvo que estar por aquí ¿verdad? Seguro, vamos. </div>
<div style="text-align: justify;">
Manoteaba excitado por la noticia y por la etiqueta que no quería irse de su mano. Sintió como si una mano ajena se la arrebatara y vio cómo caía, suavemente, al lado de uno de los platos sin comensal. </div>
<div style="text-align: justify;">
—La brisa…—dijo Héctor encogiéndose de hombros.</div>
<div style="text-align: justify;">
Akane miraba fijamente una de las sillas vacías y sonreía. </div>
<div style="text-align: justify;">
—Otro brindis, Héctor —dijo sin desviar la mirada de la silla—¡Por Liam Walls que nos dio una buena pista!... y una historia interesante… al menos para mí.</div>
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<br /></div>
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<b>Mhanseon – 25/11/1955.</b></div>
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<br /></div>
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—Por favor, señores. Si gustan pasar al comedor.</div>
<div style="text-align: justify;">
El mayordomo, muy ceremonioso, interrumpió la conversación que mantenían Héctor y Cooper en el salón. Eran los únicos que esperaban la hora de la cena con el aperitivo en la mano. Louise siempre era la última en bajar, eso sí, siempre de punta en blanco, como requerían las cenas formales en la casa. Sólo los sábados y algún día señalado, como el de hoy. El resto de los días cada uno iba un poco a su aire. En la casa no había cocinera y era la señora Albrich quien se encargaba de la cocina, aunque, desde la llegada de Héctor, era él quien se ocupaba, casi diariamente, con el permiso y bendición del servicio, y el agradecimiento de sus compañeros que saboreaban cada plato que preparaba.</div>
<div style="text-align: justify;">
Cuando llegaron al comedor ya los estaba esperando Liam Walls, perfectamente equipado con un traje de chaqueta de lana negra hecho a medida. Les recibió en la puerta con una botella de vino en una mano y una copa en la otra. La sirvió y se la tendió a Cooper.</div>
<div style="text-align: justify;">
—Bienvenido a la cena de bienvenida, valga la redundancia. Señor Cooper —Liam no esperó respuesta, cogió una copa vacía, la llenó y se la dio a Héctor—. Señor Latorre, por favor. Encantado de conocerlos.</div>
<div style="text-align: justify;">
—Falta la señorita Louise, ¿verdad?—preguntó Liam mirando al mayordomo.</div>
<div style="text-align: justify;">
—Señora—respondió Latorre con una semi sonrisa—. Señora Svensson. Le gusta que la llamen así.</div>
<div style="text-align: justify;">
—Por supuesto. Gracias por decírmelo—dijo Liam guiñándole un ojo—. Hay que ser cuidadoso con las damas.</div>
<div style="text-align: justify;">
—Este vino es estupendo—dijo Cooper mirándolo al trasluz, como veía hacerlo a Héctor—. No lo había bebido antes.</div>
<div style="text-align: justify;">
—Desde luego que es excelente—corroboró Héctor—.Yo tampoco lo había probado antes. Tiene un gusto a cítrico y— dio un pequeño sorbo y lo paseó por la boca—…delicioso… como a flores ¿a rosas? ¿Francia?... No, espere… ¿Baden?</div>
<div style="text-align: justify;">
—¡Oh! Sí. Excelente paladar Héctor ¿puedo llamarlo así? Veo que usted es un auténtico gourmet. En efecto, es un vino de unas pequeñas bodegas de un pueblecito fronterizo con Francia. Tuve la suerte de conocer a sus dueños y me han regalado unas botellas que me complace compartir….</div>
<div style="text-align: justify;">
Louise entró en el comedor cortando las palabras de Liam.</div>
<div style="text-align: justify;">
—Señora Svensson—le dijo—, permítame pesentarme adecuadamente, soy Liam Walls. Por favor, acepte esta copa— El mayordomo ya la tenía preparada y esperaba que Liam la cogiese— y brinde con nosotros.</div>
<div style="text-align: justify;">
Durante unos segundos se hizo el silencio. Los cuatro miraron sus copas, como si quisieran buscar en el reflejo del vino las palabras adecuadas. Fue Cooper quien las encontró primero:</div>
<div style="text-align: justify;">
—Por Mhanseon que nos acoge y nos sorprende tan gratamente.</div>
<div style="text-align: justify;">
—Por Mhanseon, sus moradores y sus visitantes. Porque crezca nuestra amistad—continuó Héctor recorriendo con su mirada el rostro de sus compañeros.</div>
<div style="text-align: justify;">
—Por Mhanseon—dijo Liam—, por el 13º Conde de Torn y todos sus antepasados que, hoy, me permiten realizar mi sueño.</div>
<div style="text-align: justify;">
Los tres esperaron que Louise dijera algo pero bajó la cabeza y levantó la copa con un lacónico —¡Skoll!</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
A Louise no le gustaba entrar en el comedor. Siempre que lo hacía tenía la sensación de estar siendo observada. No es que no tuviera esa sensación en otros lugares de la casa o en su habitación, o en el jardín; pero aquí se le erizaba la nuca y tenía dificultad para tragar. Cuando llegó tardaron tres días en servirle la cena en el comedor. Se sentó ella sola ante seis servicios vacíos que, creía, la miraban fijamente, fotografiando cada uno de sus movimientos. Estaba hambrienta, pero no pudo comer ni una cucharada del puré de nabos que le sirvieron. Le dijeron, sin más explicaciones, que era una tradición muy antigua. La mesa siempre se ponía para siete. No volvió a entrar hasta que llego Cooper, otro comensal llenaba espacio, pero la nuca seguía diciéndole lo mismo. Ahora eran ya cuatro a la mesa y el ambiente era más cálido, pero seguía sintiendo la angustia del primer día. </div>
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<br /></div>
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La sopa dejó un olor a mar en los platos. Humeaba devolviendo a los olfatos los ingredientes que Héctor señalaba mentalmente. Cooper la sorbía con fruición mientras Louise lo hacía como si estuviera dando de comer a un niño, despacio, jugando con la cuchara. Liam se llevó, deprisa, tres cucharadas a la boca y luego dejó la cuchara. No comería más. </div>
<div style="text-align: justify;">
—No es que no me guste la sopa—les dijo—. Está muy buena, pero no soy capaz de comer mucho. Ya desde niño fue así, un desastre para las comidas, según mi tata.</div>
<div style="text-align: justify;">
Cooper se le quedó mirando y siguió comiendo sin decir nada. Él sí que no había tenido oportunidad de comer así en su vida y no desperdiciaba ni una miga de pan.</div>
<div style="text-align: justify;">
—Supongo que ustedes son también escritores ¿verdad?—preguntó Liam—. Yo estoy escribiendo un libro sobre el linaje de Merlín en Escocia. ¿Ustedes?.. </div>
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<br /></div>
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<b>Diario de Cooper 25/11/1955</b></div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Liam Walls es un caballero. Se le nota en el porte, en la forma en la que habla y, desde luego, hace gala de una esmerada educación. Es, además, un hombre extremadamente claro. Nos contó durante la cena, sin tapujos, su vida, la de su familia y el porqué estaba en Mhanseon.</div>
<div style="text-align: justify;">
Su familia es bien conocida en Escocia, un linaje de aristócratas convertidos en abogados y políticos que no se ha desviado de ese camino desde que lo emprendió su tatarabuelo, en la misma época, calculo yo, que al mío lo metieron en la bodega de un barco, atado de pies y manos y, como un cerdo sin nombre, lo vendieron a un “buen cristiano” de Virginia. Por un buen precio, eso sí, al fin y al cabo era un auténtico mandinga. Pero esa es otra historia, la mía, y no viene ahora al caso.</div>
<div style="text-align: justify;">
El caso es que este Walls, segundo de los hijos de su padre, y brillante licenciado en Oxford, ha decidido abandonar su prometedora carrera en la judicatura para dedicarse por entero a la vocación que se le reveló de muy niño: ser escritor y, además, dedicarse por entero a descubrir para los profanos la verdadera historia del linaje del Mago Merlín. Así que, aquí está, con una maleta llena de libros de “referencia de la auténtica historia oculta” que atrajo la atención de Héctor en cuanto se la nombraron y una máquina de escribir de última generación, una Lexinton pesada y redondeada como la que tenía “ojosazulgris” en el club. Todas las imágenes de mis días allí volvieron en cuanto la vi, preciosa y brillante en su caja.</div>
<div style="text-align: justify;">
Liam me hizo pensar en el motivo por el que estoy aquí. Después de la cena, en el salón y frente a unas copas, nos habló de la tradición instaurada en 1878 por la que los sucesivos condes invitan a escritores a permanecer en la casa durante una temporada. Yo no tenía ni idea, ni Héctor ni Louise ni nadie me había comentado esto. Es más, no puedo considerarme un escritor, el hecho de haber escrito un par de letras para la mejor cantante de jazz del mundo, Sara Vaughan, no significa que sea un gran letrista, además, hace ya tiempo que no escribo nada. No tengo tripas para hacerlo. Estos diarios no son cosa de escritores, más bien de borrachos paralíticos desesperados paranoicos, como yo, ahora, que dentro de mí hay un mar de brandy con olas de whisky. Si invitan a escritores entonces el conde… ¿cómo rayos sabe que la lullaby es mía? Mi nombre no aparece. El capullo del manager de la Vaughan–o chulo diría yo- me la jodió bien jodida.</div>
<div style="text-align: justify;">
Héctor es poeta y hace esas performances tan graciosas con las botellitas, pero ¿Louise? ¿Escribe la Svensson? Misterio aún no resuelto. Como el de los ruiditos que sigo oyendo a deshora. A ver si Héctor logra entrar y echar un vistazo. Es buena gente este peruano, estar con él me devuelve la fe en la amistad. Empiezo a confiar en él como no lo hacía desde… ya no recuerdo cuando.</div>
<div style="text-align: justify;">
¡Dios mío! ¡Qué borracho estoy! Mañana será otro día. Hablaré con Liam de esto, o no. Nos dejó bien claro que venía a escribir y que no haría mucha vida social. Es un profesional. Amén.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b>Mhanseon 30/7/2015</b></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—Vaya. Este Cooper es… era músico, ¡de jazz! fíjate…— Akane estaba estirada en el sofá del salón. Las palabras salieron envueltas en el humo del tabaco dulce de su pipa —. Gracias a él vamos a conocer a todos. El nuevo, Liam Walls, el del libro… pues lo escribió aquí, ya ves. Y dice que es tradición de la casa invitar a escritores. ¿No es emocionante?</div>
<div style="text-align: justify;">
—¿Dice algo más de mi tío?— Héctor estaba tirado en el otro sofá. Tenía en la mano una libreta roja que había encontrado en un cajón de la mesa de la biblioteca, pero aún no la había abierto. Estaba perezoso, como el sol, que parecía dormido detrás de unas nubes blanquecinas que cubrían todo el cielo. Además, prefería contemplar a su mujer. Tenerla a su lado, enfrascada en esa lectura interminable le daba paz. Para él ella era, así, la paz. </div>
<div style="text-align: justify;">
Daba las gracias por haber recibido la carta, por haber encontrado los diarios, porque Akane se centrara en su lectura y se olvidara, aunque fuera por unos días de escribir. No es que él no quisiera que lo hiciera, sabía que le venía bien, que ella se expresaba así, pero al mismo tiempo le aterraban los tiempos en los que se encerraba sin hablar con nadie, sin mirarlo siquiera, escribiendo esas historias que a él le helaban el alma.</div>
<div style="text-align: justify;">
—De tu tío poco por ahora, la verdad. Sólo cuenta lo de las botellitas y los poemas. Quizá más adelante—Akane pasó rápidamente las páginas del diario, buscando el nombre —. La verdad es que siempre lo menciona. Por cierto ¿Por qué no buscas en la red a ver si hay algo de una tal Sara Vaughan? Cantante. Cooper escribió letras para ella… un tipo fascinante. Descendiente de esclavos. </div>
<div style="text-align: justify;">
Héctor se levantó y saco su tablet de una funda morada. Limpió la pantalla con la manga de la camisa y buscó un ángulo propicio para conectarse. </div>
<div style="text-align: justify;">
—Aquí no hay mucha cobertura. La señal se corta. ¡Es un asco! Demasiados obstáculos.—Salió al jardín dejando a Akane con los diarios.</div>
<div style="text-align: justify;">
—¡No hay modo de conectarse! Uffff —Héctor paseaba con la tablet subiéndola y bajándola— No. No hay forma. Aquí no funciona nada, ni móviles, ni internet... ¡Maldita sea! ¿Habremos tenido otra tormenta solar o serán los bosques? Aislados. Eso es lo que estamos. Aislados en esta casa. Puede que haya desaparecido un continente y no nos hemos enterado.</div>
<div style="text-align: justify;">
Hablaba en alto, para los pájaros que quisieran escucharlo, con la tablet tapándole la cara. Le sorprendió un extraño ruido, como un solo de trompeta que se colaba con el logo del buscador .Saltó eufórico cuando el mundo empezó a girar en la pantalla.</div>
<div style="text-align: justify;">
La alarma de un email le llenó de alegría — ¡Por fin! ¡Por fin! ¡Habemus conexion!— Lo abrió deprisa, era de uno de sus colegas en Lima, le preguntaba si todo iba bien y le adjuntaba la foto de lo que parecía una playa salvaje. Héctor la abrió y los ojos se le llenaron de lágrimas, siguió leyendo en voz alta, exorcizando el miedo que la imagen le producía:</div>
<div style="text-align: justify;">
“La mar volvió a subir y se llevó lo que quedaba de las plantaciones de maíz. Todo el pueblo ha desaparecido, Héctor, todo cambia tan deprisa que no podemos hacer nada más que asumirlo. Cuídate mucho, y de Akane, pese a todo acabamos por quererla, ya sabes. Nosotros cuidamos de tu casa y de tus cuadros ¿estarás pintando, no?, pero volver pronto, os echamos de menos. Pablo y Lucía”.</div>
<div style="text-align: justify;">
La tarde se cerró sobre el jardín con una suave lluvia que limpiaba sus ojos llorosos. Observó la casa y la luz que salía del salón donde Akane seguía enfrascada en la lectura. Creyó ver a la estatua del jardín aleteando las gotas de lluvia. Un escalofrío le recorrió la espalda y se instaló en su nuca convirtiéndose en presentimiento en su estómago: no los volvería a ver.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<b><i>Mara Nefill</i></b>Marion&Arthurhttp://www.blogger.com/profile/04314983130523184030noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-2844588430526051114.post-91300825043125356092012-04-14T18:03:00.002+01:002012-04-14T19:52:56.303+01:00La génesis de Aysel Daima por Aspid<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEitLf5JWCIIbQVP2WPCPifOYRYOCg__2f6cmJShyphenhyphenCedxEJfM7Me8sn360KHfNcrJ6ZZR_SW4w6zhQcsm6RdFU7F7c73PVnhb7VFcjBHmwK3qyf2fkb6tTVXEgHcOcakHWlOo1s6peoftYw/s1600/CREACION2.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="226" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEitLf5JWCIIbQVP2WPCPifOYRYOCg__2f6cmJShyphenhyphenCedxEJfM7Me8sn360KHfNcrJ6ZZR_SW4w6zhQcsm6RdFU7F7c73PVnhb7VFcjBHmwK3qyf2fkb6tTVXEgHcOcakHWlOo1s6peoftYw/s320/CREACION2.jpg" width="320" /></a></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Yo, Jean-Louis de Champlain et Lapointe, custodio de la abadía de Sant François Pénitent, en la Bienaventurada Ciudad de Toulouse. Consultor del sagrado Oficio, vi, examiné y dictaminé sentencia en el Auto celebrado por los señores inquisidores en dicha ciudad en el día 9 del mes de noviembre del Año santo de 1651. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Cualquier bruja que voluntariamente confiese y muestre señales de arrepentimiento será reconciliada sin tormento, evitando así la muerte en la hoguera, o la prisión perpetúa, no se confiscarán sus bienes, recibiendo entonces penas salutarias para su alma. Es necesario que venga a noticia de todos los fieles para desengaño de los engaños de Satanás.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Dadle muerte a la hechicera que no redime en palabra de arrepentimiento todas aquellas acusaciones por las cuales se la juzga.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Maiia Varsken, venida hasta Francia desde las altas tierras del este de Sakartvel:</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Se la acusa de provocar tormentas, destruir cosechas y arrasar los campos, de heladas e intemperies. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">De ser causante de muertes mágicas. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">De herejía y maleficio.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">De practicar vuelos nocturnos y aquelarres. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">De mantener relaciones carnales con el diablo.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">De tener en su poder ungüentos, amuletos, libros de conjuros. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">De practicar hechizos.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Por todos estos motivos y probados los hechos por fehacientes testigos que juran ante Dios, se la condena en el día de hoy sin derecho a acogerse al decreto de gracia.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Dadle muerte a la hechicera.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Que las llamas de la hoguera sanen su alma.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"></span></div>
<a name='more'></a><br />
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Maiia despertó sobresaltada nuevamente, mientras la sentencia se repetía una vez tras otra, escondida entre sus pesadillas y dispuesta a ejecutarse todos los amaneceres. Aquella mañana un delicioso olor a manzanas asadas recorría el pasillo, ella podía olerlo, aún cuando la puerta de su dormitorio permanecía cerrada. Se incorporó de la cama y levantó su mirada azul de la saya que le cubría las piernas, fijándola en el candil que estaba encendido y, en aquel momento, alguien golpeó su puerta con un suave toque de llamada.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>- Buenos días Maiia ¿Estás despierta? ¿Bajas a desayunar?- Preguntó desde el otro lado una dulce voz femenina.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">- Buenos días Victoria. –Respondió perezosa- Enseguida voy. –terminó, y se encaminó hacia la puerta atusándose el cabello. Le gustaba que su rubia melena cayera sobre su espalda, que se revolviera su pelo y le cubriera así parte del rostro. Prefería que sus bellos ojos quedaran ocultos con ese gesto. Intentaba sutilmente, esconderse de un mundo que la rechazaba. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Bajó contando los peldaños con una sonrisa en los labios. Descalza. Gozaba al sentir el frío de las losas en las plantas de sus pies. Algunos los bajaba de puntillas. Y lo hacía agarrada a la baranda de mármol, tan fría como el suelo. Odiaba, irremisiblemente, el calor.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Se detuvo, como cada mañana, frente a la puerta de la biblioteca y comprobó que la chimenea estaba encendida. Quedó paralizada un instante, siempre el mismo instante maldito, levantó sus faldones lo necesario para ver sus pies, blancos, descalzos, y se pisó con uno, el otro. Sonrió débilmente, y soltando la tela de su falda dejó que la desnudez quedara oculta de nuevo, encaminando entonces sus pasos hacia el comedor.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Entró allí mirando a los presentes. Sentado en una de las esquinas de la mesa, Jacques, solitario, almorzaba un trozo de tarta. Maiia le guiñó un ojo, y el francés le devolvió el gesto mientras devoraba la ración que él mismo se había servido al llegar. Después miró de reojo a Liam que refunfuñaba molesto mientras abandonaba inquieto la estancia. Finalmente se acercó a Victoria, que al pie de la mesa auxiliar se preparaba el desayuno y la abrazó fuertemente.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Ana entró en ese momento, protestando por haber tropezado con Liam y frotándose el brazo donde éste le había golpeado.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">–Me paso la vida chocando con este hombre- afirmó yendo en dirección a la mesa, saludó también a Jacques que ya terminaba su almuerzo, se colocó a su lado de pie y mirando a las chicas, que aún permanecían al lado de la camarera e inmediatamente de nuevo a Jacques, se encogió de hombros.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Maiia, semioculta tras su pelo, enfocó su mirada hacia el ventanal, por cuyos cristales podía controlar el reflejo de Ana que se acercaba alegremente hacia ellas. Victoria, mucho más afable que su estimada amiga, no tardó en mostrar una sonrisa y acercarse para estrecharla entre sus brazos, sin necesidad de que Ana, mediara palabra. Con el encanto que solía mostrar continuamente, le acercó un café, removiendo la cucharilla en sentido contrario a las agujas del reloj.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">– Querida- Le dijo –Te vimos ayer corretear por los jardines. ¿Qué tal tu estancia? ¿Es de tu agrado la casa?- un mohín de placidez se dibujaba en su blanquecino rostro. Victoria, gozaba de tener una piel extremadamente bella y delicada, propia de los pelirrojos.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Maiia se acercó entonces, el contraste con Victoria era francamente notorio. Su piel curtida y sembrada de arrugas envejecía el rostro de una mujer que siquiera había cumplido los cincuenta. Su cuerpo menudo y su rancia vestimenta no eran ni por asomo, nada parecido al cuerpo esbelto de su amiga, ni tampoco a la impecable y pulcra imagen que Victoria gustaba de mostrar.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Sin embargo, y aunque todo parecía evidenciar un placentero encuentro, un observador ocasional hubiera notado cierta tensión en el aire; no solía ser habitual encontrarlos reunidos en el comedor a la hora del desayuno, éstos, ocurrían de un modo apacible y espaciado, a lo largo de la mañana, sin coincidir entre ellos. No obstante, aquel día, todos habían acudido a la misma hora.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Fue en ese momento cuando llegó Akane, silente. Saludó inclinando su cuerpo mientras daba los buenos días, y se aisló en una de las puntas de la mesa tras coger la taza de la mesita auxiliar; centró la mirada en el oscuro té y abstrajo todos sus pensamientos llevándolos a su propio espacio mental, prescindiendo de las diversas conversaciones que pudieran producirse entre sus compañeros.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Su entrada no pasó desapercibida para el hombre que paseaba su mirada por las estanterías de la biblioteca.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">El viejo zorro maléfico, apodo con el cual le conocían el resto de invitados, tenía un nombre mucho más adecuado y desde luego, mucho más solemne.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Qöyawayma. Zorro Gris Caminando al Amanecer, era el nombre con el que el Chaman había sido bautizado en su tribu Hopi.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Aquel longevo indio, recogía en su interior toda la sabiduría de sus ancestros. Recordaba a diario las profecías que durante siglos habían ido sucediéndose de generación en generación, y, expresamente, había sido reclutado en el momento álgido de la historia de su pueblo, aquel en el que todavía los dioses a los que Zorro Gris se dirigía, dejaban oír su voz, y obligaban a los mortales a defenderse con las mismas armas místicas. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Su piel curtida y envejecida bajo el sol de Arizona, su nariz aguileña y prominente, junto con su pelo largo y cano, le conferían un aspecto extraño pero no exento de un cierto y misterioso encanto. Encanto que reflejaba a través de una mirada oscura, contemplando el alrededor, por norma, de una manera lejana.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Aquella mañana, pese a todo, Zorro Gris paseaba expectante por el comedor, demorándose en los detalles. Los flecos de su traje de ante, se mecían acompasando su caminar en el viaje de espejismo y fantasía que rodeaba Mhanseon. La verdad que los demás eran incapaces de sospechar, había sido desvelada por los Dioses a Qöyawayma esa misma noche. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">“Os halláis más allá de ningún lugar, antes y después de cualquier momento”.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Estaban solos, y Zorro Gris lo sabía.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Rudy entró un par de veces con la nariz pegada al suelo, deambulaba por debajo de la mesa, husmeaba, alzaba el cuello mirando a los invitados y volvía a salir sin formar demasiado escándalo.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Minutos más tarde Liam volvió al comedor acompañado de Tembo Mandaka. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">El altísimo negro, vestía una túnica blanca, sobre la cual llevaba la piel del león que le convirtió en adulto tres años antes. Su rostro desfigurado por una gran cicatriz, recuerdo de su valor al cazar al gigantesco macho, reflejaba a partes iguales aprensión y extrañeza. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Aprensión por hallarse rodeado de aquella extraña gente blanca con la que sin embargo se entendía a la perfección. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Extrañeza por el desarraigo que sentía. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Sus poderes místicos, aún embrionarios, eran capaces de sentir la lejanía de su tierra natal.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Tembo se detuvo al entrar y encontrarse, congregados, al resto de compañeros, haciendo que la conversación que mantenía con Liam, quedara interrumpida.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Liam se adelantó unos pasos y se sentó en medio de la mesa, dejando al resto en las esquinas. Mientras, Tembo, el amenazante Massai, se acomodó al lado de Jacques, que lo saludó cordialmente y continuó hablando sin apenas mirarlo </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"> –Oh mon vieux ¿No podías sentarte más lejos?- Preguntó el francés mientras se levantaba de la silla para acercarle a su amigo un Glenfiddich. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">–No- replicó Liam – gracias- añadió recibiendo el vaso- la pregunta es: ¿Qué hacemos todos aquí sentados a estas horas? Mira, ha venido hasta el indio- bromeó. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">- Benjamin quiere hablarnos.- Ana, apenas levantó la cabeza de su café para contestar a la pregunta formulada en el aire y prosiguió - Benjamin tiene planes para todos nosotros y desea contarnos cuales son.- Alzó la mirada y la clavó en Jacques que la observaba fascinado, ella, sonrió – Hoy sabremos porqué estamos aquí- después miró a Liam, que pasaba la yema de su dedo sobre el filo del vaso de whisky persiguiendo el círculo dibujado en el contorno. – Liam- exclamó Ana llamando su atención. –Tú conocerás hoy el misterioso motivo por el cual tus manos… – este detuvo su dedo, levantó la vista sin levantar la cabeza. Un gesto adusto se dibujaba en su rostro, “eso estaría bien” pensó, y sin abrir la boca Ana contestó: “eso sería estupendo”. Continuaban mirándose fijamente en silencio. “¿Me has oído?” Preguntó el escocés con un tono amenazante, “cállate. No me dejas hablar” pensó Ana mientras volvía la vista al café. Se calló, y ella, prosiguió: -…. Conocerás hoy el motivo por el cual tus manos expulsan fuego.- giró la vista hacia su derecha dejándola caer sobre los azules ojos de Maiia que la estudiaba de manera prudente. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>-Yo sí sé por qué estoy aquí- le advirtió – lo he visto en el orbe, lo leí cuando el libro me engulló en la pira y me sacó de las llamas que me abrasaban la piel. Vinieron a buscarme a casa. Yo pensaba que habían descubierto mi preciada posesión y la escondí en el enfaldo de mi saya. Pero no era así, estaba errada. No venían a despojarme de mi preciado tesoro, venían a juzgarme y a condenarme, y el libro me engulló atravesando las llamas, y me trajo aquí a través de ellas. Las de la chimenea. Ahí fue donde me soltó, como si fuese un escupitajo.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>¿Es por eso que veo sombras en la chimenea? Preguntó un confuso</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Liam. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">– No sé. –Contestó Maiia- pero sí sé porque no me gustas: Eres uno de los hijos de Surtur. – Liam se sintió indignado ¡un hijo de Surtur!</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Victoria la cogió de la mano y la apretó firmemente en un templado gesto de empatía y solidaridad con ella, regañó al escocés con la mirada, y después la dirigió hacia Ana, esperando que esta le dijera porque Benjamin deseaba verla y Ana, que aún analizaba lo que Maiia había dicho, centrándose de nuevo en el tema, continuó.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>- Victoria – se dirigió a ella con afecto- tú también sabrás hoy cual es el fin de tu estancia en la casa y porqué fuiste elegida. – Victoria se iluminó con el porte de una dama. Con la exquisita educación que había recibido, se comportó como debía. Fue cauta y elegante. No hizo preguntas ni dejó que su rostro demostrara el más mínimo signo de preocupación. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Tembo Mandaka se puso en pie, era con diferencia el más alto del grupo. Delgado como una retama y negro como la noche, gesticulaba continuamente cada vez que comenzaba a hablar, su voz, ronca y enaltecida, se volvía un susurro cuando entonaba cánticos tribales, cosa que solía hacer por costumbre. Supersticioso y parlanchín, enmudeció al entrar al comedor y no había conseguido articular palabra esperando que Ana le diera pie a ello.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>-¿Dónde vas Tembo?- preguntó esta al ver que se removía de su asiento con intención de ocultarse- Esta mañana, todos, también tú, conoceremos el motivo de nuestra elección. No quieras huir hoy, posiblemente sea el peor día para ello- El muchacho guerrero, que estaba más cerca de los veinte que de los treinta, se detuvo a observarla, callado, agobiado mientras sentía que las miradas de todos los presentes permanecían fijas en él. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>- Yo quizá no quiera saberlo- afirmó.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>- Eso no es cierto- dijo Ana tolerante.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>- Eso es mentira- aseguró Liam arbitrario.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>- Eso no puede ser- añadió Jacques, asombrado.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>-Zorro ¿tú tampoco quieres saber por qué estás aquí?- Preguntó Liam molesto e incómodo.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>- Yo no necesito saberlo. Yo puedo sentirlo- contestó levantando la cabeza y clavando sus negros ojos en las pupilas del escocés, haciendo que éste, apartara avergonzado su mirada.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Akane, que había permanecido en su mundo, aislada por completo de los comentarios de sus compañeros, tomó aire y lentamente abrió los ojos. Del mismo modo, mansamente, fue levantando las manos que hasta ahora habían permanecido una sobre otra sobre sus rodillas y, alzándolas para dejarlas descansar de nuevo en su posición original, pero esta vez, con las palmas hacia arriba. Tomó aire una segunda vez, levantando ahora la cabeza para que su pelo negro y fino se recolocara sobre sus hombros. Finalmente se puso en pie, y se dirigió con donosura, moviendo acompasadamente su menudo cuerpo, hacia el lugar donde estaba Ana.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>-Akane, todos sabremos hoy porqué estamos aquí- dijo Ana sonriente. Akane, una instruida mujer, parca en palabras, no solía hablar demasiado sobre banalidades, no participaba en las conversaciones tertulianas que a menudo se daban en los momentos ociosos de Mhanseon. Así, cuando Akane hablaba, todos los invitados esperaban escuchar las sabias y certeras palabras nacidas de sus labios.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">-No me preocupa tanto la razón por la que estamos aquí, como el motivo por el cual, alguno de nosotros no abandonará jamás este lugar.- En ese instante, todos intercambiaron miradas para volver a fijarlas segundos más tarde sobre Akane, que continuó- hoy, uno de nosotros, va a morir-.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Rudy eligió aquel momento para entrar. Contribuyendo así a que las sombrías palabras de Akane, que aun colgaban en el aire, fueran seguidas de un impenetrable silencio. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>-Buenos días Ana- dijo el perro dirigiéndose a ésta- ¿ya le contaste a tus compañeros aquello que escuchaste furtivamente esta mañana tras la puerta?- Ana asintió con la cabeza, mientras continuaba pensando en las palabras que Akane acababa de pronunciar, sin prestar demasiada atención a lo que Rudy acababa de decirle y evidentemente, sin ruborizarse por ello. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Reinaba todavía un dramático silencio, cuando Benjamin entró por la puerta del comedor, silencioso también, tan sobrecogido por las palabras de Akane, como el que más. Benjamin, sabía lo que Akane sólo vislumbraba: la magia siempre demanda un pago.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Deteniendo la silla los observó uno a uno. No tenía nada más. Aquellas personas eran la última oportunidad. Su minúsculo ejército de poder. Nacidos en lugares distintos, en épocas distintas, eran las pequeñas piezas de un puzzle que Benjamin intentaba recomponer. Un solo instante sirvió para apesadumbrarse, y otro más, tan imperceptible como el primero, para no rendirse. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">No saludó ni dio los buenos días. Desde el quicio de la puerta giró la silla bruscamente y se dirigió a la biblioteca. Su abrupto comportamiento les dijo claramente, que algo había cambiado. Rudy siguió a su amigo, y los demás, aún en silencio desfilaron tras ellos.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">El Señor de Mhanseon se colocó frente a la chimenea, de espaldas a todo el mundo. El Guardián quedó bajo el dintel de la entrada, detrás de todos ellos, como si estuviera vigilándolos. El sol entraba por los ventanales y rozaba los rostros de los que permanecían cerca de los cristales, las sombras de estos, oscurecían a los compañeros que se habían colocado a la derecha, formaron sin darse cuenta, dos pequeños grupos de cuatro. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Benjamin rompió el silencio: </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">-En el mundo, en el vuestro, existen personas, y todas ellas están capacitadas para algo. Unos pocos privilegiados son conscientes de su rareza, mientras que otros, sin embargo, pasan por la vida sin saberlo jamás. No es vuestro caso. Sois ocho los elegidos aunque deberíais ser alguno más, han sido voluntariamente excluidos aquellos que no advirtieron el libro mágico que a todos os trajo hasta aquí, y aquellos que sí lo percibieron, pero temieron o no aceptaron su poder y se negaron a cruzar. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Estáis en Mhanseon, eso ya lo sabéis, pero qué es y dónde está Mhanseon, es lo que os preguntáis todos. Mhanseon sois vosotros, Mhanseon, queridos, es un estado mental.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Yo creé este refugio para albergaros y prepararos para la lucha.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">De los veintitrés que fuisteis convocados, solo vosotros ocho respondisteis a la llamada.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Ana, que estaba agachada atándose el cordón de una de sus zapatillas, levantó la cabeza de golpe para mirar a Benjamin. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">- ¿Ha dicho lucha? – le preguntó a Akane que se había colocado a su lado. La muchacha japonesa, sin pronunciar una sola palabra la miró, cerró los ojos con un gesto de afirmación, y le extendió también en silencio, la mano, con la intención de que la asiera y se levantara de tan ridícula postura. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">-Estáis a tiempo todavía de volver a vuestras vidas antes de que comience la batalla, - Benjamin continuaba hablando. – y si os marcháis ahora, lo haréis sin saber, jamás, que esta guerra ha existido. El momento de elegir es éste, a partir de aquí no habrá vuelta atrás, y dejadme que os diga que la muerte en la batalla, es un riesgo probable que deberéis aceptar ahora.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Benjamin calló unos instantes respetando la decisión que cualquiera de ellos pudiera tomar, tras una prudente espera y ante el mutismo de los presentes, dando por hecho la aprobación de todos ellos a sus condiciones, prosiguió.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">- El contacto entre la magia y el ser humano, ha existido desde el principio de los tiempos. Sin embargo, ésta se ha ido consumiendo y desgastando, hasta quedar en apenas unas minúsculas gotas de luz esparcidas por la historia. A la llamada de nuestro pequeño libro, buscando en el espacio-tiempo los rescoldos, habéis acudido vosotros pues nacisteis sensibles a la llamada. Vuestra afinidad, vuestras habilidades, incluida vuestra ilusión, todo ello ha conseguido que no os cerrarais al espíritu mágico que os protege de la mediocridad. Solamente uno ha llegado aquí condicionado, sin creer, temeroso. ¿No es cierto Liam? Cuando la batalla termine todos vosotros seréis devueltos al mundo al que pertenecéis y al mismo momento en el cual fuisteis sustraídos. Todos a excepción de Maiia que fue rescatada de una injusta quema, y que tendrá, por ello, derecho a elegir su futuro, sea cual sea su elección – se detuvo un instante para contemplar el efecto de sus palabras-Todos- reafirmó- Todos los que sobreviváis y permanezcáis intactos.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>- Gracias. –musitó Maiia, mientras una lágrima corría por su mejilla.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">-A mí me arrastrasteis de un penal, y mi condena era muy desagradable- intervino Liam buscando un acercamiento. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">- Fuiste condenado por ladrón, y eso jamás ha sido culpa nuestra. –Sentenció Benjamin desentendiéndose del posible futuro de Liam- Sin embargo no pudimos dejarte allí. – Recapacitó- tal vez puedas llegar a ser tan poderoso por ti mismo como el resto de todos tus compañeros juntos. La magia está muy presente en ti, casi a flor de piel. Pero no te creas grande y poderoso por ello, tu magia es ridícula si no aprendes a encauzarla y si no aceptas quien eres, y de que materia estás formado. Te convertiste en un alcohólico porque no comprendías lo que te estaba sucediendo. No te vamos a juzgar por una ignorancia que te abocó a una sutil locura, pero, si no aprendes a controlar la magia, ésta te matará sin remordimiento alguno.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Benjamin se sirvió un coñac. Los invitados permanecían inmóviles, expectantes tras él. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">–Mhanseon es un estado mental- reiteró. Tras esto, dejó la copa en la mesa y ante la atónita mirada de la mayoría de sus interlocutores, se levantó de la silla, para continuar diciendo – Y esta es una de las pruebas.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Estaban colocados aún tal y como lo habían hecho al entrar, a la derecha quedaban los cuatro que habían tenido contactos anteriores con la magia, y a la izquierda, los demás.Cruzaban de vez en cuando miradas entre ellos a excepción de Zorro Gris, que no manifestaba ningún signo de sorpresa ante las palabras de Benjamin. Sereno y taciturno se iba empapando de consciencia. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">-La magia se agrupa, tal y como podéis ver- sonrió Benjamin- todos vosotros, sois magos… pero vosotros cuatro –dijo mirando a Victoria, Liam, Akane y Ana- vosotros que aún no lo sabéis, lo descubriréis hoy. Todo mago que se precie posee un objeto que amplifica su poder. Un objeto que es su arma en la batalla. Un objeto que ha sido creado o concebido para él. Los objetos de poder no son cosas, son entes que eligen con quien comparten la magia. Ha de existir una afinidad entre objeto y mago, tanto es así que entre ambos se creará un vínculo que permanecerá imperturbable a través del tiempo, y, a su vez, en el espacio. Si alguno de los dos perece o es subyugado, el otro, habrá de encontrar de nuevo un compañero de viaje. Todos los objetos que hoy vamos a ver, han pertenecido con anterioridad a otros magos. Los lazos creados con ellos ya no existen y ahora os han buscado a vosotros. Por eso estáis aquí.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Benjamin caminó por primera vez ante sus invitados ante el estupor de estos, se dirigió al centro de la sala y señaló una de las esquinas de la estancia. Preguntó: </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">- ¿Qué veis ahí? bajo la estantería. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">- Libros- aseguró Ana precipitadamente.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">- No, eso es lo que ven tus ojos, querida. Observa con la luz que te fue otorgada.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Todos ellos miraban bajo la estantería intentando ver algo frente a los libros que ésta alojaba.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">-Una mesa, creo ver una mesa- dijo Jacques- una mesa llena de… ¿Llena de qué? ¿No lo veis? está ahí, frente a la estantería.- gesticuló impaciente.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Todos sus compañeros miraban hacia donde señalaba Jacques, Zorro Gris, silencioso, sonreía. Poco a poco la imagen, difusa e indefinida de una mesa, se fue dibujando y apareciendo a los ojos del resto de los incrédulos y asombrados observadores.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">-Siempre estuvo ahí- dijo Rudy desde el fondo- es simplemente que no mirabais del modo adecuado- añadió mientras se acercaba a ellos y se colocaba entre la mesa y éstos -acercaos- dijo- si ya habéis abierto los ojos a la luz interior, todos podréis ver ahora la mesa y los objetos ¿todos lo veis? Bien - prosiguió, ya que ninguno de ellos dijo lo contrario- si me permites Ben... sois ocho y en la mesa se hallan dieciocho objetos. Diez de ellos no os pertenecen. Son los diez objetos de los compañeros que jamás llegaron a hasta aquí. Los objetos alcanzaron Mhanseon atraídos por la posibilidad mágica que la casa desprende, y algunos se acomodaron en la mesa a la espera de su lazo. Otros no están ahí, se aposentaron en otros lugares de Mhanseon, siendo un total de veintitrés.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Entre ellos y vosotros existe una conexión, os pertenecéis unos a otros. No compartís con ellos igualdad de fuerza, algunos de esos objetos no son nada sin vosotros, otros, simplemente os utilizaran de catalizador, en todo caso, os necesitáis. Los objetos sobrantes, como ya os he dicho, son de los que no se atrevieron a venir, por tanto, continúan esperando la llegada de su compañero. Os advierto que si tocáis un objeto que no os pertenece, este, se defenderá, y aún así, hoy, cada uno de vosotros deberéis coger el vuestro. Ni Benjamin ni yo sabemos cual es el de cada uno. Eso es algo que solamente sabréis vosotros cuando lo tengáis cerca. Debéis sentirlo.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">- Y ¿todo esto para qué?- preguntó Liam adelantándose un paso de sus colegas- habláis de batallas, de objetos mágicos, de caídos… y aún no nos habéis dicho ni contra quien hay que luchar, ni por qué motivo. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">- Sabréis las cosas a su debido tiempo.- contestó Rudy – Como hasta ahora. – Sentenció.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Zorro Gris se acercó a la mesa, con esos andares oscilantes que confiere la edad. Al llegar frente a ella comenzó a entonar un cántico apenas perceptible, un ritual pacífico aprendido en la tribu a la cual pertenecía, una llamada a la equidad y el equilibrio de su espíritu hacia los objetos. Sus pies se movían rítmicamente y sus ojos permanecían cerrados mientras oraba.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Finalmente se detuvo y dijo: </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">-Cada uno de ellos fue creado en un tiempo separado, por medio de cánticos mágicos, humo de tabaco y oraciones. Extraídos de la tierra, robados del fuego, arrancados del poder de los vientos y creados de la saliva. Fueron cubiertos por un capuz blanco para preservarlos, y ahora, han vuelto para encontrase con nosotros.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Dieciocho objetos esperaban en la mesa a ser reconocidos.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">La preocupación se reflejaba en el aspecto de todos los presentes, pequeñas arrugas en la expresión y rostros tensos eran la prueba del malestar general que los recorría. Como contrapunto la excepción era Jacques, que parecía algo más que entusiasmado con los nuevos acontecimientos y el ajetreo que provocaban.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">-Huele a jazmín- Dijo Ana rompiendo la elipsis - ¿oléis el jazmín? Liam asintió, el resto no parecía tener demasiado interés por las palabras de Ana. Alguno de los invitados se acercaba con cierto temor a la mesa, otros, paseaban por la biblioteca, indecisos. Tembo, no demostraba pasión por nada de lo acontecido en la sala aquella mañana y permanecía, apático, observando a través de la ventana como las hojas bailaban en los árboles. Maiia miraba a una distancia prudencial dos orbes que se presentaban en la mesa, suspiró. Victoria intentaba controlar su nerviosismo leyendo un viejo volumen de Chaucer que había elegido para el momento, sin apenas haber empleado tiempo en su elección. Akane miró a Ana. -yo también huelo el jazmín- dijo al pasar por su lado cuando, acercándose a la mesa, dio una ojeada sobre las cosas que reposaban en ella.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Rudy alzó las orejas, afinó el olfato y miró fijamente a Benjamin. Encontró que los ojos de este, ya se habían fijado sobre los de él y permanecieron así, inmóviles, mirándose firmemente durante unos segundos.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Un pequeño destelló afloró en la mirada de ambos, Rudy ladró de un modo inusual en él, Benjamin soltó una enorme risotada. El perro, salió corriendo hacia la puerta de la biblioteca, salió por ella, volvió a entrar, daba enormes saltos y movía la cola de un lado a otro. Repitió este acto varias veces y por fin, entró de nuevo en la biblioteca, cansado e insatisfecho.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Benjamin tragó saliva, había perdido el destello en la mirada, abatido, se dio media vuelta y se dirigió a la chimenea donde había dejado la silla un rato antes, se sentó en ella y susurró: -Ebediyet.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">-Un truco maravilloso, espectacular. La aparición de la mesa de la nada. Ha sido increíble- Jacques se movía por la sala, se acercaba a la mesa y pasaba las manos por encima y por debajo de ella, intentando encontrar los hilos y a su vez, deseando no hacerlo. -¡Increíble! ¡Increíble!- repetía extasiado. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">- ¡Mandrake! - alzó la voz Liam, que intentaba llamar su atención sin demasiado éxito. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">-¡Oh! Disculpa, estaba en otras cosas. Cosas importantes ¿te fijaste que en la mesa hay dos Grimorios? Pero no está el volador ¿Por qué? ¡Ah! et c’est très important… no encuentro los hilos. - continuaba emocionado y sin apenas atender a Liam, que comenzaba a desesperarse.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">- ¡Lebeau! Olvida el Grimorio. - dijo malhumorado y perforándolo de repente con una rápida mirada. -Está pasando algo raro ¿No lo notas? ¿No sientes el olor a jazmín? ¿El suave movimiento de las cosas? ¿Ese rumor en el aire?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Jacques Lebeau lo miró perplejo, una mesa acababa de aparecer de la nada, dos Grimorios desconocidos reposaban sobre ella junto a algún cachivache que era incapaz de reconocer, y, su estimado compañero se preocupaba de un olor a jazmín, que él, ni siquiera podía percibir.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>-Oh mon dieu ¡- exclamó indignado.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">- No existe ni viva ni muerta- Dijo Akane a la espalda de Liam, dirigiéndose a él.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">- El olor a jazmín es el lugar donde se esconde- añadió Maiia que se sumaba a la conversación en ese momento, sin saber, al igual que Akane, porqué motivo conocía ese detalle.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">-Yo sé su nombre- dijo Ana que se había acercado a ellos, y se disponía a pronunciarlo cuando Rudy comenzó a ladrar impertinentemente a los pies de Ana.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">- No debes contar todo lo que oyes, Ana- le regañó. - porque muchas veces oyes cosas que no deberías saber. – Ana se azoró- Esa es una de tus dispensas, y ahora has de aprender a controlarlas antes de que ellas te controlen a ti. ¡No aprenderéis jamás! – Se exasperó- Hoy es un día muy importante para todos nosotros, sin embargo creo que la reacción que esperaba Benjamin era otra muy distinta a la que habéis demostrado. Creo que en cierto modo, sufre una pequeña decepción.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Benjamin había sido el anfitrión perfecto, incluso Liam se sintió avergonzado por las palabras de Rudy, de algún modo intuía que Benjamin necesitaba angustiosamente la ayuda de todos ellos, y que él no estaba preparado para complacerlo, tal y como Rudy había profetizado en tantas y tantas discusiones que habían mantenido a lo largo de aquellas tres semanas. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Ana le acercó otro whisky a Liam, le guiñó un ojo y le dijo -Más hielo que alcohol. Hasta yo necesitaría hoy algo así.- le sonrió afianzando la complicidad que ya mantenían, y continuó, dirigiéndose al perro: -¿tenemos que coger algo de esa mesa?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">-Benjamin debe continuar su explicación. Dejemos que se reponga.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Sobre la mesa se advertían objetos de lo más dispares, algunos de los presentes eran capaces de reconocer varios de ellos. Nadie era capaz de reconocerlos todos. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Se veían claramente dos orbes, uno pequeño, sobre un pie de mármol blanco colocado en la parte derecha de la mesa, y otro, que se presentaba dispuesto inmediatamente a la izquierda de este, y que era con diferencia, más grande que su afín, yaciendo asentado sobre una base broncínea.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Los dos grimorios evidentes en la sala eran el Galdrabók, cuyas citas escritas en rúnico, que se dejaban oír al observarlo y el compendio de símbolos mágicos que acompañaban su presencia, no dejaban lugar a dudas sobre su identidad, fue por este motivo por el cual rápidamente, un sagaz Jacques, lo reconoció. Junto a él, la llave menor de Salomón. También conocido popularmente por el nombre de el Lemegeton, expresamente por su contenido y las detalladas descripciones de los espíritus, así como los conjuros necesarios para invocarlos, hacían que este Grimorio reflejara un espeluznante mensaje, y posiblemente por ello, permanecía solitario en una de las esquinas de la mesa.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">También parecía estar claro que aquella espada clavada en una roca era por su apariencia, la que le fue entregada al Rey Arturo por la Dama del Lago a petición de Merlín, y sin embargo, la pequeña y herrumbrada espada que reposaba a su lado, lejos de semblar un objeto mágico, recordaba más a un trasto recogido de cualquier zoco. Del mismo modo, sobre un cojín de seda roja y terciopelo dorado, dormía, reservada, una varita mágica, y apoyada humildemente sobre un vulgar pedrusco algo más atrás, como un extraño contrapunto, un palo, un sarmentoso palo que a Ana le resultó bastante familiar. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">El indio, mientras, miraba embelesado aquella caja blanca llena de letras en sus botones, de la cual, colgaba un cable y le llamó la atención un símbolo que una etiqueta azul dibujaba: BEEP. Tembo Mandaka observó el tintero y la pluma de faisán que estaba pegada a él irguiéndose hermosa desde el receptáculo, "quisiera poder descifrar los símbolos y saber que hay escrito en esa piedra” pensó, refiriéndose a la placa que adornaba el pie de la escribanía. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">- Edgar Allan Poe- le apuntó Ana. - es un escritor estadounidense nacido en Boston en 1809… ¡coño! ni siquiera es de tu tiempo. ¡Es de tu futuro! qué raro suena joder- y se distrajo mirando a Victoria que parecía, por primera vez, preocupada.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">En el lateral de la mesa, una vara se apoyaba sobre un gancho agarrado al aire por oscuras telarañas y por su lado opuesto, permanecía flotando.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Aunque los objetos parecían estar colocados sin orden ni concierto, presidiendo el centro de la mesa, aquello que parecía tan sólo una copa engalanada con asas de oro era el Santo Grial, el hedor que desprendía de la sangre derramada, el dolor que producía mirarlo, no dejaba lugar a dudas. A su izquierda, oculto, en una diminuta cajita labrada dormía el anillo de David, aún parecía estar custodiado por el Arcángel Miguel y se podían escuchar las palabras de Salomón, Incluso sus risas. Tras éste, y aunque ninguno pudiera imaginarlo en aquel momento, el sudario de Lázaro que esperaba aún ser encontrado por los primeros ojos que volverían a mirarlo. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Al fondo de la mesa, una vieja máquina de escribir, la máquina que fue cómplice de H.P. Lovecraft en la descripción de dioses y mundos, que estaban más allá del suyo y que habían dejado profundas huellas en la humanidad, se hallaba colocada, sobre un escalón de madera, siendo, para la mayoría de los presentes, otro objeto extraño.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">La máscara de Horus era sin embargo fácilmente reconocible para los que nacieron tras su aparición….. una capa doblada con extrema exquisitez se acomodaba, como si fuera un regalo dentro de una hermosa caja de madera y, junto a ella, una horrible cacerola de cobre con su base ennegrecida de haber sido colocada sobre fuego en incontables ocasiones.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Jacques se acercó a mirar los objetos, miraba los grimorios y se estremecía, una cierta desilusión le estranguló las entrañas, no dejaba de preguntarse porqué el Grimorio de Fulcanelli no estaba entre ellos.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">- Si no está el grimorio ¿qué debo coger?-se preguntaba desilusionado.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Benjamin fue describiendo los objetos que se hallaban expuestos. Alguno de ellos muy someramente, con otros se extendió algo más. Tras la breve disertación, se levanto de la silla de ruedas y caminando hacia la mesa, se colocó de espaldas a ella para dirigirse a sus aprendices:</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">-Queridos amigos, no podemos demorar más este momento. Sé que para todos vosotros va a ser difícil. La visión de la vida y del mundo que hasta ahora conocíais, hoy termina. Se acaba aquí, las puertas de un cosmos oculto para vosotros hasta ahora, se abren. No puedo prometeros nada, ni que salgáis vivos. Sólo espero que los supervivientes de la batalla podáis mirar atrás con orgullo, sabiendo que hicisteis lo correcto. Suerte. Elegid.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Benjamin se hizo a un lado de la mesa, volvió a mirar a su pequeño ejército de mortales no instruidos, y pensó que las últimas gotas de luz mágica estaban allí, frente a él, sus objetos mágicos los estaban buscando y en ese universo no existía nada más. La última estela mágica del planeta tierra, Aysel Daima el nombre por el cual era conocida, recuperada a través del espacio-tiempo y recogida en Mhanseon.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Liam miró a sus compañeros, clavó los ojos en Akane recordando sus palabras, después miró a Jacques, que le devolvió la mirada infundiéndole la poca seguridad que el mismo sentía, Liam asintió esbozando una obligada media sonrisa y se adelantó un paso.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">-Damas y caballeros, si a bien os viene, comienzo yo eligiendo. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Benjamin, quizá más serio de lo que jamás se le había podido ver, se apartó a un lado de la mesa tras comprobar que el resto apoyaba la iniciativa de Liam, y después, se alejó de ella.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">“Por una vez en tu vida” se repetía mentalmente mientras se acercaba a los objetos. “por una vez en tu vida, hazlo bien”. De espaldas al resto y ya frente a la mesa, Liam fue estudiando una a una las piezas colocadas sobre ésta “¿Qué debo saber? ¿Qué debo sentir? ¿Cómo sabré cual es?” su respiración se aceleraba, ninguna de aquellas cosas le decía absolutamente nada. “…si os equivocáis, el objeto se defenderá…” retumbaban en su mente las palabras de Rudy. Pasó a una distancia prudencial la palma de su mano sobre alguno de los objetos. Claramente alguno de ellos lo repelió, cosa que él pudo sentir de forma nítida por el escalofrío que lo recorrió al hacerlo, no obstante, otros no reaccionaban a su presencia de ningún modo, y se desesperó. Dio la vuelta buscando a sus compañeros y encontró los ojos de Ana, que, acercándose decidida a él, dijo: </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">-Ya sabes cuales te temen ¿a cual no temes tú?- volvió a mirar los objetos, esta vez fijando su vista sobre la hermosa espada y alargando la mano hacia ella, la colocó ya por fin en posición para blandirla cuando se detuvo el tiempo, dando paso a la memoria. “Apta para un Rey digno, leal y honrado, para un corazón noble y libre. Creada para un Rey inglés… ¿un rey inglés? ¿Qué coño estoy haciendo? ¡Antes muerto que inglés!” y en un instintivo movimiento empuñó la herrumbrada espada que estaba a su lado y la alzó levantándola de la mesa, un poderoso golpe lo sacudió, Necesitó de las dos manos para controlarla. La espada iba limpiando su hoja, expulsando el óxido y los orines que la cubrían desatándose en fuego y convirtiéndose en un gran mandoble.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Liam permaneció en pie, asiendo por el puño una llama que señalaba el cielo, mientras iba uniéndose a ella, todos miraban asombrados, excepto Benjamin y Rudy que lo hacían complacidos.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">La espada de Gabriel había vuelto y acababa de encontrar su portador. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">La muerte no puede existir sin la vida, igualmente la vida no puede existir sin la muerte. Bajo este mantra, Akane se acercaba a la mesa, desprovista al completo de pensamientos ajenos al momento. Caminaba despacio, absorta en la música que el Tantra provocaba en su percepción natural de las cosas. Colocada frente a la mesa, Akane la pequeña de tres hermanos, vio de nuevo pasar frente a sus ojos la muerte de los dos mayores a manos de los fieles seguidores del trimurti. Sintió de nuevo la sangre caliente en sus manos de niña, y el terror que le producían los filos de estilete, el silencio que perdura tras los muertos, y el frío que los embarga. El sonido del pasado se hacía fuerte en su memoria, revolvía las entrañas de Akane y la demonizaba. “No huyas” pensó “no hay donde esconderse”.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">El terrible influjo del cual estaba provisto el objeto de Akane, vomitaba rabia, y ella podía sentirla desde que éste había despertado para llamarla. Supo cual era desde el mismo momento en que se presentó en la sala frente a la mesa, y, sin embargo, deseaba por encima de todas las cosas estar equivocada. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Extendió sus blancas y pequeñas manos hacia aquella caja de madera que le hablaba. “Soy el caos que trae la sabiduría. Respeta la naturaleza incontrolada como la última realidad” y Akane, sin opciones, se vio compelida a obedecer.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Cogió la prenda como el regalo que era, la caja cayó al suelo sin que ella se apercibiera, y asió con fuerza la tela de aquella capa negra que no dejaba de hablarle y entonces, dirigiéndose a los presentes dijo:</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">-Kali se encuentra aquí porque Brahmá, Visnú y Shivá, existen en las sombras.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Victoria se levantó, tensa, del butacón donde permanecía sentada desde el comienzo de la elección. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">-Quiero ser la siguiente.- Dijo en un acopio de valor. Benjamin le sonrió y señalando la mesa dijo:</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">–Adelante.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Los primeros pasos de Victoria hacia la mesa fueron vacilantes, sentía que no estaba preparada y, aún así, caminaba hacia ella sin levantar la vista de uno de los objetos que llamó poderosamente su atención desde el primer momento. “Sé cual es mi objeto” se repetía mientras se acercaba. “Sé cual es. Me ha llamado a mí, y voy a recibirlo”.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">La exquisita educación recibida por Victoria no la había convertido en una mujer fuerte o desenvuelta, ella era más bien el pequeño arlequín de sus progenitores, una bella muñeca, ilustrada y aparente, pero frágil e indecisa. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Llegada al pie de la mesa, no dudó un solo instante qué objeto debía recibir entre sus brazos. La copa, el Cáliz de sangre creado a disposición y antojo de leyendas y mitos, se albergaba en aquella taza de ágata, y Victoria deseaba asir entre sus manos la benevolencia y el amor que a su parecer, desprendía tan hermosa belleza.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Acercó su cuerpo hacía el centro de la mesa, rodeando la taza levantó la copa y la alzó al cielo en un acto de supremacía absoluta, se inundó su alma de una enorme paz y, en silencio, se volvió al butacón de donde se había levantado minutos antes.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Jacques se revolvía por la sala, caminaba de arriba abajo, miraba a Ana, a Maiia, metía las manos en los bolsillos, las sacaba, recolocaba su chaqué o golpeaba el suelo con el bastón, que iba de la mano a la axila de manera continua. Se adelantó un paso en dirección a la mesa en el mismo instante que el viejo Zorro Gris. Éste, sin mirarlo, con un gesto de su mano, le indicó que se detuviera y esperara su turno, Jacques, amilanado ante la orden, se detuvo y se apartó acercándose a la chimenea.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Zorro Gris a diferencia de sus compañeros, se colocó de frente a todos los presentes, en aquel rancio rostro de imperturbables facciones, se volvió a esbozar una sonrisa que todos ellos pudieron ver. El indio alzó las manos y entonando otro de sus cánticos, agradeció el momento y la oportunidad, después, sin duda alguna y sin temor, agrandando el esbozo de sonrisa, ya convertida en gesto inconfundible, se dio media vuelta y cogió el portátil llevándolo a su pecho.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">-¿Eso qué es?- preguntó Jacques en voz baja y sorprendido. Benjamin miró a Rudy. Ana le contestó con el mismo hilo de voz </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">–Seguro que lo que parece, no- mientras, el indio comenzaba a absorber todo aquello que el objeto deseaba compartir.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Una silenciosa explosión de luz, creó del vacío un collar que rodeó el cuello del indio, cayó la carcasa que mantenía oculto el talismán y quedó a la vista la reliquia de la sabiduría y el poder de la verdad.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Zorro Gris, cayó hincando las rodillas en el suelo, e instantáneamente fue empapado por la fuerza del peto del Rey Salomón.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Aysel Daima, la última estela mágica del planeta tierra, se estaba convirtiendo en realidad a pasos agigantados. Liam Wall se aferraba a su espada y sentía que el fuego de sus manos se encauzaba a través de ella. Akane Fujida, se iniciaba en el arte de encontrar respuestas nacidas de las palabras que Kali susurraba en su corazón, enfocando su piedad, su temor y su silencio, canalizados a través de la capa que las unía. Victoria, arrebujada en el butacón, plena de paz interior, trasladaba sus recelos hasta convertirlos en transparencias espirituales, y se fundía en la profundidad del recipiente. Al otro lado de la sala, Zorro Gris, añadía en su génesis, dos mil años ilustrados de reminiscencia atávica.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Todos, hasta el momento, parecían haberse mimetizado en los objetos elegidos. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Ana se adelantó a Jacques, que de nuevo había realizado un intento de aproximación a la mesa. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">– Las damas primero- le sugirió Ana. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">- Por supuesto- aceptó Jacques disgustado.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">El rostro de Ana perfilaba un enorme bienestar cuando, frente a la mesa, recordó por qué aquel palo, aquel retorcido palo de aspecto astroso, le resultaba tan familiar. Dio un respingo y volvió la cabeza buscando a Rudy, emocionada. Sin embargo Rudy, que tenía órdenes explícitas de no intervenir, agachó la cabeza ocultando la mirada de aprobación que deseaba reflejarle.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">-Ojala yo fuera una maga- dijo en voz alta dirigiéndose a todos. – porque os juro por Harry Potter, que adoro esa varita. Pero intuyo que jamás habrá en la faz de la tierra objeto semejante para mí, así que me conformaré con ese palo. Más rugoso, más feo y más vulgar. Más como yo- y alargó su mano, enganchando la manga de su jersey en una de las cerrajas del Galdrabók provocando con ello, un temblor en la mesa. –Perdón- se apresuró a decir. El libro mágico dejó de rugir y los objetos se acomodaron de nuevo.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Todos contuvieron la respiración un instante, incluido el perro. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">–Lo siento- dijo Ana mirándolos. –Ya. Me centro- y asió el palo, esta vez con cuidado de no tocar absolutamente nada más.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Se giró con un retorcido bastoncillo en la mano. –Sigue frío- pensó, y lo agarró con ambas manos por sus puntas. Crepitó. Tras algo similar a una convulsión, de un golpe el palo enderezó su forma, los trozos de madera que a modo de envoltorio protegían el interior, se deshicieron cayendo al suelo chisporroteando. El fresno, oculto, asomaba al exterior con la imperiosa necesidad de volver a oler la vida. Ana, exaltada, lanzó un grito de alegría mientras alzaba las manos con su varita entre ellas. Un tiro certero apuntado hacia la araña de cristal, hizo que esta se desplomara en el centro de la sala. Todos hicieron gestos con las manos indicándole a Ana que se estuviera quietecita. –Perdón- volvió a decir Ana.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Merlín, se había levantado juguetón. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Benjamin observaba a Victoria que, relajada completamente, permanecía aún en el butacón ajena a los sucesos acontecidos en la sala. La varita mágica de Merlín había sido diestra al realizar su disparo. Desde su eje, lugar donde ardía el reflejo aún candente de ésta, y colocada justamente en el centro de un triángulo perfecto, Benjamin, Zorro Gris y Akane quedaron conectados, siendo las visiones de cada uno de ellos un vitral para los demás. La voz de Kali se deslizó desde la mente de Akane a través del hilo que unía el triángulo, la visión ancestral del indio, y removió las entrañas de sus dos compañeros de escena. Benjamin los silenció recordándoles que el resto debía elegir aún, y dando un paso atrás, salió del influjo del eje. Rompiendo así el hechizo</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Tembo Mandaka se aproximó a la mesa pasando por el lado de Maiia, que dudaba por momentos de sus habilidades como hechicera y se negaba a acercarse a ella.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Tembo, se dirigió sin dilación a uno de los laterales de la mesa. Entendió que aquello que en el aire se sostenía era una vara para dominar el ganado que alimentaba a los suyos. La familiaridad que le producía el verla, y el bienestar que ello le provocaba, hizo que se convenciera rápidamente de cual debía ser su elección. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Sin embargo, la vara, algo más astuta que él, se había colocado a una altura considerable, por encima de todos sus compañeros y frente a sus ojos.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Tembo extendió ambos brazos y colocó las grandes palmas de sus manos bajo el bastón, esperando que él mismo se soltara de las invisibles ataduras que lo sostenían y cayera, preciso, para fundirse con él.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Tembo deseaba volver a su tierra con un influjo protector para su pueblo.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Tembo necesitaba afianzar sus sueños.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Tembo quería…</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">El bastón se soltó y cayó a las manos del Massai tal y como éste había deseado. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Se descascarilló rápidamente, dejando a la vista las runas y los símbolos hebreos que reposaban secretos en el alma del báculo.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">El cayado de Moisés, la Esperanza de todos los mortales, había regresado de su largo sueño.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Jacques, incapaz de variar su desencantada actitud se acercó a Maiia ofreciéndole el paso, ésta, apurada por sus propios pensamientos y temores aceptó la proposición de su amigo, y se dirigió hacia los objetos.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">“Soy bruja, los hechizos vienen a mí sin yo temerles. El futuro de los seres no es ningún secreto. Todo aquello que se vea reflejado en agua o en un cristal, es de mi incumbencia. Si hay un objeto ahí que pueda hablarle a mis ojos, ha de ser para mí” – pensó- Observó los orbes, eran tan explícitos y llamativos. Sin embargo, no podía ver en ellos más que dos esferas cristalinas. Nada que pudieran contener, desencadenaba emoción alguna en el corazón de Maiia. “Si he de reconocerme en algo, esa cacerola ha sufrido lo mismo que yo” ,y extendiendo su mano la cogió por un asa. La enterneció el sufrimiento que trasmitía el fondo quemado de su base, el olor a humo, las señales que el calor había dejado en ella, y, queriendo protegerla, la cubrió con sus brazos cerrando los ojos mientras de ellos caía una lágrima. Una lágrima diáfana y repleta de savia y de vida, con el calor necesario medido al milímetro. Cayó dentro de la maltrecha cacerola y esta, la recibió, trasformando su pesada y oscura máscara de cobre, en un cristal diamantino y trasparente asentado sobre unas manos de plata que eran copia exacta de las manos de Maiia.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Por fin, sonrió, el orbe de Maya, diosa hindú de los sueños y la fantasía, era ahora, tal vez lo había sido siempre, suyo.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Las miradas de los invitados se dirigieron hacia Jacques que continuaba paseando, confuso, por la sala, todos lo miraron a excepción de Victoria, que cada vez parecía más aislada del momento, sin interesarse por lo que iba ocurriendo, y dormitaba, ajena a su alrededor. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">- Ça va- exclamó Jacques, y se acercó renegando a la mesa. Despotricaba en su amada lengua materna e intercalaba exclamaciones en latín de manera inconsciente. Comenzó a hablarle al Galdrabók, que no hizo ninguna réplica hasta que Jacques le comunicó el desagrado que le producía el simple hecho de no ver el Grimorio de Fulcanelli. En ese momento las correas del Grimorio se estiraron hasta sus límites en un vano intento de abrirse. Mientras, el Lemegeton, intentaba dejar libres todas sus almas, y la mesa al completo tembló.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">-¡No!- gritó Jacques totalmente malhumorado –no es mi deseo acoger cualquier libro de hechizos, quiero aquel que ya vino a mí, que ya me enseñó que el poder no es la dominación, si no la compenetración, aquel que es más rápido que yo pero, que me necesita para compensar sus temores- y volvió a mirar a la mesa, nada, absolutamente nada de lo que allí había parecía ser suyo. Abatido y cabizbajo, dispuesto a reconocer su fracaso ante el resto, se dio la vuelta hacia ellos. Tragó saliva y alzó la cabeza en un digno intento de sincerarse, cuando por la gran puerta del salón, entró, volando, el Grimorio de Fulcanelli, que detuvo su vuelo justo delante de Jacques y, por primera vez, se colocó por debajo de su cabeza para dejarse coger sin esfuerzo.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">De repente, una bruma arremolinada surgió de la copa que Victoria mantenía asida firmemente entre sus manos, Jacques, que era el único que permanecía al fondo de la sala de frente a toda ella, pudo verlo con claridad. Sin rozar el Grimorio con un gesto de su mano lo apartó en el aire, éste, se colocó a su espalda y voló siguiendo los pasos de su compañero. Los demás, que aún mantenían la mirada en él, se percataron de que algo estaba sucediendo. La cara del Gran Mandrake, no dejaba lugar a dudas. Siguiendo su mirada, todos pudieron ver aquella bruma silenciosa y blanca que surgía del cáliz de sangre.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Se acercaron despacio al butacón donde Victoria yacía sentada de espaldas a todos ellos.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">La neblina, de forma elíptica, abarcaba el espacio donde Victoria reposaba, y giraba alrededor de ella, centrándose en la taza de ágata que sostenía entre sus manos.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">No respondió a ninguna de las preguntas, ni atendió a sus compañeros, permanecía sumida en un profundo sueño. Victoria, en aquel momento, el rostro más hermoso que ninguno de ellos jamás hubiera visto, se iba desvaneciendo entre la niebla. Desapareciendo bajo el influjo del objeto. Simplemente, estaba siendo absorbida por él.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Cuando el cuerpo de Victoria se disipó completamente y quedó la imagen diáfana de su retrato, éste, entró dentro de la espiral y comenzó a girar en ella. El reflejo de sus manos aún agarraba por las asas el Cáliz, y permaneció así hasta que fue atraída por completo, en ese momento el Santo Grial cayó al suelo.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">La magia había cobrado su precio.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">La taza, recompuso sus grietas, no las producidas por el golpe, sino aquellas que Victoria había hecho en su muerte de paz, recuperó toda la niebla que aún quedaba dispersa en el ambiente, tragando así los últimos vestigios del alma de la chica, y se alzó, henchida, delante de todos, que se apartaron rápidamente de ella.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">El Santo Grial, suspenso en el aire, y colocado en el centro del círculo que los nuevos magos formaban, proyectó evocadoras imágenes frente a ellos a la vez que repetía de modo incesante atractivas promesas. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">– No miréis, no escuchéis- Advirtió Liam que notaba como la espada de Gabriel, desde el cinto, ardía en deseo de alzarse. Levantó las manos extendiéndolas hacia los demás, y estos, imitando el gesto de Liam, crearon alrededor del Grial, un campo mágico que el Cáliz fue incapaz de soportar. Dispersó de nuevo la bruma desde su base, y tal y como había hecho con el alma de Victoria, fue disipándose.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Volvió a oírse el golpe de la taza en el suelo, pero esta vez, no había nada allí donde debía estar el objeto.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">El Santo Grial, el Cáliz de sangre, había huido de Mhanseon.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Una luz intensa proveniente de la mesa, hizo que todos desviaran la atención hacia ella, la pluma de Edgar Allan Poe se había alzado y cabrioleaba en el aire de manera imprecisa, moviéndose de un lado al otro, arriba y abajo sin cesar, de repente, se detuvo a una altura considerable de la mesa, apartada del influjo que el resto de objetos escupía. Bajo una estela de humo escribió en el aire:</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">“Es —dije musitando— un visitante</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">tocando quedo a la puerta de mi cuarto.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Eso es todo, y nada más.”(1)</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">El humo, coagulado, dejó caer la ceniza lentamente hacia el suelo, pero esta, se dirigió hacia la boca del tintero de Edgar, introduciéndose en su interior y volviéndose nuevamente tinta, la pluma, volvió a su vasija. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">La madera que servía de base al conjunto se petrificó en segundos, el dorado recipiente que albergaba la pluma cambió su estado metálico para convertirse en un nuevo depósito creado en la raíz de un tarugo de madera de olivo, y el cristal que acogía la tinta, cilíndrico y achaparrado, estilizó su garganta y oscureció su vidrio. La pluma sin embargo, mantuvo su apariencia. Todos habían enmudecido.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Desde ese instante el desigual rayo de luz, que el objeto acababa de adoptar en su nueva forma, estaba preparado para doblarse con un nuevo ser.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">-Queridos amigos,- Benjamin comenzaba apenado su coloquio- hoy, hemos sufrido la pérdida de una compañera, ha sido el primer golpe que la magia ha dado en Mhanseon, esperemos que sea el último.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Se encontraba cercano el crepúsculo del día y los recién nacidos hechiceros compartían estado de ánimo, siendo la primera vez que todos ellos parecían estar conectados astralmente. La pérdida de Victoria a manos de la magia, no podía dejar sino, una profunda huella en sus corazones. No habían sido capaces de separarse en el trascurso de la jornada. Afligidos, buscaban en la mirada de otro las respuestas de las cuales carecían por ellos mismos.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Tras la cena, Liam se dirigió a la puerta de entrada de Mhanseon y salió a los jardines camino del refugio que solía albergarlo en los momentos duros. Arrastraba la espada, e iba maldiciendo entre murmullos. Lentamente, su figura se fue desdibujando en la distancia hasta que, por fin, desapareció al pie del sendero y sólo se podía imaginar qué marcaba de nuevo el roble.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Maiia también salió de la casa, pero no se adentró en los jardines, se sentó en el último peldaño de la escalera y contemplando las estrellas y la luna reflejadas en la esfera, comenzó a llorar.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Algo similar hizo Akane al llegar a la puerta, mientras miraba la capa negra de Kali, ahora parte de ella.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Atraída por el aroma a jazmín, Ana, atravesó también la gran puerta del vestíbulo saliendo al jardín. Caminó escaleras abajo pasando al lado de sus amigas sin decir una sola palabra.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">El olor se intensificaba en el interior del laberinto de setos. Liam salió de su particular santuario, seducido también por la fragancia que, poco a poco, inundaba los jardines. Los cuatro magos perceptivos a la esencia, se acercaron al pórtico de acceso al laberinto.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Ana, fortaleciendo sus poderes previos, ya era capaz de mantener un enlace mental entre varios de sus compañeros sin apenas dificultad. Todo aquello que ella siempre había reconocido como una innata intuición, si era sumada a la varita mágica de Merlín, con esa encantadora torpeza de la cual la muchacha era poseedora, la convertía en el nexo de los magos de Mhanseon.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Todos oyeron los pensamientos de Ana.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Maiia miró entonces el orbe que sostenía delicadamente entre las palmas de sus manos. El viaje a través de las llamas le permitió desnudar todas las almas, conocer todas las entelequias. Cruzando el cristal de Maya, todos los seres del universo, en pasado, presente y futuro, dejaban la huella de sus actos, sin saber que ella, podría verlos en cualquier momento, desde cualquier lugar. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">– Es tan nítido, que no puedo asegurar que sea corpóreo- Maiia, obviamente, era, desde su mirada azul, los ojos del grupo.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">La conexión maldita que Akane mantenía con la muerte unida a su honorable silencio, hicieron de ella la persona idónea para que Kali, una diosa de orígenes hindúes, la eligiera como portadora de su capa. El potencial de Akane estaba muy por encima del conocimiento que ella misma poseía sobre él. Podía ver la muerte, olerla, y finalmente sentir cada una de ellas como propia. Ahora debía aprender a luchar contra la parca, siendo el Fénix de Aysel, con un único fin: vencerla.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Asintió con la cabeza cuando los demás la miraron.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Sólo entonces Liam aflojó la presa sobre la empuñadura de su espada. Relajó sus músculos y se sintió aliviado. Aysel Daima había sido buscada y encontrada, y la luz que él irradiaba dentro de ella era, con diferencia, la más intensa. No en vano su elemento lo había elegido para convertir a aquel escocés impertinente, en el guerrero natural de la cruzada.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Se adentraron entre las paredes del laberinto. Maiia guiaba al resto, caminaba en cabeza sin dudar en ningún momento cual era el camino para llegar al centro de éste. Akane, que durante todo el día había paseado la capa de un lado a otro entre las manos, por fin, se decidió a colocarla sobre sus hombros, aceptando su destino. Liam había dejado de creer que estaba maldito a partir del momento en que la espada canalizó el fuego que desprendía, haciendo que su rabia se disipara, quizá por ello, mantenía su mano izquierda sobre la empuñadura, relajadamente. Ana había colocado la varita en uno de los bolsillos de su tejano.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"> <span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>-¿Tú nunca has tenido un tirachinas?- le dijo a Liam cuando éste, miró su trasero descaradamente y con un claro gesto de extrañeza. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">–Bonito culo- contestó contrariado.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">La intensidad del olor del jazmín se acrecentaba conforme se acercaban a su destino, y allí, en el centro del laberinto, sentada en uno de los bancos de piedra que rodeaban la imagen en bronce de Orfeo ,una desconocida y extraña mujer, los esperaba.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">-No lo habéis hecho mal, mis queridos y pequeños destellos de Aysel - dijo levantándose, distinguida y señorial. Alzando el rostro y mirando el cielo, incluso más allá de las estrellas, añadió - Soy Ebediyet. Y he sobrevivido- </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>- Ebediyet es a quien estaba esperando Benjamin esta mañana- afirmó Ana mientras miraba la luna que aquella noche alumbraba los jardines, cuando de repente, señalándola, preguntó: -¿Qué es eso?- todos miraron hacia ella, incluida la recién llegada a la que Ana había hecho salir bruscamente de su éxtasis, y que al ver la oscura mancha que planeaba sobre sus cabezas, pasmada, exclamó: -¡Li Po!-</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">(1) Extracto del poema “El cuervo” de Edgard Allan Poe.</span></div>
<br />
<b><i>Aspid</i></b><br />
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<br />Marion&Arthurhttp://www.blogger.com/profile/04314983130523184030noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2844588430526051114.post-26710084868305850532012-04-08T19:32:00.000+01:002012-05-07T10:59:41.847+01:00Recuerdos y futuro por Laura Frost<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEivFIjBe2jz2n9TAJVMnZkVKTUWXgNryzmdjmzI-LSAqXS-DFDdZbQHxN5L4z2NTDS9IkYdvK4wRhq_XkKpMlcBxqmDYGTB0zbSiMDPbLeB8nOQKU4XAaJ9fz38d6o4CM-N9e_fQomiBMU/s1600/20080518201020-recuerdos-futuro.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEivFIjBe2jz2n9TAJVMnZkVKTUWXgNryzmdjmzI-LSAqXS-DFDdZbQHxN5L4z2NTDS9IkYdvK4wRhq_XkKpMlcBxqmDYGTB0zbSiMDPbLeB8nOQKU4XAaJ9fz38d6o4CM-N9e_fQomiBMU/s320/20080518201020-recuerdos-futuro.jpg" width="320" /></a></div>
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Le vi nada más atravesar las puertas de la librería. Estaba al fondo, de espaldas y parecía entretenerse con la lectura de la contraportada de un vinilo. Soy incapaz de descifrar como fue posible que, entre todas las personas y niños que aquella tarde se encontraban en Mushroom Pillow, mi foco de atención se dirigiera hacia él de un modo tan instintivo. Quizá fuera por el elegante abrigo negro de solapas anchas que portaba, tan parecido al que le acompañaba en aquellos años de instituto, o por el dorado de los mechones de pelo, pero lo cierto es que comprendí que la brújula averiada en la que se había convertido mi corazón había descifrado un norte magnético, poderoso y primario, en cuanto detectó la atracción de Rodrigo de la Vega Raatgerink. No le había vuelto a ver desde entonces, cuando su universo perfecto de niño mimado y rico se desvaneció como un hechizo barato al descubrirse la trama de corrupción en la que estaba envuelta su familia. Lo único que supe con los años es que su madre —una holandesa que dejó su trabajo como interprete en la ONU para casarse con un diplomático español—, había fallecido de un cáncer. Rodrigo desapareció de la faz de la tierra y pasados los meses, que parecen años cuando sólo tienes dieciocho años, todos parecieron olvidarse de él. A mi me costó un poco más, y siempre tuve la sensación que nunca me abandonó por completo. Los años de insultos y vejaciones a las que me sometió habían dejado sobre mi piel una marca de agua fangosa que, de vez en cuando, rezumaba un hedor insoportable.</div>
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<br /></div>
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A pesar de los años, comprobé que algunas cosas no habían cambiado en Rodrigo, sobre todo cuando —aún estupefacta en la entrada incapaz de quitarme la bufanda y los guantes—, ví como una mujer madura de frondosa cabellera pelirroja no le quitaba la mirada de encima mientras hablaba con Rafa. Siempre fue así, el vástago de Los de la Vega hacia girar las cabezas de cualquier mujer que se encontrara a su paso. La mujer pelirroja realizó un encargo muy particular a mi amigo el librero, una edición japonesa de la última trilogía de Haruki Murakami, y ese hecho captó poderosamente la atención, pero no lo suficiente como para hacer que cerrara las mandíbulas y dejara de observar cada uno de los movimientos de Rodrigo. Ya que Rafa se encontraba medio hipnotizado por el encargo y porque la mujer pelirroja había mencionado las palabras mágicas que hacía que mi amigo sustituyera toda su capacidad neuronal por la de una ameba —“Akane Fuchida”—, decidí afrontar la situación y caminar hacia él mientras me hacía cientos de preguntas.</div>
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<br /></div>
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¿Qué hacía allí? ¿Por qué le encontraba después de tantos años? ¿De verdad que las casualidades pueden llegar a estos extremos? Y lo más importante, ¿por qué no estaba enfadada? Debería estar muy enfadada, alterada, o como mínimo cabreada. No en vano, Rodrigo de la Vega nunca cejó en su intento de humillarme por ser la única alumna becada de todo aquel carísimo y reputadísimo colegio privado. ¿Acaso sentía lástima de él? Quizás con los años llegué a comprender que él también podría haber sido una víctima de su fortuna y su apellido. Pero víctima o no, Rodrigo se ganó a pulso un rincón entre los condenados aquella funesta noche en la que permitió que uno de sus amigos me encerrara en la habitación y casi me violara. De no haber sido porque alguien hizo saltar las alarmas antiincendios mi destino habría sido mucho más cruel, y digo mucho más, porque la pestilencia a borracho y el recuerdo de aquellas manos desgarrando mi ropa aún permanecen encerradas bajo llave en algún lugar de mis huecos profundos.</div>
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<br /></div>
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Intuí que la mujer pelirroja había abandonado la tienda porque sentí la campanilla y una nueva oleada de aire helado del exterior, pero no me giré, por el contrario concentré todas mis energías en no perder la compostura mientras me acercaba a Rodrigo y, cuidadosamente, toqué sobre su hombro un par de veces con los dedos.</div>
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<br /></div>
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—Vaya, García, eres tú —murmuró mientras recorría todo mi cuerpo de arriba abajo en un sondeo del que casi podría haber extraído petróleo.</div>
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<br /></div>
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—¿Qué haces tú aquí? —pregunté extrañada.</div>
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<br /></div>
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—Compro música —dirigió la mirada hacia los discos que portaba mientras los alzaba ligeramente para que yo pudiera verlos, y así dejar claro que no podría estar haciendo otra cosa en ese lugar.</div>
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<br /></div>
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— Pues menuda casualidad — contesté mientras cruzaba los brazos sobre el pecho y mis ojos entrecerrados le devolvían una mirada de absoluta desconfianza —. Desapareciste hace años, nunca te gustaron los vinilos a los cuales tildabas de “objetos absurdos del pasado” y ahora apareces aquí. Justo en este pueblo escondido, donde las agujas de los relojes avanzan con otro sentido del tiempo… No te parece muy extraño.</div>
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<br /></div>
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Antes de concluir con mi pequeño alegato yo ya sabía que no estaba siendo muy inteligente embistiendo contra él de ese modo, al menos si lo que esperaba era sostener una mínima conversación civilizada. Pero lo cierto es que yo no me sabía relacionar con Rodrigo de otro modo, siempre a la defensiva, siempre protegiéndome.</div>
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<br /></div>
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—Sea extraño o no, lo cual es algo que no voy a discutir contigo, esta tienda está cerca de mi casa —respondió al ataque con la frialdad que le caracterizaba y me dejó atrás mientras se encaminaba hacia el mostrador. Rafa, a pesar de que disimulaba ordenando pedidos en el ordenador, no había perdido puntada de esa conversación.</div>
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<br /></div>
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—¿Qué?¿Tienes una casa aquí?</div>
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<br /></div>
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—Sí —fue lo único que hallé por respuesta.</div>
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<br /></div>
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—Vaya, Rodrigo, eres una caja de sorpresas.</div>
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<br /></div>
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—Bueno, García, hay muchas cosas de mí que no sabes —concluyó—. Si me disculpas voy a pagar, ya me iba.</div>
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<br /></div>
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—Un momento, De la Vega. ¿De verdad esperas que me crea que vives aquí? ¿Así sin más? — yo no estaba dispuesta a permitir que me dejara allí sin respuestas. Todo ese encuentro me resultaba de lo más extraño, aunque a estas alturas yo ya debía haber comprendido que todo ocurre en este lugar por una razón.</div>
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<br /></div>
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—Puedes creer lo que quieras —murmuró mientras entregaba a Rafa el dinero y recogía la bolsa con los vinilos. No me miró.</div>
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<br /></div>
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—Tan cínico como siempre, eso sí que es muy propio de ti, lo de la casa… es que me cuesta creérmelo —le aguijoneé presa de la desesperación, Rodrigo se me estaba escurriendo como el agua entre las manos y no era eso lo que yo esperaba ahora de ese fortuito encuentro.</div>
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<br /></div>
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Rafa observaba la conversación entre nosotros como si de un partido de tenis se tratara. Pero la expresión del rostro de Rodrigo, hasta el momento distante y ceñuda, mutó para dar paso al hombre seductor y seguro de si mismo en que se había convertido y que hizo temblar los pocos pilares de seguridad que me sostenían en pie. A través de sus ojos se extendió un brillo de sensualidad y concupiscencia que inconscientemente me excitó.</div>
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<br /></div>
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—Muy bien, y por qué no vienes y lo compruebas con tus propios ojos, ya que te extraña tanto — y de un solo paso acortó la distancia que nos separaba.</div>
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<br /></div>
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<br /></div>
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Retrocedí algo abrumada por la situación y Rafa, en un intento de interponer algo de cordura entre nosotros carraspeo ligeramente. Sin embargo, Rodrigo no se inmutó y parecía no temblarse el pulso, aunque yo sentía que los latidos de mi corazón acelerado podrían tirar abajo la mitad de las estanterías de libros y romper unas cuantas tazas. Comprendí que su vaso de la paciencia no solo se había colmado, sino que había rebosado y a mí no me quedaba más remedio que asumir las consecuencias, de lo contrario hubiera sido mejor dejarle marchar.</div>
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<br /></div>
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—¡¿Qué?! —exclamé para ganar algo de tiempo.</div>
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<br /></div>
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— Estamos lentas, ¿eh, García?</div>
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<br /></div>
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— Frost, ahora me llamó Frost — repliqué con una energía renovada que no sabía muy bien de donde había salido —. Me casé con un yankee y si me estás pidiendo que vaya a tu casa contigo es que tú alucinas, De la Vega.</div>
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<br /></div>
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Por primera vez desde que le había encontrado en aquella librería sentí que el pánico se apoderaba de todo mi ser. Estar a solas con Rodrigo después de tantos años y con tantos malos recuerdos decorando las paredes de nuestra maltrecha relación no me resultaba una situación cómoda. El espectro de sentimientos que me invadían en aquel momento era de lo más ecléctico y caótico, si cabe. Sentía temor, curiosidad, deseo, angustia, sorpresa, alegría, pero, sobre todos ellos, el que se imponía era una enorme indecisión. ¿Qué hacer? Después de mucho tiempo volví a sentir que la tierra se abría bajo mis pies.</div>
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<br /></div>
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—Tú misma, pequeña Frost — y por la sonrisa ladeada que se le instaló en el rostro supe que él sabía más de mí de lo que a mi me resultaba deseable.</div>
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<br /></div>
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<br /></div>
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Se giró, haciendo un leve movimiento de cabeza para despedirse de Rafa el cual se mordía el labio inferior en un esfuerzo descomunal por descifrar el galimatías de reproches y miradas en el que se había convertido aquel encuentro, y se dirigió hacia la puerta.</div>
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<br /></div>
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—Mocca —musité antes de que la cabellera rubia de Rodrigo se alejara a través de la puerta de cristal.</div>
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<br /></div>
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—¿Qué?</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Desde la calle penetró una oleada de aire frío que contribuyó a calmar ligeramente el ambiente de tensión creado entre los dos. Rafa permanecía expectante con el codo apoyado sobre el mostrador y su mano descasando sobre la oreja derecha. En el fondo, su intento por transmitir indiferencia no estaba resultando y yo, que había llegado a conectar con el alma de mi amigo como lo hacen los gemelos, sabía que estaba preso de una profunda preocupación. Sin embargo, en cuestión de segundos, yo había tomado una decisión. Una decisión que me conducía directamente al terreno de la mayor de las incertidumbres y la duda. Pero esa fue mi visión. Comprendí que la mejor estrategia a adoptar cuando no hay salida es entrar hasta el fondo. Y así lo hice.</div>
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<br /></div>
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—Digo que primero pasaremos por la cafetería de la esquina a coger un café Mocca, doble con mucha nata y canela, es mi preferido. Después podrás enseñarme tu casa.</div>
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<br /></div>
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—Está bien, también me gusta el Mocca —aceptó con un tono de neutralidad artificial y fingido mientras sostenía la puerta para que yo saliera.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Fuera hacía frío, unos niños casi nos atropellan con sus bicicletas y la única certeza que yo tenía era que Rodrigo de la Vega, el hombre que caminaba a mi lado, no era mi amigo.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
(continuará)</div>
<br />
<b><i>Laura Frost</i></b>Marion&Arthurhttp://www.blogger.com/profile/04314983130523184030noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-2844588430526051114.post-70753632914110106042012-04-07T12:18:00.000+01:002012-04-07T12:18:01.598+01:00Hilos en la niebla III por Carmen Fabre<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhl89axzE8FRLONhZAmUwWn2jPHqClY7JieuauiLtEhzcGap_oooD6K08dtXWwwXMbgToIuq2GpX7UyhVHMHJiSqf3M3m7zV7m5ZmfDD28xAzGFKp5h3kmZW43VC8a9KHVeT9JheZuP-Hw/s1600/8714109-llave-de-oro-antigua-con-tarjeta-en-blanco-aislados-en-negro.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhl89axzE8FRLONhZAmUwWn2jPHqClY7JieuauiLtEhzcGap_oooD6K08dtXWwwXMbgToIuq2GpX7UyhVHMHJiSqf3M3m7zV7m5ZmfDD28xAzGFKp5h3kmZW43VC8a9KHVeT9JheZuP-Hw/s320/8714109-llave-de-oro-antigua-con-tarjeta-en-blanco-aislados-en-negro.jpg" width="320" /></a></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
-¡¡Será si yo lo permito!!</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Después de decir esas palabras Louise se marchó del salón sin permitir, si quiera, una contestación por parte de Benjamin o mía. Su modo de actuar se iba convirtiendo en una costumbre que no lograba asimilar ni entender.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
-Ya hablaré yo con ella-dijo Benjamin- déjelo de mi cuenta, Carmen.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
-¿Pero qué le he hecho yo ¿ ¿Por qué me odia de esa manera? A otros de mis compañeros, sé que les trata de modo diferente, les he oído contar sus encuentros con ella… no lo acabo de comprender. Más que preguntas a Benjamin eran reflexiones que yo me hacía, sin esperar contestación.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
-Ya le he dicho que no se preocupe, es todo más complejo de lo que parece, Carmen.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Benjamin, movió su silla de ruedas hacia una escribanía que había al fondo del salón. Tenía en su mano una llave dorada, pequeña y con unas filigranas extrañas, diferentes y muy peculiares. Abrió uno de los cajoncitos y extrajo un sobre amarillento, pero no viejo. Si los objetos inanimados pudiera tener edad vital, yo diría que era joven a pesar de no parecerlo .En la solapa tenía un sello de lacre rojo, era un círculo con una M en el centro.</div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<a name='more'></a><br />
<br />
<div style="text-align: justify;">
-Toma éste sobre y, cuando hayas descansado un poco, vas al pueblo, ahora estás agotada. Busca una librería, Mushroom Pillow, su dueño se llama Rafael, le entregas el sobre de parte de Akane.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
-¿De Akane? ¿Por qué de Akane?- dije yo.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
-Así lo abrirá.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Desconcertada cogí el sobre, no hice más preguntas y subí a mi cuarto. Me eché sobre la cama mientras notaba la mirada de Morrigan; en su boca me pareció que se dibujaba una sonrisa cómplice.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Debí quedarme dormida casi al instante y me sumergí en un sueño extraño. Me encontraba rodeada de libros, libros viejos, libros nuevos, caros, baratos, en mesas, en sillas, desordenados, alineados , organizados por colores o por tamaños... y en el centro de todos ellos un personaje alto, con ojos de ratón , un guardapolvo gris y un libro grande , tanto como él, en el que iba anotando los nombres de los autores de los libros , a continuación y con un ritmo pautado éstos se introducían dentro de sus textos…y comenzaban a leer poemas, diálogos, descripciones…el tumulto era tal que me desperté sobresaltada, sentándome en la cama como si hubieran activado en mí un resorte.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
No sabía bien qué hora era, pero por la luz que entraba debía ser media tarde. Bajé al comedor, al descender por las escaleras escuché unas voces, estaba a punto de subir otra vez hacia mi cuarto cuando una de esas voces dijo:</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
-Hola, ¿quién eres?</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Miré y vi a una chica joven de unos treinta y pocos años, morena, pelo corto con un flequillo desigual y una sonrisa encantadora.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
-Buenas tardes, me llamo Carmen.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
-Yo soy Laura. ¿Quieres chocolate, Carmen? He descubierto una caja de bombones belgas riquísimos. Ven siéntate conmigo, estoy aburrida, no sé qué hacer, mi novela se ha atascado en …”y entonces, envuelto en la bruma…”</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
-Gracias, pero tengo que ir al pueblo, debo hacer algo allí.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
-¿Al pueblo? Te acompaño, espera que me quito los tacones y bajo con algo más apropiado.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Sin darme tiempo a decir nada más, Laura subió como una centella escaleras arriba. A los pocos minutos estábamos saliendo de Mhanseon.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
En el camino hacia el pueblo Laura y yo comentamos cómo y por qué habíamos llegado a Mahnseon. No hablé mucho de mi verdadero motivo, ni del objetivo que me había propuesto conseguir, todavía no era capaz de confiar en los demás, lo vivido en los últimos años hacía que siguiese actuando con cierta prevención, todavía no estaba recuperada.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
-¿Qué vas a hacer en el pueblo?-dijo Laura.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
-Voy a la librería. Tengo un encargo.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
-¿Un libro?</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
-No exactamente…</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
-Bueno si no quieres contármelo, vale, no pasa nada.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Miré a Laura detenidamente y, al cabo de unos minutos, me decidí a relatarle todo lo que me había ocurrido en los días que llevaba en Mhanseon.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
-¡Caray! No he tenido relación con Louise, pero ha tenido que ser bastante desagradable, aunque conociendo su historia puede entenderse. De cualquier forma no comprendo su comportamiento contigo, sin ir más lejos, con Luna no ha actuado así.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
-Ya-dije con un tono de tristeza-ya lo sé.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
-Bueno, no importa, ya me considero amiga tuya y te voy a ayudar en lo que pueda.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Sonreí, hacía mucho tiempo que nadie se ofrecía desinteresadamente a ayudarme… noté la sensación de que el peso que llevaba en el alma iba aligerándose, era agradable.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Después, Laura comenzó a contarme algo de su historia, de su vida. También existían claroscuros, también había dolor que ella intentaba sublimar adoptando, por propia convicción, una actitud risueña y alegre, sincera pero que le costaba; era un trabajo impuesto por ella misma como terapia. De alguna manera necesitaba Mhanseon, tanto como yo; no eran unas simple vacaciones, también, para ella, era algo más.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Llegamos al pueblo y preguntamos por la librería. La gente nos miraba con cierta desconfianza y cuchicheaba a nuestro paso. Un niño nos dijo donde estaba, en una calle algo alejada de la principal.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Las letras que dibujaban su nombre MUSHROOM PILLOW eran de madera, labradas, cinceladas cada una con dibujos llenos de fantasía y de magia: brujas, gnomos, ondinas, hongos animados, hadas...</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Al entrar una campanilla repiqueteó. El ambiente era acogedor, rezumaba tranquilidad y sosiego. Las paredes estaban llenas de estantes con libros colocados en aparente desorden pero que, seguro, tendría un sentido, el que fuera. Al fondo y en huecos de los laterales pequeños veladores y butacas forradas de terciopelo verde musgo y rojo vino invitaban a sentarse y leer… un aroma a café impregnaba todo.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Un hombre joven con una sonrisa dulce se dirigió hacia nosotras. Tenía aspecto agradable; en su cuerpo y no sé por qué, se adivinaba una agilidad y elasticidad naturales. Los ojos asomaban curiosos por encima de unas gafas de pasta negra. Se cubría la cabeza con una gorra negra calada que le daba un toque peculiar y muy personal. Su fusión con el local era perfecta.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
-¿Qué desean señoritas? Aunque solo con gozar de su presencia, es suficiente- dijo cordialmente.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Laura se sonrió y yo le miré con cierto reparo.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
-¡Uy, qué amable!-dijo Laura colocándose el flequillo con un gesto de lo más elegante.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
-Es mi amiga Carmen la que tiene un encargo para ti, yo, mientras, me voy a dar una vuelta.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Se giró y comenzó a curiosear en unos estantes en los que se alineaban libros de Poesía y Magia que estaban asombrosamente ¿o no? Ubicados en la misma sección.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
-Usted dirá, Carmen.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
-Vengo de Mhanseon...</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Sin dejarme acabar dijo:</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
-¿De la casa? ¿Sabe si ha llegado Weird Lady?</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
-No tengo ni idea, además no sé quién es. Vengo a darle un sobre.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
-¿Un sobre? ¿A mí? ¿De quién?</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
-Es de parte de Akane.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
-¿De Akane? –dijo Rafael entre sorprendido y emocionado-Traiga, démelo, por favor.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Casi me lo quitó de las manos .En ese momento vi venir a Laura por el pasillo central de la librería con una chica de rasgos orientales que dijo:</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
-¿De mi parte? Eso es imposible…</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b><i>Carmen Fabre</i></b></div>Marion&Arthurhttp://www.blogger.com/profile/04314983130523184030noreply@blogger.com0