Estoy dentro y desde dentro
destruiré
la obra de Keridil Torn.
Borraré
de este mundo todo rastro de Mhanseon y de la estirpe maldita que lo creó.
Restableceré el equilibrio entre mi mundo y este y vengaré todo el dolor que Morrigan
nos produjo con su engaño su abandono y su traición. Mi mundo se muere y yo soy
su última esperanza.
"En
toda muerte debe haber arte", dice el lema de mi casa. Soy un asesino. No
soy cruel, cobro deudas y saldo cuentas con la cantidad de sufrimiento
adecuada. He tardado días en matar a alguna de mis presas, con otras han
bastado unas horas y otras han muerto tras un suspiro, sin aviso ni
dolor. Soy heredero de un arte milenario.
Morrigan
llegó a nuestro mundo hace más de doscientos años, era una niña cuando apareció
en el centro de la Villa y fue tal la sorpresa que produjo su presencia que el Consejo se reunió excepcionalmente
para analizar el fenómeno.
Sabíamos
que venía del mundo de Losotros pero nunca antes uno de ellos había sobrevivido
en el nuestro sin ayuda. Sólo nosotros conocíamos las puertas que los
comunicaban y sólo nosotros podíamos abrirlas, pasar al otro lado y traer,
eventualmente, a un nativo. Las puertas se mantenían cerradas.
Excepcionalmente, se abrían cuando el Consejo
necesitaba más sueños, cuando era necesario buscar algún proscrito que,
huyendo de los de los cazadores, pasaba al otro lado o cuando uno de los
nuestros renunciaba a su vida aquí.
Usábamos
los sueños de Losotros para nacer, crecer y alargar nuestras vidas. Manteníamos
un equilibrio perfecto. No abusábamos del robo de sueños. Las visitas al otro
lado eran escasas y muy vigiladas.
Morrigan
vino a romperlo y a poner en peligro la existencia de todo mi pueblo, de todo
mi mundo. Ya de niña podía moverse entre ambos e incluso era capaz de
abrir puertas a otros que nunca imaginamos que existieran. Era dulce y
encantadora o tozuda y caprichosa cuando se obstinaba o no se hacía su
voluntad.
El Consejo no fue capaz de tomar la
decisión adecuada. Les hechizó una niña capaz de generar sueños sin límite.
Sueños que nunca habíamos probado. Una niña con el don de abrir puertas. Quizá
la ambición nubló el entendimiento
de nuestros Ancianos, la
ambición o el deseo de asegurarse una fuente interminable de energía onírica y
de fantasías que asegurasen la vida de nuestro pueblo. Y, en lugar de
devolverla a su origen, la acogieron y entregaron su custodia a mi familia para
que creciera aprendiendo nuestras costumbres, nuestros ritos y nuestra forma de
vida.
Vivió con
nosotros y se educó con mis hermanos menores. Con el tiempo, conocimos parte de
su historia. Contó que su padre la obligaba a usar su don para convertir la
mansión que estaba construyendo en un acumulador de sueños y fantasías. La
forzaba a crear puertas y a extraer toda la energía posible de los mundos a los que se abrían, energía
que luego quedaba atrapada en los muros, en los techos, en los suelos… en cada parte de Mhanseon. Un día de invierno, Morrigan cansada
y agotada, escapó por una de sus puertas puerta aprovechando un descuido de sus
vigilantes.
Durante
veinte años Morrigan creció con nosotros, se convirtió en una mujer. Fueron las
dos décadas más felices de mi pueblo. La Villa creció, nuevos habitantes
llegaban a diario, los juegos ocupaban casi todas las horas del día. Tejíamos
los sueños que ella nos entregaba y cada lienzo que salía de los telares del
Consejo era más bello que el anterior. Guardábamos el trabajo para épocas de
escasez aunque estábamos seguros de que esa abundancia nunca acabaría.
Hasta el
día en que Morrigan desapareció. Y con su ausencia llegó el mal a La Villa. Empezamos
a debilitarnos a enloquecer y a disolvernos en la Nada. Se acababan los
sueños y no podíamos conseguir más porque en su huida había sellado todas las
puertas.
Reuniendo
la voluntad de lo que quedaba de mi pueblo conseguimos abrir una pequeña grieta
en el muro que separaba ambos mundos y por ese hueco pasé a este lado para
recuperar la esperanza de los míos y cobrar las deudas con Mhanseon y su dueño.
Estoy consumiendo las últimas energías de los míos.
Los seis
arquetipos de Mhanseon bloquean los caminos por los que los sueños y fantasías
pasan a mi mundo y por eso debo matarlos uno a uno. Sin odio. Hay que limpiar
la broza antes de derribar el árbol. Ya no son personas y tampoco son
fantasmas. Pero pueden morir.
No
verteré su sangre ya que no son culpables de servir a los designios del amo de
Mhanseon. Cada uno morirá con armas de este lado. No puedo usar las del mío, lo
prohíben las reglas de mi casa. Cuando un asesino es mandado fuera de La Villa
debe vivir y matar como uno del exterior. Aquí mataré como uno de Losotros.
Usaré sus debilidades como palanca para derribarlos.
¡Los
conozco tan bien! He seguido sus vidas reales y su vida en la prisión de Mhanseon
intentando evitar su muerte. No he encontrado salida a este dilema. Casi son mi
familia.
Tengo que
usar medios de este lado pero puedo infundir en mi arma un mensaje que se
revelará instantes antes de la
muerte. Cada uno sabrá el motivo. No hay justicia si no hay
castigo y no hay castigo sin revelación. La presa debe morir sabiendo, claramente,
por qué muere.
Verteré
la sangre de Keridil, me ungiré con ella, la beberé. Puedo
hacerlo porque es uno de los nuestros. Exiliado en este mundo por orden del
Consejo. Desterrado en este lado, a roto los pactos que le permitieron seguir
con vida.
Y para él
tengo el mejor castigo. Llevo guardada la muerte de cada uno de los habitantes
de mi mundo. Vivirá cada muerte antes de la suya.
Akane es
la primera y el invernadero es el lugar elegido.
Cuando
Akane muera, la alegría volverá a correr por los caminos de los sueños. Ella
representa ese sentimiento y lo bloquea. Alegría especiada de congoja. Sus
sueños de mares en calma, de paseos por playas interminables, volverán a mi
mundo. Los recuerdos que mezclan ternura y rencor por su madre volarán de
nuevo.
Akane
fuma. Y su pipa es el arma elegida. He añadido a su mezcla de tabaco preferida
una mezcla de opio, ruda, dedalera y nicotina. Morirá con rapidez y sin dolor.
Aspirará el humo de su pipa y nunca lo exhalará.
Kudzu
Es uno de los relatos más inquietantes del mes..espero con muchas ganas la continuación..¿qué planteamiento más original..¡¡¡¡
ResponderEliminarEsta historia me ha resultado de las más originales del invernadero. Creo que Kudzu se ha salido de lo establecido con esta historia. Y bueno, solo desde el principio ya genera una gran expectación.
ResponderEliminar¡Felicidades!
Laura Frost
Confieso que el relato de kuzdu es mi favorito, qué imaginación, qué planteamiento más interesante. Espero ansiosa la continuación.
ResponderEliminarKudzu... das miedo..."No hay justicia si no hay castigo y no hay castigo sin revelación. La presa debe morir sabiendo, claramente, por qué muere." Menuda inquina bien escrita tiene tu personaje, será un placer seguir tus próximos asesinatos (igual se arrepiente, qué lástima)Felicidades, no es fácil escribir para provocar sensaciones limítrofes, el pavor es su frontera.
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