Akane se despierta con los
primeros rayos del sol. A pesar de la serenidad que reina en la casa, Akane
necesita bañarse en la armonía de la naturaleza. Ella es su guía en la búsqueda
de la tranquilidad, de la paz, del silencio que necesita para estar atenta.
Sale
de su habitación y, cuando llega al final del pasillo, ve la puerta de la
habitación de Louise entreabierta. “Qué extraño, con lo celosa que es Louise
de su intimidad. ¿Estará bien?” Llama suavemente. -¿Louise, estás ahí? -nadie
responde. La habitación está impecable. Mira a su alrededor y apenas encuentra
objetos personales, como si fuera la estancia de una persona acostumbrada a
viajar sin equipaje, consciente de que todo lo que necesita está en su
interior. Se acerca al escritorio que hay frente a la ventana que da a su
querido invernadero. Junto a un portarretratos, del que supone será una
fotografía de su marido e hija, hay unos pequeños frascos de cristal con unos
rollos de papel en su interior. A su lado, junto a un recipiente vacío, un
folio con un pequeño poema, apenas dos versos escritos con una elegante letra,
un nombre y una fecha.
“Escucho ese latido, eterno,
que se antepone al silencio.”
Samai, Camboya, 1976
Akane coge el
portarretratos y mira la fotografía. Es una escena divertida en la que un
hombre moreno, de rostro anguloso y unos dulces ojos almendrados, eleva por el
aire a una niña de unos siete u ocho años con una cara risueña y pecas que le
dan un aire travieso. Unos pasos airados atraviesan la habitación asustando a
Akane. -¡Deja eso ahora mismo! –grita Louise mientras intenta quitarle el
portarretratos. En el forcejeo, la imagen se cae al suelo rompiéndose el
cristal protector en mil pedazos.
-¡Mira lo que has hecho!
-Pero yo...Louise, lo
siento, no era mi intención.
-¿Ni siquiera entre estas
paredes puedo encontrar un poco de paz? ¿Quién te ha dado permiso para
registrar mis cosas?
-Yo... vi la puerta abierta
y entré a ver si estabas bien.
-Ya, como si a alguien le
importara lo que pudiera ocurrirme. ¡Vete, aléjate de mí!
Akane sale corriendo sin
poder evitar que las lágrimas aneguen sus ojos, mientras Louise, con furia,
recoge los cristales de suelo y, al tirarlos a la papelera, se corta la mano.
Lousie asombrada de conservar aún la capacidad de sentir dolor, mira como las
gotas de sangre ruedan por su palma. “Llevo tanto tiempo escondida entre
plantas, que me he olvidado de que soy
humana.” Su marido, desde la fotografía, parece asentir. “Quizás haya
sido demasiado dura con Akane. Ella siempre ha sido amable conmigo y, cada vez
que ha intentado acercarse a mí, solo ha recibido desplantes.” Tras lavarse
y curar la herida decide ir en su búsqueda. Mira en su habitación, en el salón,
en la sala de música, en el comedor... y, al no encontrarla, se dirige hacia el
bosque.
Hace frío. Nubes de
tormenta se ciernen sobre el horizonte. Louise se sube el cuello del abrigo
para resguardarse del inmisericorde viento de enero. –Akaneeeeeee. Las primeras
gotas comienzan a caer cuando llega al borde del lago y la encuentra sentada en
una roca.
-Vamos, regresemos a casa.
-Déjame tranquila...
-Ya tendremos tiempo de
discutir después. ¿No ves que se avecina una tormenta? Deja de comportarte como
una chiquilla.
Akane se levanta ofuscada
y, sin mediar palabra, comienza a caminar. Louise va tras ella. Las gotas de
lluvia se multiplican y ambas corren hasta guarecerse en el invernadero.
-Akane, yo...lo siento.
-¿Sentir? ¡Tú no sabes lo
que es sentir...! ¿Crees que eres la única que ha sufrido? Te escondes entre
tus plantas, en tus poemas...Tu vida está vacía, solo albergas odio.
Louise, con el rostro
lívido, se sienta en un banco que hay a su lado.
-Qué fácil es juzgar sin
conocimiento de causa, Akane, confundes odio con rabia. Si, siento rabia porque
no comprendo que el ser humano, siendo capaz de realizar verdaderos prodigios,
se haya convertido en un ser autodestructivo que devasta y mutila los sueños de
la buena gente. He aceptado que no tengo influencia en el devenir de muchos
acontecimientos, soy consciente de ello, demasiadas personas han muerto en mis
brazos como para no saberlo...pero admitirlo no me exime de la responsabilidad
de cambiarlo. Dices que mi vida está vacía, qué equivocada estás...Soy heredera
de un plan que Yerik, mi marido, y yo
comenzamos hace años y me legó tras su
muerte. Recoger en mis poemas la esencia de aquellos que no pudimos ayudar y
salvar en vida. Recordarlos, preservar su memoria, recatarlos del olvido que
supone formar parte de una fría estadística...Sentir y saber que ninguna muerte
carece de sentido.
Lousie se levanta y, sin
añadir ni una sola palabra más, se dirige hacia la casa. Una vez en su
habitación, tras secarse y cambiarse de ropa, se sienta en el escritorio. Coge
un folio de papel y escribe:
“La calle amanece gris,
vacía, distinta…”
Constantin, Rumania, 1985
Alguien llama a la puerta.
Louise la abre y se encuentra con Akane que le muestra, sin decir nada, unos
frascos de cristal. Louise sonríe. Es la primera vez que Akane la ve sonreír.
Atxia
“Escucho ese latido, eterno,
ResponderEliminarque se antepone al silencio.”
Samai, Camboya, 1976
“La calle amanece gris,
vacía, distinta…”
Constantin, Rumania, 1985.
Me gusta la poesía, me encanta la poesía breve.
Preciosos los 4 versos con fecha. Muy bueno también Esencia. Akane es otro de mis personajes favoritos. Pero al margen, el relato inmpecable.
Ni le quito ni le pongo.
Magnífico.
Y tengo una duda.
Seré un espíritu errante sobre Mhanseon. ¿Es que nadie más opina?
Me refiero a los que estamos fuera de la Mansión.
Gracias, Old Tree, por tus palabras hacia mi texto y por el esfuerzo que estás haciendo...No sé si serás un espíritu errante sobre Mhanseon, pero te aseguro que te has convertido en la esencia de este blog.
ResponderEliminarTe prometo que cuando disponga de más tiempo, tengo unos días complicados por delante, vendré a errar por todas estas estancias a tu lado.
Un abrazo
A mi es que esta historia me encanta. Al igual que en otras ocasiones funciona como el modelo de "muñecas rusas" que yo le llamo, una historia dentro de otra. Lo que ocurre es que en esta ocasión, son muchas historias, unas dentro de otras. Qué bien llevado a través de esos pequeños poemas o simplemente frases. Un plan precioso, muy conmovedor y además muy bien escrito. El final, simplemente maravilloso. Qué dulcura. ¡¡Felicidades, Atxia!!
ResponderEliminarLaura Frost
Es un texto tan bueno, tan original, tan lleno de cosas. La realidad más impresionante que la ficción, siendo la ficción la que recrea la realidad...
ResponderEliminarToda historia es una historia interminable decía Michael Ende, y qué razón tiene, ¿verdad, Laura? Ocurre en la realidad y, por supuesto, en esta realidad que vivimos en Mhanseon.
ResponderEliminarUn beso y gracias.
La pena, Emilio, es que la ficción solo pueda recrear la realidad y no cambiarla, ¿verdad?
ResponderEliminarUn beso y gracias.